Capítulo 374
Paula tenía una sospecha latente en su corazón, pero simplemente no podía aceptarlo.
Mientras negaba con la cabeza, murmuraba para sí misma, sin saber si intentaba convencer a
Elsa o a sí misma.
¿Cómo podría aceptar que su nieta, a quien había criado con tanto esmero, había envenenado a su propio hijo?
Elsa, resignada, sacudió la cabeza y lanzó una mirada fría a Paula antes de irse sin decir más.
Luego, Elsa llamó a la cárcel para programar una visita. Si sus sospechas eran correctas, Fátima enfrentaría un cargo adicional: intento de asesinato.
Era necesario que se encontrara cara a cara con esa ingrata y traicionera hija adoptiva…
Después de una larga espera, finalmente se abrió la puerta de la sala de emergencias.
Agustín, Lucas y Baltasar se adelantaron casi al mismo tiempo.
-Doctor, ¿cómo está Dafi? -preguntó Agustín.
-Doctor, ¿cuál es su estado? -interrogó Lucas.
-Doctor, ¿cómo está mi hija? -inquirió Baltasar.
Los demás también mostraban rostros llenos de preocupación y ansiedad, y hasta contenían la respiración, expectantes de buenas noticias, pero temerosos de recibir malas.
El cirujano se quitó la mascarilla y, con una expresión cansada, sonrió levemente.
-La paciente ha salido de peligro. Ahora será trasladada a la unidad de cuidados intensivos y podrá recibir visitas en tres días.
Todos soltaron un suspiro de alivio al unísono.
Los ojos vacíos de Agustín finalmente mostraron un destello de luz, y la presión en su pecho se alivió un poco.
Agustín cerró los ojos por un momento antes de abrirlos y, con gran solemnidad, dijo:
-Gracias, doctor.
Los demás, emocionados hasta las lágrimas, agradecieron repetidamente al doctor.
En especial Baltasar, un hombre de casi cincuenta años, lloraba con los ojos enrojecidos y la
voz entrecortada.
-Gracias, doctor, gracias, gracias…
El doctor asintió y se retiró.
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Capitulo 374
Dafne fue empujada en una camilla por varias enfermeras. Agustín observó a Dafne, pálida e inconsciente, y sintió que su corazón se rompía en mil pedazos.
Era un dolor desgarrador que lo atravesaba con cada latido.
Todos querían acercarse a ver a Dafne.
Las enfermeras, empujando la camilla, pidieron:
-Por favor, háganse a un lado, la paciente necesita ser trasladada a la UCI y aún no puede
recibir visitas.
La multitud se apartó para dejar paso, y las enfermeras llevaron a Dafne a la UCI.
La opresiva y tensa atmósfera finalmente comenzó a disiparse.
Varias de las jóvenes tenían los ojos llorosos de tanto llorar.
Inés, entre sollozos, dijo:
-Yo sabía que el cielo no sería injusto. La Srta. Rosales es tan buena que tenía que estar bien…
Penélope Zúñiga, con los ojos enrojecidos, se sonó la nariz.
-Qué bueno que está bien, qué bueno que está bien.
Iris exhaló profundamente, secándose las lágrimas.
-Menos mal que Dafi está bien. Si le hubiera pasado algo… no puedo ni imaginarlo…
Inés, con la nariz roja de tanto llorar, agregó:
-Si algo le hubiera pasado a la Srta. Rosales, me habría sentido culpable toda la vida. Se hirió por salvarme.
Olivia, con su pie vendado, sentada en un banco del pasillo, también tenía los ojos rojos.
-Qué alivio, qué alivio, la Srta. Rosales está bien.
Eva no lloró, pero dejó escapar un suspiro, aliviando el ceño fruncido que había mantenido todo el tiempo.
Bruno miró a Agustín y bufo.
-Agustín, Dafi casi pierde la vida estando contigo. No la sigas perjudicando.
Agustín no respondió.
Las horas que Dafi pasó en la sala de emergencias fueron las más dolorosas, opresivas y culpables de su vida.
No podía refutar las palabras de Bruno.
Porque él mismo pensaba lo mismo.
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Capitulo 374
Si no hubiera sido por él, ¿cómo habría terminado Dafi en la mira de Tristán?
La culpa lo consumía.
El corazón de Agustín parecía ser apretado y desgarrado por una mano gigante, un dolor tan intenso que casi lo paralizaba.
Baltasar levantó la mirada y fijó sus ojos en Agustín, diciendo fríamente:
-Agustín, él tiene razón. De ahora en adelante, mantente lejos de Dafi. No la lastimes más.
Agustín contuvo el aliento, su corazón se contrajo dolorosamente.
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