Capítulo 46
-Esa frase no tiene nada del otro mundo, pero sí que es bastante insultante.
El chico del cabello amarillo levantó la otra mano para atacarla de nuevo, pero Dafne lo lanzó al suelo con un movimiento rápido.
Con su tacón aplastó la cara del chico, como si estuviera aplastando una lata -Vuelve a practicar un poco más.
-¡Ayuda, ayuda! -El hombre del tatuaje en el brazo gritaba desesperadamente, mientras se cubría la entrepierna con dolor.
Dafne giró la cabeza y vio que la entrepierna del hombre estaba sangrando.
-Rayos, no controlé mi fuerza, ¿será que le rompí algo?
Pronto, el personal del bar llegó al lugar, quedándose atónito al ver la escena, sin saber cómo
reaccionar.
El hombre del tatuaje estaba tirado en el suelo, con sudor frío en la frente, y con dificultad dijo -Me duele como el infierno, ¿qué haces ahí parado? ¡Llama al 911, me va a matar el dolor!
El alboroto era tan grande que pronto se reunió una multitud.
Iris y Penélope, preocupadas porque Dafne se había tardado en el baño, decidieron ir a buscarla.
Lo que encontraron las dejó boquiabiertas.
-¡Madre mía! -exclamó Iris corriendo -¿Dafne, tus movimientos de defensa personal han vuelto?
Penélope miró a los dos hombres gritando de dolor en el suelo, y luego se giró hacia Dafne–Dafi, ¿estás bien?
Dafne se pasó la mano por la cabeza -Claro, esos dos tontos ni siquiera me tocaron un pelo.
-Iba en serio, eres increíble, Dafne -le dijo Iris con admiración -Ojalá hubiera aprendido defensa personal contigo.
El personal del bar llamó a la policía y al 911.
Los dos hombres fueron llevados al hospital en ambulancia, mientras que la policía llevó a Dafne y al encargado del bar a la comisaría.
Penélope e Iris las siguieron.
La multitud se dispersó.
Fátima salió lentamente de detrás de una columna, con una mirada helada en sus ojos.
¡Qué inútiles!
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Capítulo 46
Eran dos contra una, y Dafne salió ilesa.
No esperaba que Dafne, aparentemente delgada y frágil, fuera en realidad una experta en defensa personal.
Parece que la próxima vez necesitará más gente, y más profesionales, para enfrentarse a ella.
Cuando Agustín llegó, Dafne estaba dando su declaración.
La policía había revisado las cámaras y confirmado que los dos hombres habían comenzado la pelea, por lo que Dafne actuó en defensa propia.
Sin embargo, del hospital informaron que el hombre del tatuaje estaba gravemente herido, con una ruptura testicular, por lo que se realizaría una evaluación de lesiones.
La defensa de Dafne podría considerarse excesiva.
Así que la policía dijo que no podían dejarla ir.
Agustín estaba a punto de llamar a sus contactos para liberar a Dafne.
Dafne lo detuvo y, con calma, le dijo a la policía -Una ruptura testicular es una lesión menor, pero dos ya son graves. Si los dos están rotos y deben ser removidos, entonces podría considerarse una defensa excesiva y podrían abrirme una investigación por lesiones intencionadas.
Este era el campo de especialización de Dafne.
-Pero–Dafne sacó su teléfono y reprodujo una grabación.
Había grabado por completo la conversación de los dos hombres en el pasillo.
Con mirada serena, Dafne le dijo -Oficial, tengo pruebas de que estos dos hombres intentaban violarme. Mi resistencia a un crimen violento como una violación es razonable y no constituye una defensa excesiva.
Dafne dejó el teléfono sobre la mesa, con expresión seria -Ahora los denuncio formalmente, ya que ellos intentaron violarme.
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