Capítulo 389
A mediados de mayo, Miguel regresó del tour por Europa para despedirse de su esposa e hijo.
El funeral de Carlos y Paula se celebró el diecisiete de mayo.
El día del funeral, el cielo estaba cubierto de nubes grisáceas y el ambiente era opresivo.
A quince kilómetros al norte de la antigua residencia de la familia Junco, se encontraba un cementerio privado.
Aquí estaban enterrados generaciones de antepasados de la familia Junco.
Filas de lápidas se alzaban en silencio, como guardianes del tiempo, testigos de innumerables finales de vida.
Ahora, dos nuevas lápidas se añadían al lugar, con los nombres, fechas de nacimiento y fallecimiento de los difuntos grabados en ellas.
Los asistentes, vestidos de negro y con semblantes solemnemente tristes, caminaban lentamente hacia este lugar de paz.
Las dos tumbas, dispuestas una sobre otra, representaban diferentes generaciones.
Rodeando las lápidas había ramos de flores y coronas.
El sacerdote inició la ceremonia con una voz baja y solemne, guiando a los presentes en oraciones y recuerdos.
Los presentes inclinaron la cabeza en un minuto de silencio.
En ese momento, el tiempo parecía volverse lento y pesado.
Finalmente, llegó el momento de la despedida.
Los dolientes se acercaban uno por uno a dejar crisantemos blancos.
A pesar de los desacuerdos con la familia Junco, Baltasar y Clara asistieron al funeral.
La pareja de Baltasar dejó los crisantemos y dirigió unas palabras de condolencia a los tres miembros de la familia Junco que esperaban a un lado.
Después del funeral…
Una joven vestida de negro y con una flor blanca en la cabeza se acercó.
-Sr. Junco, Sra. Junco.
Miguel asintió, respondiendo con un gesto.
Elsa respondió: -Luna.
La mujer saludó a Miguel y Elsa, luego dirigió su mirada hacia un hombre de rostro serio al lado, su mirada cambió sutilmente, suavizándose. -Agustín.
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Capitulo 389
Agustín, con una expresión fría y distante, respondió cortésmente: -Gracias por regresar especialmente para el funeral de mi padre y abuela.
Luna Seballos miró a Agustín con una pizca de compasión casi imperceptible. -Mis condolencias.
El hombre asintió con un “Mm” y apartó la mirada.
Era una señal de que no quería continuar la conversación.
Al ver esto, la mujer bajó la mirada, sus pestañas temblaron ligeramente, apretó los labios y se marchó sin decir más.
Los asistentes al funeral comenzaron a retirarse.
Agustín no vio el rostro que esperaba, una sombra de decepción cruzó por sus ojos.
El abrazo bajo la lluvia esa noche parecía un sueño.
Un sueño demasiado perfecto para ser real.
Habían pasado muchos días, y aún sentía el calor de Dafne en sus brazos…
La herida de Dafne aún no había sanado, y el médico le recomendó no moverse demasiado.
Quería asistir al funeral, pero Baltasar no se lo permitió.
Así que tuvo que quedarse en el hospital.
Durante ese tiempo, Dafne le envió un mensaje de texto a Penélope.
Iris no asistió al funeral; el día que Carlos saltó, quedó profundamente impactada. Cada noche la despertaban pesadillas y gritos. Últimamente, Iris no salía de casa y recibía tratamiento psicológico.
Cada pocos días, Dafne llamaba para preguntar por Iris, pero siempre era Jaime quien contestaba, diciendo que el estado psicológico de Iris aún no mejoraba.
Después del funeral, Penélope devolvió la llamada.
-Hola, Dafi, el funeral ya terminó -dijo Penélope en voz baja mientras se dirigía hacia el auto, informándole a Dafne sobre lo sucedido.
Sabiendo que ella quería escuchar sobre Agustín, Penélope susurró: -No he notado nada extraño en Agustín, no te preocupes demasiado.
Dafne suspiró aliviada. -Eso es bueno.
Penélope conversó un poco más con Dafne, pero al levantar la vista, vio una cara familiar.
Penélope se detuvo en seco, su voz se cortó, y la mitad de la frase quedó atrapada en su
garganta.
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17:04
En su sorpresa, Luna ya había llegado frente a ella y la saludó: -Penélope, cuánto tiempo sin
verte.
-Penélope, ¿qué pasa? -preguntó Dafne con curiosidad al otro lado del teléfono.
Penélope dijo: -Tengo algo aquí, debo colgar, te llamaré más tarde.
-Está bien.
Colgando el teléfono, Penélope se encontró con la mirada de Luna y respondió: -Cuánto tiempo sin verte.
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