Capítulo 410
Si no fuera por esa torpeza de Macarena, hoy ni siquiera habría escuchado la voz de Dafi.
La solución de Adam fue asignar a alguien para vigilar a Macarena las veinticuatro horas del día, asegurándose de que no volviera a escapar.
A excepción de salir del país, Macarena podía ir a donde quisiera, pero siempre bajo una estricta vigilancia.
Este plan era idéntico al que Dafne había ideado.
Cuando Dafne se enteró de que Macarena intentaba escapar, inmediatamente puso a alguien a vigilarla.
Desde el funeral de Paula, Luna Seballos no había vuelto a ver a Agustín en más de un mes.
No se perdió ninguna de las reuniones de amigos, siempre con la esperanza de encontrarse con Agustín.
Sin embargo, cada vez regresaba decepcionada.
Agustín no asistió a ninguna de esas reuniones.
Es comprensible, después de todo, su abuela y su padre habían fallecido recientemente, ¿cómo iba él a tener ánimo para asistir a fiestas?
Luna se consolaba de esa manera.
Aunque entendía la situación, la añoranza por Agustín crecía día a día, imposible de contener.
Al principio, le enviaba algunos mensajes por WhatsApp cada dos o tres días, pero Agustín no respondía a ninguno.
Eventualmente, dejó de intentarlo.
Solo podía preguntar a amigos en común sobre su estado y paradero.
Para su desánimo, Agustín solo iba al trabajo y, principalmente, a una clínica privada del Grupo Rosales.
Se decía que Dafne se recuperaba allí.
Luna decidió ir a la clínica con la esperanza de encontrarlo.
Pero, desafortunadamente, cada vez que iba, Agustín no estaba allí.
No tenía forma de saber sus movimientos con anticipación, así que solo podía ir con la esperanza de encontrarlo.
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Capitulo 410
No sabía si era coincidencia o si Agustín sabía que lo esperaba y deliberadamente la evitaba, pero en todo un mes no se cruzaron ni una sola vez.
Luna aguantó pacientemente, pero después de un mes, decidió que no podía esperar más y optó por visitar la villa de la familia Junco directamente.
En el Bufete Sabiduría.
A las seis de la tarde, los empleados del bufete comenzaban a retirarse uno a uno.
Dafne, como de costumbre, se quedó a trabajar horas extra, revisando varios casos que tenía pendientes.
Se escucharon unos golpes en la puerta.
-Adelante -dijo Dafne sin levantar la vista, hojeando un contrato de compraventa que servía como evidencia.
Lucas abrió la puerta y entró-. Srta. Rosales, últimamente no para de trabajar horas extra. Acaba de salir del hospital y ya está trabajando sin descanso, ¿verdad?
Dafne siguió mirando el contrato sin levantar la vista, respondiendo con calma-. Trabajar hasta las diez no es para tanto, aún llego a casa a tiempo para darme un baño y dormir sin trasnochar.
Lucas sonrió, sacudiendo la cabeza con cierta resignación-. Ay, Dafne.
-Lucas, ¿qué necesitas? -preguntó Dafne.
-No es por mí -respondió Lucas-, es por Natalia. Ella quiere invitarte a comer, junto con Jana. Vine a ver si tienes tiempo, pero parece que no.
Dafne se detuvo un momento.
La doctora Alicia había mencionado que las visitas frecuentes de Natalia eran muy beneficiosas para la recuperación emocional de Jana.
Sin la compañía de Natalia, la recuperación de Jana no habría sido tan rápida.
Pensando en esto, Dafne levantó la vista hacia Lucas-. Tengo tiempo. ¿Cuándo te parece bien sacar a Natalia?
Lucas sonrió cálidamente-. ¿Qué te parece mañana por la tarde?
Dafne asintió-. Está bien.
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