Capítulo 414
Eva esperaba en el carro mientras ellos comían, sin saber qué estaba pasando. Aunque sentia curiosidad, decidió no preguntar. Después de todo, era un asunto privado de su jefe y no era correcto inmiscuirse.
En el ascensor, Dafne le dijo a su hermana:
-Jana, no le digas a papá y mamá que hoy comimos con Agus, ¿de acuerdo?
Jana asintió.
-Entendido, hermana.
-Bien, Jana, eres muy obediente.
Al regresar a su habitación, Dafne sacó su teléfono y revisó los mensajes.
[Lucas: ¿Llegaste a casa?]
[Dafne: Acabo de llegar.]
[Lucas: Descansa temprano, buenas noches.]
[Dafne: Ok.]
Al día siguiente, un visitante inesperado llegó a la oficina de Dafne.
Luna, vestida con un traje profesional de color café claro y llevando un bolso Hermès, caminaba con paso seguro, captando la atención de todos.
-¡Guau! ¿Quién es ella? Tiene mucha clase y es hermosa.
-¿Será cliente o viene a solicitar empleo?
-Debe ser cliente, parece toda una jefa imponente.
-Yo también creo que es cliente, tiene ese aire de empresaria poderosa, no de empleada.
-Su figura y belleza son impresionantes.
Luna escuchaba los murmullos que la alababan, esbozando una ligera sonrisa.
Se acercó al escritorio de una chica y, sonriendo, preguntó:
-Hola, acabo de ver que no había nadie en recepción, así que entré directamente. ¿Podrías decirme dónde está la oficina de la Srta. Rosales?
Inés se sintió halagada de que una mujer tan impresionante le hablara.
-Te llevo hasta allí -dijo Inés levantándose.
-Gracias -contestó Luna, su sonrisa se hizo aún más deslumbrante, y Inés se quedó
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momentáneamente embelesada.
Al llegar a la puerta de la oficina de Dafne, Inés sonrió y dijo:
-Aquí está la oficina de la Srta. Rosales.
-Gracias.
-De nada, regresaré a mis labores.
Luna tocó la puerta.
Desde adentro, se escuchó la voz de Dafne:
-Adelante.
Luna abrió la puerta y entró.
-Srta. Rosales.
Dafne levantó la mirada y por un instante se detuvo, pero rápidamente volvió a la normalidad.
-Srta. Seballos, por favor, tome asiento.
Luna sonrió y se sentó en el sofá detrás de la mesa de café.
Dafne se levantó de detrás de su computadora y se acercó a la mesa para recibir a su invitada. Puso agua a hervir y preparó una bebida.
-¿Qué trae a la Srta. Seballos por aquí? -preguntó Dafne mientras usaba unas pinzas para enjuagar dos pequeñas tazas de cerámica en el agua caliente, colocando una frente a Luna y sirviéndole una bebida.
-Gracias -dijo Luna-. Escuché que abriste una firma de abogados y quise pasar a ver. Además, tengo un caso que me gustaría que manejaras.
-¿Ah, sí? -Dafne arqueó una ceja-. ¿De qué se trata?
Penélope le había enviado a Dafne información sobre Luna, sabiendo que ella era ahora la presidenta de una empresa que cotizaba en bolsa. La compañía de Luna tenía su propio equipo de abogados, ¿qué caso requeriría a Dafne?
Luna sacó su teléfono.
-Agrega mi WhatsApp y te enviaré el material del caso que mi asistente me acaba de pasar.
-Claro. -Dafne escaneó el código y agregó a Luna a su WhatsApp.
Luna le envió el material.
-Confío este caso en tus manos, Srta. Rosales -dijo Luna con una sonrisa en los labios.
Dafne tomó un sorbo de su bebida.
-Srta. Seballos, hablemos primero sobre los aspectos básicos de este caso.
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-De acuerdo. -Luna también bebió un poco-. Esta bebida está deliciosa.