Capítulo 367
Eva entendia perfectamente lo que decía Olivia. Era una persona reservada y no solía sonreír. Al escuchar el cumplido de Olivia, respondió sin cambiar su expresión:
-No me interesan las mujeres, y menos los hombres.
-¿Eres asexual? -preguntó Olivia sin pensar.
Dafne sonrió incómoda, sus labios temblaron un poco.
-De verdad que te atreves a decir cualquier cosa, ¿no te da miedo que te golpee?
Olivia hizo un puchero y respondió con desdén:
-Pero si ella misma lo dijo.
-No lo haré -dijo Eva, imperturbable-. Solo golpeo a quienes representan una amenaza para el jefe.
Inés, con un tono pensativo, añadió:
-Aunque, siendo sinceros, ¡Eva es más atractiva que muchos chicos!
Dafne asintió con una sonrisa:
-Estoy de acuerdo.
Eva seguía con la misma expresión en su rostro.
Olivia suspiró:
-Desde que llegué a nuestro bufete, mi estándar de belleza ha subido. Dafne es tan guapa, Lucas y el Sr. Junco son espectaculares, ¡y ahora tenemos a Eva, una guardaespaldas tan atractiva! No es de extrañar que no pueda encontrar novio.
Inés rio y dijo:
-No te preocupes, Olivia, aún somos jóvenes, no hay prisa.
-Tú lo dices porque no estás preocupada -replicó Olivia, lanzándole una mirada-. ¿Últimamente tienes algo con Marcelo Alcázar? Lo veo seguido esperándote abajo para llevarte a casa.
Inés se sonrojó, bajando la mirada con timidez.
-¿Inés, estás saliendo con Marcelo? -preguntó Dafne sorprendida-. ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me contaste?
Inés, aún con la cabeza baja, respondió tímidamente:
-No, no es eso… es solo que él me está cortejando últimamente, pero aún no le he dado una respuesta.
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Dafne sonrió con picardía:
-Por cómo te pones, parece que también te gusta. ¿No es cuestión de tiempo que le digas que sí?
Inés asintió con un leve “mm” mientras su rostro se encendía en un rubor.
-Por cierto, ¿cómo está Yolanda últimamente? -preguntó Dafne-. He estado tan ocupada que no he podido ir a verla.
Inés respondió:
-Yolanda está mucho mejor. Salió del hospital hace unos días y ya está asistiendo a la escuela normalmente.
-Eso es bueno -respondió Dafne aliviada-. ¿Se ha terminado ya el dinero que les di? Hay muchos gastos escolares, ¿podrá Marcelo con todo él solo?
Después de la operación exitosa de Yolanda Alcázar, Dafne le había dado a los hermanos una tarjeta con cincuenta mil pesos. Les había dicho que planeaba apoyar a Yolanda hasta que terminara la universidad, y si Marcelo quería, también podría ayudarlo a él con sus estudios.
Al principio, los hermanos se negaron a aceptar.
Marcelo había sacudido la cabeza diciendo:
-Srta. Rosales, ya nos ha ayudado mucho. Mi hermana le debe la vida a usted, ¿cómo podríamos aceptar más de su dinero?
Yolanda también había dicho:
-Es cierto, Dafne, no puedo seguir aceptando tu dinero.
-Marcelo -Dafne había dicho con seriedad, mirando al chico-. Tu hermana necesitará dinero para chequeos y tratamientos, y los gastos escolares y de manutención son considerables. Si tengo la capacidad de ayudar, lo haré. Además, trabajar sin descanso terminará por afectar tu salud, ¿qué hará tu hermana si te enfermas? ¿Dejar la escuela para trabajar y pagarte el tratamiento? Eso sería contraproducente.
Finalmente, Marcelo había aceptado la tarjeta y le había dicho con sinceridad a Dafne:
-Srta. Rosales, estoy en deuda con usted. Le devolveré este dinero algún día.
Yolanda también había dicho con determinación:
-Dafne, estudiaré mucho y entraré a una buena universidad. Encontraré un buen trabajo para devolverte el dinero.
-Está bien -dijo Dafne con una sonrisa-. Esfuércense y vivan bien.
-¡Sí, sí! -respondieron los hermanos al unísono.
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20:43
Las chicas continuaron caminando por la acera, charlando y riendo. La brisa de la tarde jugaba con sus cabellos mientras sus risas resonaban en el aire.
El atardecer era perfecta, con la calle llena de gente y el sonido del bullicio envolviéndolas. La luz dorada del sol se derramaba suavemente sobre ellas, alargando sus sombras en el suelo.
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