Capítulo 435
-Una vez escuché a unas compañeras hablando mal de Sara a sus espaldas, y terminé discutiendo con ellas. Yo realmente quiero a Sara, no es como ella dice, que solo lo hago para sobresalir… -Luna escondió su rostro entre las manos, sus hombros temblando ligeramente mientras lloraba.
Dafne no sabía cómo consolarla, así que simplemente le dio palmaditas suaves en la espalda.
-Quizás realmente cometí un error -dijo Luna entre sollozos-. Sara es muy sensible e insegura, debí haber considerado su autoestima…
Dafne suspiró profundamente.
-De ahora en adelante, hay que ser más cuidadosa al elegir amistades…
Luna lloró un rato más, y cuando llegaron a la puerta de su casa, sus ojos estaban rojos.
El carro se detuvo.
Luna se secó las lágrimas.
-Gracias, Dafne, no sé cómo pagarte por salvarme. Si alguna vez necesitas mi ayuda, no dudes en decírmelo.
-Está bien, no seré tímida al pedirlo -respondió Dafne.
Dafne acababa de salir de la casa de Luna cuando la recepcionista del despacho le informó que Agustín había llegado.
Al abrir la puerta de su oficina, Agustín se levantó rápidamente y se acercó a ella, examinándola de pies a cabeza con preocupación.
-Dafi, ¿estás bien? Escuché que anoche tuviste una pelea. ¿No te lastimaste?
Dafne lo miró extrañada.
-¿Quién te dijo eso?
-Un amigo de la policía -respondió Agustín, con preocupación en sus ojos.
-Entonces deberías saber que la que fue drogada fue Luna, y las personas que querían hacerle daño iban tras ella. Yo solo la ayudé.
-Lo sé–dijo Agustín, aliviado de ver que Dafne estaba bien-. Escuché que Luna está a salvo y que los involucrados ya fueron arrestados.
-Sí, yo también estoy bien. Con Eva ahí, esos tipos no tenían oportunidad.
-Me alegra oír eso.
Justo en ese momento, el teléfono de Agustín sonó.
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Capitulo 435
-Ahora regreso -dijo al contestar la llamada.
Agustín colgó y se dirigió a Dafne.
-Dafi, te compré algunos suplementos para que te recuperes. Recuerda tomarlos. Tengo que volver a la oficina, hay asuntos que atender.
Dafne miró los coloridos y elegantes estuches sobre la mesa.
-No estoy herida, ¿para qué tantos suplementos?
-Aunque no estés herida, te harán bien -dijo Agustín, acariciando suavemente la cabeza de Dafne-. Dafi, por favor, no te pongas en peligro la próxima vez que suceda algo así.
Dafne apretó los labios, sin responder.
Agustín se fue.
Dafne se quedó un rato en el mismo lugar, absorta en sus pensamientos,
El suave toque de Agustín en su cabeza había detenido su corazón por un instante.
Hacía tiempo que no se sentía tan cercana a alguien.
Por la tarde, Dafne recibió una llamada de Emanuel, quien quería reunirse para discutir el caso de divorcio.
El caso de divorcio de Emanuel y Gabriela se llevaría a cabo en unos días.
Dafne ya estaba completamente preparada.
Emanuel había sido dado de alta del hospital.
Ahora él y Gabriela vivían separados, y él había alquilado un pequeño apartamento para sí mismo.
Dafne condujo hasta el edificio de apartamentos, y apenas bajó del auto vio a un hombre acercándose.
Cuando se acercó, Dafne reconoció que era Bruno.
Vestía ropa y zapatos baratos, sin el costoso reloj que solía llevar. Su cabello estaba desordenado, sin el peinado engominado de antes, y su barba crecida mostraba que no se había afeitado en días.
En resumen, se veía descuidado.
Al ver a Dafne, los ojos de Bruno se iluminaron por un momento, pero luego su expresión cambió y frunció el ceño.
Eva se paró frente a Dafne, protegiéndola.
-Dafne, ¿estás llevando el caso de divorcio de mis padres? -dijo Bruno con el ceño fruncido.
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