Capítulo 365
Al escuchar la pregunta de Macarena, Gabriela no sospechó nada, Pensó que solo estaba preocupada por Bruno, así que sonrió mientras respondía:
-Todo bien, Bruno y su papá no me han dicho nada, probablemente están ocupados. Hablaré con Bruno, no puede descuidar a su esposa e hijos, le diré que saque tiempo para estar contigo.
Al ver que Gabriela no sabía nada, Macarena dejó de indagar.
-Señora, no es necesario que la niñera se mude por ahora, no es conveniente aquí.
Gabriela mostró cierta duda en su rostro.
-Me preocupa que te pase algo estando sola, una embarazada necesita que la cuiden.
¿Algo podría pasarle? Macarena rodó los ojos en su mente.
Ya había decidido abortar, y si Gabriela mandaba a alguien a vigilarla todo el tiempo, ¿cómo podría hacerlo?
La familia García estaba al borde de la quiebra, y ella no podía permitirse tener este bebé. Ahora, con pocos meses de embarazo, aún estaba a tiempo de interrumpirlo.
Si lo daba a luz, no solo no se casaría con Bruno, sino que además cargaría con las deudas de la familia García. Además, criar a un niño sola era un reto que no estaba dispuesta a asumir.
Mientras Macarena planeaba su aborto, mantenía su compostura exterior.
Sonrió y mintió:
-Mi mamá se enteró de mi embarazo y ya compró su boleto. Con ella cuidándome, no tiene
que preocuparse.
-¿Tu madre vendrá a Silvania? ¡Qué bueno! -Gabriela sonrió-. ¿Cuándo llega? Podemos organizarle una cena de bienvenida.
El Grupo García había trasladado su sede a Silvania cuando Ernesto hizo una inversión.
En ese tiempo, Bruno había comprado una villa en Silvania para reconquistar a Dafne, y ahora
toda la familia García vivía allí.
Durante el tiempo que Macarena imitó a Dafne para acercarse a Bruno, logró que él le
comprara un apartamento de lujo, donde ahora vivía.
Aunque su madre no había comprado el boleto, incluso si lo hubiera hecho, no podía permitir un encuentro entre Gabriela y su familia.
La familia García era un desastre, y ella estaba evitando cualquier contacto.
Con una sonrisa dulce y un tono suave, dijo:
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-Señora, no se preocupe, ya lo veremos.
Al escucharla, Gabriela frunció el ceño.
-¿Qué pasa, Maca? ¿Te sientes ignorada por Bruno y por eso no quieres que las familias se conozcan tan pronto?
Macarena estaba buscando una excusa adecuada.
La sugerencia de Gabriela le vino como anillo al dedo.
Con una expresión de tristeza, bajó la mirada y dijo:
-Sí, señora. Bruno parece cada vez más distante, y este bebé nunca fue parte de sus planes.
Lo que comenzó como un acto de tristeza se convirtió en un sentimiento genuino.
Después de todo, ella amaba a Bruno, y en algún momento había anhelado la llegada de este bebé.
Recordó el día en que fue a mostrarle a Bruno los resultados del embarazo, y él, sin titubear, le pidió que abortara. Esa memoria aún la lastimaba.
Aunque sus palabras reflejaban sus verdaderos sentimientos, ya no era una adolescente enamorada.
Amaba a Bruno, pero el amor no pagaba las cuentas.
Casarse con él significaría arruinar su vida.
Gabriela, al escucharla, le dio unas palmaditas en el hombro para consolarla:
-Yo hablaré con él. Esta noche le diré a Bruno que venga a pasar tiempo contigo.
¿Qué sentido tenía ahora?
Macarena pensó para sí misma.
-No se preocupe, señora. Bruno está ocupado, no quiero ser una carga. Cuando termine con sus asuntos, seguro vendrá a verme.
Gabriela, al escucharla, la miró con admiración.
-Maca es tan comprensiva, no es de extrañar que sea la nuera que siempre quise.
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