Capítulo 403
Al día siguiente por la mañana, Lucas llevó a Natalia a la casa de la familia Rosales. En la entrada de la zona residencial, Lucas se encontró cara a cara con el auto de Agustín.
Agustín había visitado la firma de abogados Sabiduría varias veces y, en dos ocasiones, vio a Lucas salir del estacionamiento subterráneo en un Maybach negro, recordando incluso el número de placa.
Al entrar en la zona residencial, Agustín aceleró su auto, adelantó el de Lucas y luego redujo la velocidad.
Desde su Maybach, Lucas observaba por el espejo retrovisor cómo el Cullinan de Agustín pasaba frente a él, esbozando una leve sonrisa.
Tan temprano en la mañana, y ya se encontraban como rivales.
Lucas no se molestó por la provocación de Agustín al adelantarlo.
Él también redujo la velocidad, manteniéndose tranquilamente detrás.
Unos minutos después, llegaron frente a la casa de la familia Rosales.
Agustín detuvo su auto.
Lucas también se detuvo.
Ambos hombres bajaron de sus autos al mismo tiempo.
La suave brisa matutina acariciaba las hojas de los árboles al pasar, trayendo consigo el fresco aroma del rocío y de las flores. La luz del amanecer era cálida.
Sin embargo, la atmósfera entre los dos hombres no era nada agradable.
El aire estaba cargado de una intensa tensión.
Los ojos oscuros de Agustín eran como un abismo, emanando un frío resplandor.
Su mirada, afilada como una navaja, se dirigió hacia Lucas, esbozando una sonrisa helada en sus labios.
-¿Qué hace Lucas tan temprano en la casa de la familia Rosales?
Lucas mantenía una sonrisa en los labios, pero su mirada era gélida.
-Eso no es asunto tuyo.
Los ojos de Agustín destellaban fríamente.
-No codicies lo que no te pertenece.
Lucas no se dejó intimidar, mirando fijamente a Agustín.
-¿Acaso la persona que codicia el señor Junco te pertenece?
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Agustín soltó una carcajada fría.
-Ella solo puede ser mía.
-Eso está por verse–respondió Lucas, aún sonriendo, pero con una mirada intensa.
-Heh–bufó Agustín con desdén.
-Cualquiera pensaría que Lucas es muy fiel, pero me enteré de que en la universidad saliste con alguien más, ¿no es cierto?
El rostro de Lucas no mostró ni una fisura, conservando su apariencia refinada.
-Si, sali con alguien, pero solo por tres meses, y no pasó nada.
-¿Quieres decir que sigues siendo limpio? -Agustín sonrió-. Después de confesarle a Dafi, saliste con otra persona, y luego de romper, vienes a buscar a Dafi de nuevo. ¿Qué crees que es ella?
Diciendo esto, Agustín dio unos pasos hacia Lucas.
La tensión aumentó.
La mirada de Agustín se volvió aún más fría.
-Ella no es un basurero.
La sonrisa en los ojos de Lucas desapareció por completo.
Su rostro se oscureció, y estaba a punto de responder cuando, de repente, la voz de Dafne sonó a sus espaldas:
-¡Lucas, ya llegaste! ¿Por qué no entras?
Dafne había visto desde el piso de arriba que Lucas estaba parado afuera sin entrar, así
decidió salir a ver.
Desde la puerta, a través de la reja, Dafne podía ver el perfil de Lucas.
que
Pero Agustín estaba parado detrás de un muro, justo en un ángulo donde un árbol del jardín lo
ocultaba de la vista de Dafne.
Al escuchar la voz de Dafne, el semblante sombrío de Lucas se suavizó.
Giró la cabeza y le respondió a Dafne en voz alta:
-Ya voy.
Luego, Lucas sonrió a Agustín y dijo:
-Señor Junco, me despido.
Lucas condujo su auto dentro del jardín de la casa de la familia Rosales, se detuvo y fue al asiento trasero del auto para abrir la puerta y decirle a Natalia:
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Capitulo 403
-Vamos, a jugar con tu Dafne.
-¡Sí! -exclamó Natalia, emocionada.
Agustín observó la espalda de Lucas mientras sus dedos se apretaban lentamente.
Clara tenía una buena impresión de Lucas.
La última vez en el hospital, al saber que Lucas había conseguido un amuleto de la Iglesia de San Juan para Dafne, se lo contó a Baltasar al regresar a casa.
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