Capítulo 362
Agustín, con sus ojos oscuros y profundos, habló con un tono bajo y serio,
-Dafne, no entiendes a los hombres. La mirada de Lucas hacía ti está llena de amor, sin ningún intento de ocultario. ¿Aún no te das cuenta de lo que siente por ti?
Dafne soltó una risa repentina.
La forma en que miró a Agustín estaba llena de un “¿qué está diciendo?“.
Con un tono sarcástico, Dafne respondió:
-Claro, no entiendo a los hombres. Por eso creí a mi ex cuando me dijo que mientras yo no mencionara la palabra ruptura, él nunca me dejaría. Pero cuando rompimos, se burló de mí diciendo que solo una niña se creería eso.
Agustín se quedó pasmado.
¿No estaban hablando de Lucas?
¿Cómo es que de repente el tema se volvió sobre él?
Esas fueron las palabras que Agustín le dijo a Dafne cuando terminaron.
Él sabía cuánto la había herido.
Su propio corazón no estaba en mejor estado.
Decir esas palabras hirientes le había dolido como un puñal.
La mirada de Agustín se llenó de tristeza y una profunda sensación de impotencia reemplazó cualquier sentimiento de celos.
Con los ojos bajos y una expresión de dolor, dijo con voz baja:
-Dafne, había razones para lo que dije en ese momento. No eran mis verdaderos sentimientos. Dafne soltó una risa fría:
-¿Cuáles? ¿Eso de que mientras no mencionara la ruptura, nunca me dejarías? No necesitas repetirlo. Ya lo sé.
-No es eso -Agustín, emocionado, dio un paso adelante, colocando sus manos sobre los hombros de Dafne-. Sabes que no es eso. Dafne, en mi corazón solo estás tú. Mis sentimientos por ti nunca han cambiado.
-Basta -los ojos de Dafne eran frios-. Ya no importa lo que digas. Tengo cosas que hacer, con permiso.
Dicho esto, Dafne se dio la vuelta y abrió la puerta del carro.
-Dafne, escúchame……
Agustin intentó detener la puerta con su mano.
Dafne to empujó con fuerza y cerró la puerta de un golpe.
Después de que el auto de Dafne se alejó, Lucas se acercó.
Con una expresión de burla, chasqueó dos veces y dijo:
-St. Junco, ¿ves? No me equivoqué. Una persona que ha sido herida una vez no dará una segunda oportunidad para que la vuelvan a lastimar.
La mirada fria de Agustín lo atravesó:
-Buscaré mi propia oportunidad. ¿No escuchaste? Dafne no tiene ese tipo de sentimientos por ti. Te aconsejo que lo dejes por la paz.
Lucas sonrió con sus labios curvados, sin mostrar enojo:
-Ahora no, pero, quién sabe en el futuro….
Al día siguiente, Dafne recibió las dos joyas que Agustín había comprado en la subasta.
Unos pendientes de zafiro y una pulsera de jade.
Los había entregado Gustavo, el asistente de Agustín.
Gustavo, con reverencia, dijo:
-Srta. Rosales, el señor presidente voló a Aquilinia temprano esta mañana. Antes de irse, me pidió varias veces que le entregara estas joyas personalmente.
¿Agustín fue a Aquilinia?
¿lba a resolver asuntos de Tristán?
Dafne echó un vistazo a las joyas, respondiendo con tono indiferente:
-Devuélvelas, no las quiero.
-Esto… -Gustavo mostró una expresión de dificultad-. Srta. Rosales, por favor acéptelas. El señor presidente dijo que si las devuelven, no tengo que seguir trabajando aquí, y que debo presentar mi renuncia en recursos humanos.
Dafne se quedó sin palabras. Agustín sabía cómo manipular emocionalmente.
Con una expresión de súplica, Gustavo añadió:
-Srta. Rosales, por favor acéptelas. Tengo una familia que mantener, realmente no puedo perder este trabajo.
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