Capítulo 40
–Bruno, mira esta guía que encontré en internet para viajar a la Patagonia. Podemos hacer un recorrido en coche, llevando dos conductores. La región es vasta y es mucho más conveniente manejar. Cuando lleguemos a Ushuaia, podríamos también ir a…
En ese momento, Bruno de repente sintió que Macarena era muy ruidosa. Ya tenía dolor de cabeza, y ella seguía hablando sin parar cerca de su oído, realmente le molestaba.
Si ella fuera Dafne, seguramente estaría preocupada por él, le cocinaría una sopa y se la daría de comer, cucharada a cucharada.
-Basta la interrumpió Bruno con impaciencia-. Hablemos de esto mañana, hoy estoy un poco cansado.
Macarena guardó su celular, bajó la cabeza y su expresión se tornó triste.
—Bruno, ¿me estás diciendo que te molesto? -le dijo con un tono de voz lleno de
resentimiento.
Bruno suspiró, al final no tuvo corazón para ser duro con ella.
-No, solo que ahora me duele un poco la cabeza. No hay prisa con lo del viaje, lo discutiremos cuando me sienta mejor.
-Está bien -Macarena se acurrucó en el pecho de Bruno, rodeando su cintura con ternura.
En Silvania.
En una sala de juegos de un club de ocio, varios jóvenes estaban jugando a las cartas.
Eduardo Zúñiga, con un ojo agudo, notó el nuevo reloj de Agustín en su muñeca, mientras fumaba un cigarrillo y sonreía con un aire despreocupado-. Vaya, ¿cambiaste de reloj?
Agustín jugó una carta, con una sonrisa de oreja a oreja-. ¿Qué te parece? Me queda bien, ¿verdad? Me lo regaló Dafi.
-Vaya, vaya, te lo regaló Dafi, ¡qué envidia! Tener una prometida hace la diferencia -bromeó Jaime Quiroga riendo.
Eduardo lo miró con curiosidad-. Oye, ¿cómo es que terminaste comprometido con ella? ¿Fue decisión de tus padres? No debería ser así.
Aunque él y Dafne pertenecían al mismo círculo social, incluso en el mismo círculo, había diferencias de estatus.
Agustín era del más alto estatus en el grupo, y la familia Junco era la más poderosa. Agustín, como el legítimo heredero de la familia Junco, no debería tener como primera opción de matrimonio a alguien de la familia Rosales.
Capítulo 40
Agustín sonrió con suavidad-. No es un matrimonio arreglado.
-¿Ah? -Jaime se sorprendió. ¿Entonces qué es?
-Hace tres años, fui yo quien se acercó a Baltasar le dijo Agustín-. Esperé pacientemente a que Dafi se graduara, y tan pronto como lo hizo, fui a buscar a Baltasar.
-Le dije que podía poner cualquier condición, que daría lo que fuera necesario con tal de casarme con Dafi. -Al recordar esto, los ojos de Agustín brillaron. Después de tantos años, finalmente iba a hacer realidad su deseo.
-¿Así que has estado interesado en Dafne todo este tiempo? -Jaime chasqueó la lengua, incrédulo-. Lo has escondido bien, después de tantos años de ser amigos, ni siquiera lo noté.
Eduardo sonrió y bromeó-. ¿Así que estabas en ese rollo de amor secreto? ¿Por qué no nos dijiste algo antes? Siempre parecías que no te interesaban las mujeres, hasta pensé que eras
gay.
Jaime se emocionó y empezó a preguntarle-. ¿Cuándo te empezó a gustar Dafne?
Agustín, sin levantar la vista de sus cartas, le respondió-. Es un secreto.
-Vaya, vaya, aún sigues con eso -Jaime hizo una mueca burlona-. En ese entonces, Dafne se escapó de casa para evitar un matrimonio arreglado. Quizás ni siquiera pensaba en ti. Tal vez solo te devuelve los regalos por cortesía, no te emociones demasiado pronto.
Al escuchar esto, Eduardo levantó la vista y le dijo con voz neutral-. Creo que Dafne tiene novio, ¿lo sabías?