Capítulo 432
Eva se encontraba de pie a un lado, sin mostrar ninguna emoción.
Luna posó su mirada en Eva, y en sus ojos brilló una mezcla de asombro e incredulidad. -¡Guau! ¡Eva es increíble! ¿Dónde consiguieron a una guardaespaldas tan impresionante? Yo también quiero contratar una.
Dafne sonrió y respondió: -Mi papá la trajo del extranjero.
Luna comentó: -En mi casa solo tenemos guardaespaldas hombres, y a veces es un poco
incómodo.
Hablando de eso, Dafne se puso seria y preguntó: -Por cierto, ¿por qué fuiste sola a ese bar anoche? ¿Dónde estaban tus guardaespaldas?
Luna se mostró un poco incómoda y tartamudeó: -Si te lo cuento, ¿me vas a regañar?
Dafne levantó una ceja, intrigada.
-¿Por qué te regañaría? -dijo Dafne con una sonrisa divertida.
-Es que… -Luna bajó la mirada, un poco avergonzada-. Ayer un amigo me llamó y me dijo que había visto a Agustín en ese bar… Últimamente ha sido difícil verlo, y en cuanto a los guardaespaldas, la verdad es que no suelo llevarlos cuando salgo.
Luna terminó de hablar y miró a Dafne de reojo para ver su reacción.
-Mira… aunque estoy muy agradecida porque me salvaste, quiero que sepas que lo mío con Agustín es serio. Durante todos estos años solo lo he amado a él, y no voy a rendirme fácilmente.
Dafne sonrió con indulgencia. -No tienes por qué contarme tus asuntos con él.
Luna mordió su labio y dijo en voz baja: -Quizás porque me salvaste, siento que estar enamorada de Agustín es como traicionarte un poco…
La voz de Dafne era tranquila e impasible. -No hay nada de qué disculparse.
-En realidad, Agustín no estaba en ese bar anoche. Fui y no lo encontré -confesó Luna-. Luego, mi amiga me invitó a sentarme a tomar unas copas y platicar. Bebí algunas, y no sé cómo, pero me drogaron. No recuerdo mucho después de eso.
Dafne frunció el ceño. -¿Quién era esa amiga? ¿Podría estar involucrada con los hombres que te drogaron?
-No lo creo… -respondió Luna, aunque su expresión cambió-. Es una amiga de la universidad, éramos muy cercanas. No creo que me haría algo así.
Dafne sacudió la cabeza con seriedad. -Srta. Seballos, no se puede confiar ciegamente en todos. Por la tarde, acompáñame a la estación de policía para informarles sobre tu amiga. Es una persona de interés en el caso. La policía ya ha iniciado una investigación por intento de
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violación. Aunque no lograron su objetivo, los cargos de intento de violación son muy probables con la evidencia actual.
Luna asintió con seriedad al escuchar a Dafne. -Está bien.
Después de comer, Luna se sintió mejor, se cambió de ropa y fue con Dafne a la comisaría.
Los policias tomaron la declaración de Luna y luego la llevaron a identificar a los hombres que le habían dado la droga la noche anterior.
Luna no reconoció a ninguno de ellos.
Un oficial comentó: -Les preguntamos por qué lo hicieron, y todos respondieron que fue un impulso del momento.
Luna explicó la situación a los policías.
Ellos tomaron nota de todo.
En ese momento, sonó el teléfono de uno de los hombres detenidos.
A pesar de haber sido confiscados, los teléfonos no estaban apagados.
El identificador de llamadas mostraba “Antonio“.
El policía contestó y, antes de que pudiera hablar, un hombre al otro lado preguntó con urgencia: ¿Y el video? ¿Por qué no me lo han enviado aún?
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