Capítulo 423
El fin de semana, Dafne llevó a Eva a Aguamar para ver a un cliente.
En Aguamar, se encontró con una vieja conocida del círculo de Bruno, Yasmin Sagel.
Yasmín quiso ponerse al día con Dafne y la invitó a comer, pero Dafne rechazó la invitación.
En el pasado, Dafne consideraba a Yasmín una amiga, e incluso le compró una pulsera de varios miles de pesos para su cumpleaños. Sin embargo, cuando otras personas se burlaron de la pulsera diciendo que era falsa, Yasmín no hizo nada para defenderla.
Desde ese día, Dafne se dio cuenta de la verdadera naturaleza de Yasmín.
Yasmín, al igual que los otros amigos de Bruno, la menospreciaban y no la consideraban digna de ser parte de su círculo social.
Después de pasar tres días en Aguamar, regresaron a Silvania el 20 de mayo, un miércoles.
Dafne bajó del avión y salió por el canal VIP de la clase ejecutiva, y enseguida vio a Agustín esperándola afuera.
Dafne redujo la velocidad de sus pasos. ¿Qué hacía él ahí?
Agustín vestía un traje gris oscuro, con una postura relajada pero llena de una elegancia innata. Dafne se acercó, levantó la vista hacia el hombre frente a ella y, con un tono frío, le preguntó:
-¿Cómo supiste que volvía hoy?
-Revisé la información de tu vuelo -respondió Agustín.
Dafne mantuvo su expresión impasible.
-Mi chofer vendría por mí, no hacía falta que el Sr. Junco se tomara la molestia.
Dicho esto, Dafne ya no se detuvo y se dirigió hacia el estacionamiento.
Eva la siguió arrastrando su maleta.
Agustín tomó la maleta de las manos de Eva.
-Dafi, sube a mi auto. Tengo dos nuevos casos que necesito que manejes.
Dafne se detuvo y giró para mirar a Agustín.
Él la miró con seriedad.
-Traje todas las pruebas y documentos, están en el auto. Vamos a verlos.
-Está bien.
Si era trabajo, no podía negarse.
Capítulo 423
La mano de Agustín, de dedos largos y bien definidos, sostenía el asa de la maleta. Su altura y apariencia atrajeron muchas miradas de los curiosos.
Al llegar al estacionamiento subterráneo, Agustín condujo a Dafne y Eva hasta su elegante carro negro y personalmente guardó las maletas en el baúl.
Dentro del carro, Agustín conducía mientras Dafne y Eva se sentaban en el asiento trasero.
-¿Tienen hambre? ¿Quieren ir a comer primero? -preguntó Agustín, mirando a Dafne a través del espejo retrovisor.
-No tengo hambre todavía. ¿Dónde están los documentos del caso? Quiero revisarlos primero. -Están en el asiento del copiloto.
Dafne se inclinó hacia adelante para tomar el sobre de los documentos.
Al hacerlo, el suave aroma frutal de Dafne llegó hasta Agustín, quien sintió un cosquilleo en su corazón. Había pasado mucho tiempo desde que había estado tan cerca de ella.
Sin embargo, ese momento fugaz terminó pronto. Dafne tomó los documentos y regresó a su asiento, dejando a Agustín con una sensación de vacío.
En el asiento trasero, Dafne se concentró en revisar los documentos, con la mirada baja y
enfocada.
Después de unos veinte minutos, levantó la cabeza y le hizo algunas preguntas a Agustín sobre el caso, a las cuales él respondió una por una.
Pasó un rato más y Dafne de repente comentó:
-Espera, esta no es la ruta hacia el despacho, ¿verdad?
-No, primero vamos a mi empresa -respondió Agustín con calma.
Dafne pensó que irían a la empresa para discutir asuntos de trabajo, así que no dijo nada más.
La sede del Grupo Junco.
Estacionamiento subterráneo.
Agustín se giró hacia Eva y le dijo:
-Espera aquí, llevaré a Dafi arriba.
Eva no dijo nada, pero miró a Dafne en busca de una respuesta.