Capítulo 458
Aunque hablar de trabajo solo era una excusa para que Agustín invitara a Dafne a cenar, los otros casos que el Grupo Junco le había encargado aún no llegaban a juicio, y Dafne los mencionó nuevamente en la mesa.
Agustín sonrió levemente. -Dafi, ¿en un ambiente tan romántico solo quieres hablar de negocios conmigo?
Dafne bajó la mirada, manteniendo su expresión habitual. -Sr. Junco, ¿no fue usted quien dijo que quería hablar del caso?
-Está bien -dijo Agustín con una ceja levantada-, hablemos entonces.
Era mejor que no tener nada de qué hablar.
Cuando Dafne hablaba de trabajo, su mirada era serena y concentrada. Agustín la observaba en silencio, con una ternura profunda en sus ojos. Escuchaba con tanta atención que podría parecer que realmente la había invitado a cenar solo para hablar de trabajo.
Dafne se sorprendió un poco y bromeó: -Pensé que al Sr. Junco no le interesaban estas cosas. Aunque eran casos del Grupo Junco, estos asuntos de disputas legales no eran algo que un gran director como él normalmente manejara.
Ante estas palabras, Agustín adoptó una expresión más seria y respondió con sinceridad: -Porque es tu trabajo, es tu pasión, y sé que lo valoras mucho. Por eso te escucho con atención, Dafi. Respeto y apoyo tu carrera.
Dafne se sorprendió un poco.
No esperaba que Agustín respondiera tan seriamente.
Las palabras de Agustín fueron como una pequeña piedra lanzada al lago del corazón de Dafne, creando pequeñas ondas.
El corazón de Dafne se conmovió ligeramente.
Después de la cena, Dafne tenía que regresar al bufete para trabajar, y Agustín también debía volver a la empresa a atender algunos asuntos. Agustín la dejó en la entrada del bufete antes de irse…
A principios de julio, Dafne fue a un pequeño pueblo en Terranova para asistir a una audiencia en la corte.
Inicialmente, Dafne planeaba quedarse solo una noche en Terranova y regresar después de la audiencia al día siguiente por la tarde.
Aunque el pequeño pueblo estaba en un lugar remoto, la belleza natural de sus alrededores era impresionante y el turismo estaba muy desarrollado. Había muchos hoteles y posadas en la ciudad, pero, debido a la temporada alta de turismo, los precios de los hoteles habían subido
1/2
Capítulo 458
considerablemente. Habitaciones que normalmente costaban dos o trescientos pesos por
noche ahora costaban más de mil.
El precio no era un problema, pero encontrar habitación en temporada alta era difícil.
Afortunadamente, Dafne tenía contactos y llamó con anticipación para reservar una habitación doble en uno de los mejores hoteles de la ciudad.
Aunque las condiciones no eran comparables a las de un hotel de cinco estrellas, al menos las habitaciones estaban limpias y las condiciones sanitarias eran aceptables, con las
instalaciones básicas bien cubiertas.
Para estar segura, Dafne llevó a Eva con ella en este viaje de trabajo.
Aunque la amenaza de Tristán y Fátima había sido eliminada, este pequeño pueblo era bastante remoto, y Dafne no conocía a nadie. Era peligroso para una mujer estar sola allí.
La audiencia estaba programada para las tres de la tarde del día siguiente.
El caso era un poco complejo, y el juicio terminó a las seis y media de la tarde.
Al salir del juzgado, Dafne vio a un hombre apoyado en un auto, hablando por teléfono a lo lejos.
Agustín vestía una sencilla camisa negra y un pantalón casual oscuro que resaltaba sus largas
piernas.
En ese momento, el sol poniente había teñido el cielo de un suave anaranjado, y sus rayos dorados iluminaban a Agustín, dándole un brillo cálido.
El paisaje a su alrededor parecía parte de su fondo. Solo necesitaba estar allí para convertirse en el centro de atención de esa pintura al atardecer.
La escena era realmente encantadora, y los transeúntes no podían evitar detenerse y mirar.
Para colmo, justo en ese momento, una mujer de buen cuerpo, vestida con un vestido de tirantes, se acercó a él para coquetear, y Dafne lo vio al llegar.
Se detuvo a unos pocos pasos de Agustín.
2/2