Capítulo 478
Agustín se quedó de pie, permitiendo que Dafne lo besara sin orden ni concierto, sin intención alguna de corresponderle.
Dafne sintió una oleada de frustración. Soltó el cuello de Agustín y volvió a pararse firme sobre sus talones.
Agustín, todavía con una sonrisa en sus ojos, dejó que su voz grave y suave llegara hasta Dafne: ¿Por qué dejaste de besarme?
-Tú no quieres besarme -respondió Dafne con un tono frío.
Pensando en cómo lo había hecho esconderse en la habitación, se sintió un poco culpable y decidió acercarse para alegrarlo, pero al besarlo, él no había respondido.
Dado que él no parecía interesado, continuar no tenía sentido.
Agustín arqueó una ceja. -¿Acaso dije que no quería?
Dafne infló las mejillas, molesta. -Entonces, ¿por qué no reaccionaste? Ni siquiera me respondiste.
Agustín soltó una risa baja. -Es raro que Dafi me bese primero, estaba disfrutandolo.
Dafne bufó y desvió la mirada sin contestar.
-¿Estás enojada? -preguntó Agustín, aún sonriendo.
Dafne siguió mirando hacia otro lado, en un claro silencio.
Era evidente que estaba molesta.
Viendo que Dafne no le respondía, Agustín no se molestó. Con una mirada llena de ternura, su tono era suave mientras la intentaba apaciguar: -¿Qué hago? No he tenido suficiente de tus besos. ¿Por qué no me besas otra vez? Esta vez te lo prometo, responderé.
-No quiero.
Agustín soltó otra risa baja, la levantó con cuidado y la llevó unos pasos hasta sentarla en la
cama.
En un movimiento inesperado, Agustín se arrodilló frente a ella, con una postura humilde, y antes de que Dafne pudiera reaccionar, él ya había acercado su rostro para besarla.
La mente de Dafne se quedó en blanco por un momento.
Un beso desde esa postura…
Era la primera vez que experimentaba algo así.
Colocarse en una posición de humildad, suplicando amor y un beso.
Un hombre en una posición alta bajando su postura para ganarse su cariño, ningún mujer
1/2
10.49
Capítulo 478
podría resistirse a eso.
El contraste le hizo sentir una fuerte emoción.
Y después, solo pudo dejarse llevar por el momento.
¿Dónde había aprendido él eso? ¿Cómo podía ser tan hábil?
Agustín la besó con una mezcla de deseo y ternura, y aunque estaba en una posición baja, controlaba el ritmo del beso. Dafne simplemente se dejó llevar por él.
El beso duró mucho tiempo.
Cuando finalmente se separaron, el cabello de Dafne estaba desordenado y sus labios rojos y
tentadores.
Agustín dejó sus labios y comenzó a besar sus ojos hermosos, sus orejas que casi parecían sangrar de lo rojas que estaban, y su cuello blanco.
La temperatura de la habitación subió de inmediato.
A medida que continuaba besando, Agustín se levantó y empujó a Dafne suavemente hacia la
cama.
Sus labios cálidos siguieron el camino por su clavícula, besando con una suavidad exquisita.
El aliento suave de Agustín hizo que el cuerpo de Dafne temblara ligeramente.
Su piel blanca se sonrojó poco a poco, mientras la sangre fluía con fervor por todo su cuerpo.
En el momento más apasionado, Agustín le preguntó con una voz ronca: -¿Quieres?
Dafne entendió perfectamente el significado de esas simples palabras.
Mordió suavemente su labio, respirando con dificultad, y murmuró un suave “sí“.
Con su consentimiento, Agustín continuó.
Habían pasado meses sin estar juntos, ambos cuerpos anhelaban el contacto del otro.
Como tierra seca que encuentra lluvia, no hubo manera de detenerlo.
Dafne fue arrastrada por un mar de sensaciones.
La noche avanzó,
La ventana estaba entreabierta, y la brisa veraniega levantaba suavemente las cortinas de gasa, trayendo consigo el aroma de las flores.
Después, Dafne quedó exhausta, sin fuerzas.
Su cabello estaba húmedo de sudor, y su piel cubierta de una fina capa resbaladiza.
Agustín apartó el cabello sudoroso de la frente de Dafne y, con satisfacción, besó su frente,
Luego del beso, le dio tiempo para descansar antes de llevarla al baño para una ducha,
212