Capítulo 372
-Por favor, lleve a él a que le atiendan la herida -dijo Elsa a la enfermera.
Agustín se quedó parado, con la mirada perdida en las palabras “En cirugía” que brillaban en la puerta del quirófano.
Elsa se secó las lágrimas y le dio un empujón a Agustín.
-Ve a que te vendan, ¿quieres que Dafi te vea así cuando despierte?
Esas palabras parecieron llegarle a Agustín. Asintió levemente y, moviendo los pies con pesadez, siguió a la enfermera.
Iris observó la espalda de Agustín mientras se alejaba y soltó un largo suspiro. Eran como una pareja destinada al sufrimiento.
Después de que Agustín se fuera, Elsa agarró a Carlos Junco con firmeza y lo arrastró hacia afuera.
-¡Ven conmigo!
Con una actitud decidida, Elsa lo llevó hacia la salida del hospital. Sus labios estaban apretados y sus ojos parecían lanzar chispas de ira. En el camino, varios médicos y enfermeras les dirigieron miradas curiosas.
-¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame! -protestó Carlos al llegar al exterior, zafándose de su agarre.
-¡Paf! -El sonido resonó en el aire cuando Elsa le dio una bofetada a Carlos.
-¡¿Qué te pasa?! -gritó Carlos enfadado.
Elsa estaba furiosa.
-¿Qué me pasa? Si no hubieras estado jugando con otras mujeres, dejando que esa mujer tuviera un hijo tuyo, ¡nada de esto estaría pasando! ¿Sabías que Tristán casi mata a Agustín hoy?
Carlos frunció el ceño.
-No sabía que Tristán terminaría así. ¿De qué sirve culparme ahora?
Elsa le señaló con el dedo, llena de indignación.
-¡Eres el culpable de todo! Por tu culpa estamos en esta situación, ¿cómo puedes actuar como si nada?
Carlos, con los ojos llenos de rabia, replicó:
-Silvia Farías me engañó, diciéndome que había abortado. Se fue al extranjero a tener al niño sin que yo lo supiera. Me enteré después de que Tristán había nacido. ¿Esperabas que matara a mi propio hijo?
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Elsa lloraba de rabia.
-¿Así que vas a quedarte de brazos cruzados mientras tu hijo ilegítimo intenta matar a Agustín? ¿No es Agustín tu hijo también? ¡La situación es culpa tuya!
Carlos dejó escapar una risa amarga.
-¿Culpa mía? ¿Cuando les pedí que aceptaran a Tristán en la familia Junco, todos ustedes se negaron! Tú amenazaste con quitarte la vida, y papá incluso amenazó con desheredarme. Si Tristán hubiera crecido con nosotros, no se habría involucrado en el mundo criminal ni habría buscado venganza contra Agustín.
Elsa se rio con amargura.
-¡Así que ahora es nuestra culpa, ¿verdad? Realmente me equivoqué al casarme contigo. ¡Carlos, quiero el divorcio!
-¿Estás loca? -Carlos, con el rostro sombrío, replicó. Tristán ya fue arrestado y Agustín está bien. ¿Por qué hablas de divorcio ahora?
-Porque en el fondo eres una persona fría e insensible.
Elsa, menos alterada, bajó la voz.
-Eres el responsable, pero te lavas las manos. Por tu error, Agustín casi pierde la vida, y casi destruyes a la familia Rosales. ¿Y aún te atreves a culparme por lo que hice? ¿Culpar a mis padres por no aceptar a Tristán? ¿Tienes conciencia, Carlos?
Carlos permaneció en silencio, con un semblante sombrío.
Elsa lo miró con frialdad.
-Carlos, la persona a la que Tristán debería vengarse es a ti.
Con esas palabras, Elsa se dio la vuelta y se alejó.
-Yo… -Carlos intentó decir algo, pero de repente escupió sangre, y todo se volvió negro mientras caía al suelo.
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