Capítulo 364
-Dafi, se terminó la voz de Agustín era baja y algo ronca-. Tristán está muerto, todo ha acabado.
El corazón de Dafne comenzó a latir más rápido de repente.
-¿Tú… estás bien? -preguntó con preocupación.
Hubo un momento de silencio.
La siguiente respuesta de Agustín llegó por el teléfono:
-Estoy bien.
Dafne suspiró aliviada. Su corazón, que había estado en un puño, finalmente regresó a su lugar. Temía que Agustín saliera herido al enfrentarse a Tristán en Aquilinia.
-Bueno, voy a colgar, es hora de comer -dijo Dafne.
-Dafi, espérame -la voz de Agustín sonó suave.
Dafne no respondió y colgó el teléfono. Sentía su mente hecha un lío. El asunto de Tristán estaba resuelto, pero ¿y Paula? Además, Baltasar también tenía sus diferencias con la familia Junco. No podía ignorar el daño que había sufrido en el pasado y simplemente comenzar de
nuevo.
-Dafi, ven a comer -Clara la llamó, sacándola de sus pensamientos.
-Voy–respondió Dafne, dejando de lado sus preocupaciones mientras se dirigía al comedor.
Desde que supo que Macarena estaba embarazada, Gabriela no podía contener su alegría. Bruno aún no le había contado a Gabriela sobre los problemas en el Grupo García; quería intentar salvar la situación antes de que ella lo supiera. Así que Gabriela, ajena a todo, seguía viviendo con la apariencia de una dama acomodada, siempre radiante y bien arreglada.
Esa tarde, Gabriela fue con la niñera a comprar alimentos nutritivos para embarazadas y luego envió a la niñera a un supermercado de membresía a comprar las mejores verduras orgánicas y una gallina vieja, con la intención de preparar un caldo nutritivo para Macarena.
Al llegar al apartamento de Macarena, Gabriela la tomó de la mano con una sonrisa, haciéndole preguntas y mostrándose muy atenta. Macarena, sin embargo, estaba de mal humor y respondía de manera evasiva. Gabriela asumió que eran las hormonas del embarazo y no se lo tomó a mal.
Gabriela le pidió a la niñera:
-Belén, ve a preparar el caldo de gallina para la señora.
La niñera respondió:
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Capitulo 364
-Sí, señora.
Ese ‘señora era algo que Macarena había soñado escuchar. Pero ahora, solo le causaba angustia. No entendía mucho de negocios, pero había oído que el Grupo García estaba en deuda y al borde de la bancarrota. Si se casaba con la familia García ahora, cargaría con una deuda enorme, arruinando su vida.
-¿Qué te pasa, Maca? ¿Te sientes mal? -Gabriela notó que algo no andaba bien y le preguntó preocupada.
Macarena, sin expresión, respondió con un simple “sí“.
-El embarazo es así, a veces te sientes baja de ánimo y agitada, incluso puedes deprimirte -Gabriela le dijo, sosteniendo la mano de Macarena con la actitud de una suegra comprensiva-. Cuando estaba embarazada de Bruno, también me sentía así. A veces, todo me molestaba. ¿Por qué no te mudas a nuestra casa? Así tendrás a alguien que te cuide y yo estaré más tranquila.
-No, Sra. Gabriela -Macarena retiró su mano discretamente-. Estoy acostumbrada a vivir aqui, temo no adaptarme si me mudo.
Gabriela no sospechó nada, asintió y dijo:
-Está bien, donde te sientas cómoda es lo mejor. Puedo pedirle a Belén que venga a cuidarte todos los días, o si prefieres, puede quedarse aquí. Tener a alguien que te cuide me dejaría más tranquila. Bruno está ocupado con la empresa y no puede estar siempre contigo.
Al escuchar esto, Macarena pensó un momento antes de preguntar:
-Sra. Gabriela, ¿cómo está la empresa últimamente?
-¿Eh? ¿A qué te refieres? -Gabriela estaba un poco confundida por la pregunta repentina de
Macarena.
Macarena respondió con otra pregunta:
-Es que Bruno no ha estado en casa estos días y cuando voy a la empresa, muchas veces no lo encuentro. ¿Está pasando algo con la empresa?
Gabriela, siendo una ama de casa que no se preocupaba por los asuntos del mundo exterior, pasaba sus días entre compras, belleza, y juegos de cartas o cafés vespertinos, sin estar al tanto de la situación de la empresa.
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