Capítulo 43
La persona que llegó era una mujer elegante y distinguida, parecía tener poco más de treinta años.
Agustín le presentó: -Dafi, esta es la restauradora de primera clase que te recomendé, Zoe Lorio.
Los ojos de Dafne brillaron de sorpresa. Ella se había imaginado que la restauradora de primera clase al que Agustín se refería era una anciana, no esperaba que fuera una mujer tan hermosa. Dafne se levantó y se acercó para estrechar la mano de Zoe, visiblemente emocionada: -Srta. Loreo, mucho gusto. Soy Dafne Rosales, confío en usted para restaurar mi figura de cerámica.
-Jaja- Zoe no pudo evitar reírse, mirando a Dafne con ojos sonrientes -¿Srta. Loreo? Mi apellido es Lorio
Dafne se dio cuenta de su error y se sintió muy avergonzada.
-Lo siento mucho, me equivoqué -se disculpó rápidamente Dafne.
-No te preocupes -le respondió Zoe aun riéndose, lanzando una mirada hacia Agustín-. Eres un tipo solitario y exigente, antes de venir me preguntaba qué tipo de chica podría conquistarte, y ahora que conozco a Dafne, lo entiendo. Yo también me enamoraría.
-Maestra, por favor, tome asiento -Dafne le ofreció una silla.
Zoe se sentó y Dafne le sirvió una taza de café.
-Tómelo con calma.
Zoe, con una sonrisa, se tomó un sorbo -Está bueno.
-Dafi, no tienes que ser tan considerada, le he dado una buena cantidad por sus servicios. Eres la clienta, así que relájate -le comentó Agustín.
Dafne asintió con una sonrisa y volvió a sentarse al lado de Agustín.
-Agustín, siempre arruinando el momento -bromeó Zoe, haciendo una mueca.
Entonces se giró hacia Dafne -Dafne, ¿trajiste las cosas hoy?
-No, Srta. Loreo… oh, no, Srta. Lorio. ¿Podrías venir a mi casa después de la comida? Te las
daré.
Zoe aceptó de buena gana: -Claro.
Después de la comida, Zoe acompañó a Dafne a su casa.
Dafne, con mucho cuidado, le entregó los fragmentos de cerámica envueltos a Zoe -Srta. Lorio, ¿crees que esto tiene arreglo?
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Capítulo 43
Zoe los examinó, frunciendo el ceño -Está bastante destrozado, vaya.
El corazón de Dafne se contrajo al escucharla.
-No te preocupes, Dafne, ya que esto está en mis manos, te lo restauraré -Zoe le dio una palmadita en el hombro de manera amistosa.
Dafne finalmente pudo respirar tranquila -Te lo agradezco mucho.
-No es nada.
Zoe estaba encantada. Por este pequeño trabajo, Agustín le había ofrecido cien mil dólares como tarifa de reparación. ¡Era un trato increíble!
-Dafne, ¿tienes una foto de la figura original?
-Sí, ahora te la mando.
-Bien, si hay algún detalle que necesite, te lo preguntaré. Ahora me voy.
Dafne propuso: -Voy a pedirle al chofer que te lleve.
-Perfecto.
El asunto de la restauración de su figura de cerámica ya estaba resuelto.
Era momento de ajustar cuentas con Macarena y Bruno.
Dafne llamó a su primo Domingo.
-Hola, primo, necesito que me ayudes con algo…
Por la noche, después de bañarse, Dafne se acostó en la cama cuando su teléfono comenzó a
vibrar.
Miró y vio que era un número desconocido, de una línea telefónica de Aguamar.
Pensando que podría ser un cliente, contestó la llamada.
-Hola, ¿quién habla?
No hubo respuesta.
Dafne insistió un par de veces más.
Seguía en silencio.
-Si no hablas, voy a colgar.
-Soy yo -la voz de Bruno se escuchó-. Dafne, desbloquéame, por favor.