Capítulo 395
Cada vez que Dafne la había visto antes, Gabriela siempre vestía trajes de alta costura o vestidos de seda fina, adornados con joyas a juego, su cabello impecablemente arreglado. Todo su ser irradiaba el aura de una mujer rica.
Hoy, como Inés había mencionado, su apariencia era muy sencilla.
Sin maquillaje, su rostro lucía cansado, con la piel amarillenta y ojeras marcadas. Vestía un conjunto casual de manga larga en un gris claro y de corte simple, similar a cualquier mujer de cuarenta años de una familia común. No quedaba rastro del porte de la señora de la familia
García.
Parece que la familia García realmente está en problemas.
Incluso Gabriela, quien siempre se preocupaba por su imagen y vestimenta, ahora se veía desaliñada.
Dafne esbozó una sonrisa.
Era realmente satisfactorio.
Se acercó lentamente a Gabriela.
Cuando Gabriela la vio, se apresuró a dar pasos largos hacia Dafne, visiblemente emocionada, intentando agarrar su brazo, pero Eva la apartó de un empujón.
Gabriela miró a Dafne, ya no quedaba nada de aquella altivez de antaño. Ahora, con una expresión humilde, suplicó:
-Dafne, por favor, salva al Grupo García, ayúdanos, la familia Rosales no es la más rica de Silvania? Si decides invertir y ayudarnos, haré lo que me pidas.
Dafne se río con ironía:
-¿Harás lo que te pida?
-Sí, sí–asintió Gabriela rápidamente-. Mientras pueda hacerlo, aceptaré lo que sea. Te lo ruego, ayúdanos, estamos realmente en bancarrota. Mi esposo está en el hospital por exceso de trabajo, y Bruno se la pasa bebiendo. Nuestra familia está destrozada, ya no podemos más.
Dafne la miró con un gesto entre divertido y escéptico:
-¿Y qué puedes hacer por mí?
Gabriela se quedó perpleja.
¿Qué podría hacer por Dafne?
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Ni siquiera ella lo sabía. En su desesperación, había dicho cualquier cosa sin pensar realmente en ello.
-Yo… ¿podrias ayudarnos por Bruno?-propuso Gabriela-. Estuviste con él tres años, alguna vez se quisieron. ¿Puedes verlo caer en la depresión y el abandono por la bancarrota?
Mencionar a Bruno solo hizo que Dafne soltara una carcajada.
-Sra. García -dijo Dafne observando el rostro abatido de Gabriela.
El rostro de Gabriela se tornó incómodo.
Ese titulo ahora le sonaba como una burla.
Y, de hecho, Dafne lo usaba con intención de sarcasmo.
Con una sonrisa fría en sus labios, Dafne preguntó:
-Sra. García, ¿olvidaste lo que me dijiste la primera vez que nos vimos?
El rostro de Gabriela palideció.
Claro que lo recordaba.
Cuando Macarena regresó al país, Gabriela quería que ella se casara con Bruno. Pero al enterarse que Bruno tenía una novia de tres años, una chica común sin familia ni antecedentes, que no era adecuada para su familia, no podía permitir que alguien así se casara en la familia García.
Por eso fue a ver a Dafne y la humilló severamente.
En ese entonces, le dijo: “¿Tú, una chica como tú, quieres casarte en la familia García?”
Gabriela pensaba que Dafne estaba con Bruno solo por su dinero.
Ella creía que Dafne era solo una cazafortunas soñando con entrar en una familia rica, sin importar cómo se comportara.
Gabriela siempre hablaba con un aire de superioridad frente a Dafne.
-No necesitas fingir delante de mí, sé exactamente lo que piensas. Sé que Bruno es atractivo para las chicas, y no es fácil encontrar a alguien como él. ¿No ha gastado mucho en ti?
-¿Qué finges? Conozco a chicas como tú, dicen que no les importa, pero si no les importara, ¿por qué estarían con Bruno?
-Hoy vine a decirte que en la familia García no entra cualquier persona. Casarte con Bruno, imposible.
-Macarena es la nuera que siempre quise; su familia y la nuestra han sido amigos por generaciones. Ella fue el primer amor de Bruno. Te aconsejo que te des por vencida, que te vayas y dejes ese lugar al lado de Bruno libre.
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Cosas como esas decía para humillar a Dafne, para que reconociera su lugar y no aspirara a lo que no debía.
GAY
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