Capítulo 47
-Hemos recibido tu denuncia -le dijo el policía con un tono profesional-. Se abrirá una investigación por violación, pero también abriremos un caso por lesiones intencionadas, ya que es un caso de oficio. Si se trata de defensa propia, lo determinará el tribunal.
Dafne asintió-. Entiendo.
Después de pagar la fianza, Dafne salió de la comisaría y se subió al coche de Agustín.
-Voy a hacer una llamada para que retiren el caso le dijo Agustín.
Dafne negó con la cabeza-. No es necesario, tengo confianza en que podré salir de esto por mí
misma.
La noche lo envolvía todo.
El entorno estaba sumido en un silencio absoluto.
El rostro de Agustín era difícil de distinguir en la oscuridad.
Con una voz profunda, le dijo. Dafi, siempre llevas tus problemas sola, pero podrías intentar apoyarte en mí también.
Dafne guardó silencio por un momento.
Suspiró.
-Después de que mamá se fue, me sentí deprimida por mucho tiempo -su voz era apenas un susurro-. Luego mi papá se volvió a casar, y sentí que ya no tenía a nadie cercano en este mundo.
En la noche silenciosa y tranquila.
Ambos estaban sentados uno al lado del otro en el coche.
El rostro de Dafne se perdía en la oscuridad, ocultando la tristeza en sus ojos. Intentando sonar despreocupada, continuó -Me acostumbré a llevar todo por mi cuenta.
-Porque ya no sé en quién más puedo confiar.
Algo en el pecho de Agustín se contrajo.
La miró con ternura-. Todavía me tienes a mí.
Dafne no le respondió.
Las palabras de Penélope de hoy habían sembrado una semilla en su corazón.
Fátima, la hermanastra de Agustín, tal vez tenía sentimientos inapropiados por él.
Hasta donde sabía, Agustín siempre había sido bastante indulgente con ella.
Aunque ayer Fátima había sido grosera con ella y Agustín la reprendió, no era difícil ver que lo
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que realmente le molestaba era la falta de modales de Fátima, que había avergonzado a la familia Junco.
No fue por defenderla a ella.
Dafne sabía que en el corazón de Agustín, ella no pesaba tanto como esa hermana con la que él había crecido.
Si algún día Fátima y ella llegaban a tener un conflicto, estaba segura de que Agustín se pondría del lado de Fátima.
Para evitar futuras desilusiones, Dafne decidió no tener tantas expectativas con Agustín.
Viendo que Dafne no decía nada, Agustín se sintió un poco derrotado.
Suspiró y, suavemente, le revolvió el cabello. Dafi, recuerda que, pase lo que pase, siempre estaré de tu lado.
Dafne bajó la cabeza y murmuró un leve “mmm“.
Después de dejar a Dafne en casa, Agustín hizo una llamada para que se le retirara el caso de lesiones intencionadas.
Luego llamó a su asistente.
-Averigua en qué hospital están esos dos hombres que molestaron a Dafi y encárgate de ello.
El hombre del brazo tatuado ya había sido operado y descansaba en su cama de hospital.
El otro estaba en la cama de al lado.
Un hombre con mascarilla entró en la habitación.
Los dos reconocieron al hombre.
Era el mismo que en el bar les había transferido cinco mil dólares a cada uno para que molestaran a esa mujer.
Si no hubiera sido por él, no habrían acabado así.
Ahora, sus futuros estaban en ruinas.
El hombre del tatuaje apretó los dientes con rabia-. ¡Maldito seas, por qué no nos dijiste que esa mujer sabía defenderse! ¡Me ha dejado estéril de una patada!
-Cállate–le respondió el hombre con impaciencia. Les daré treinta mil dólares a cada uno. Cuando la policía les pregunte, digan que lo hicieron por su cuenta, no mencionen que otra persona los contrató, ¿entendido?
El del cabello rubio le respondió de inmediato-. De acuerdo.
Él solo tenía el brazo dislocado, enyesado, y se recuperaría en un tiempo. Treinta mil dólares
era un excelente trato.
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Pero el hombre del tatuaje no estaba conforme-. ¿Treinta mil? ¿Nos tomas por mendigos? ¡Me quedé estéril, quiero cien mil!
Capitulo 48