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Capítulo 394
Dafne, con la intención de herir a Macarena, hizo un comentario que sabía que le afectaría profundamente.
Como era de esperar, al escuchar eso, el rostro de Macarena se tornó aún más sombrío.
-¿Y a ti qué te importa? -espetó Macarena con desdén.
-A fin de cuentas, somos conocidas, ¿no? Hasta pensaba que cuando te casaras con Bruno, les daría un buen regalo de bodas. Pero parece que ya no será necesario, qué lástima -dijo Dafne con una sonrisa maliciosa.
-Dafne, ¿lo haces a propósito, verdad? -gritó Macarena furiosa.
-Sí–respondió Dafne con una sonrisa que no admitía reproches-. Déjame adivinar, ¿viniste al hospital a hacerte un aborto?
-¡Tú…! -Macarena abrió los ojos de par en par, queriendo decir algo, pero se detuvo de repente.
¿Cómo lo supo?
Por poco lo dice.
No quería darle a Dafne el gusto de burlarse de ella.
-¿Qué estás diciendo? -corrigió Macarena-. Vine a hacerme un chequeo de embarazo.
-Oh, ya veo -dijo Dafne, sin revelar que veía más de lo que decía.
La expresión de Dafne era ambigua; su mirada se detuvo brevemente en el vientre de Macarena antes de darse la vuelta y marcharse sonriendo.
Macarena observó cómo Dafne se alejaba, apretando los puños, con una mezcla de impotencia y rabia en sus ojos.
Esa tarde, Dafne estaba sentada al lado de la ventana leyendo un libro cuando una enfermera llamó a la puerta.
-Srta. Rosales, hay una señora afuera que desea verla -dijo la enfermera con un tono respetuoso, sabiendo que Dafne era la hija del gran jefe.
-¿Cómo se llama? -preguntó Dafne, algo intrigada.
La primera persona que vino a su mente fue Elsa Junco.
-Dijo que se llama Gabriela -respondió la enfermera.
Dafne solo conocía a una mujer llamada Gabriela: Gabriela García, la madre de Bruno.
Si Gabriela la estaba buscando, seguramente era por asuntos relacionados con el Grupo
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García.
Dafne no tenía interés en verla.
-Dile que estoy recuperándome y no puedo recibir visitas.
-De acuerdo.
¿Cómo es que Gabriela sabía que ella estaba en este hospital?
Solo su familia y algunos amigos cercanos conocían su cambio de hospital.
Horas más tarde, Inés llegó a visitar a Dafne.
Nada más entrar, Inés, con un aire misterioso, dijo:
-Dafne, acabo de ver a una mujer muy sospechosa en el vestíbulo del hospital. Estaba observándome y me siguió disimuladamente.
Al escuchar esto, Dafne pensó inmediatamente en Gabriela.
¿Todavía no se había ido?
-¿Era una mujer de unos cuarenta años, vestida con joyas y maquillada? -preguntó Dafne, sabiendo que Gabriela siempre salía arreglada.
Pero Inés sacudió la cabeza:
-Parecía de cuarenta o cincuenta años, pero vestía de forma sencilla y no llevaba maquillaje.
¿No era Gabriela entonces?
¿Quién podría ser?
-Llévame a ver -dijo Dafne.
La descripción de Inés hacía que la mujer pareciera realmente sospechosa, y Dafne quería saber qué pretendía.
-Eva, ven con nosotras -dijo Dafne a Eva, que estaba a su lado.
-Claro, jefa.
Las tres bajaron las escaleras.
-Dafne, fue allí donde vi a la mujer sospechosa… -dijo Inés en voz baja mientras las guiaba detrás de una gran columna y señalaba en dirección a la mujer.
Dafne siguió la dirección que Inés señalaba y, al ver a la mujer, se quedó sorprendida.
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Esa mujer era justamente Gabriela.
Sin embargo, hoy se veía muy diferente.