Capítulo 483
Después de un rato disfrutando de la intimidad en la habitación, el teléfono de Dafne sonó. Era Luna.
Agustín echó un vistazo al teléfono de Dafne y, con frialdad, dijo:
-Cuelga.
Dafne le recordó:
-Vinimos para su fiesta de cumpleaños.
Entonces contestó la llamada.
La voz de Luna sonaba alegre, sin rastro de molestia.
-Dafi, no se queden en la habitación, salgan a divertirse. He invitado a Penélope y a Iris, acabo de ver que ya subieron al barco.
—Está bien, ya vamos.
Dafne colgó y le dijo a Agustín:
-Vamos a salir, Penélope e Iris también están aquí.
Agustín, aunque un poco molesto por la interrupción, asintió fríamente sin mostrar emoción.
La sala del primer piso era amplia, con una lámpara de cristal gigante que irradiaba lujo y esplendor.
Bajo la luz, la gente se reunía para beber, platicar y reír.
Todos los invitados habían llegado y el crucero comenzaba a salir del puerto.
Mientras caminaban, Agustín recibió una llamada.
Miró el teléfono y le dijo a Dafne:
-Dafi, tengo que atender esta llamada, ve tú primero con los demás. Te buscaré en un rato.
Dafne asintió.
-Está bien.
Agustín se alejó para buscar un lugar tranquilo donde atender la llamada, mientras Dafne se dirigía al salón.
Al llegar, Dafne miró a su alrededor pero no vio a Luna. Hoy era la protagonista y tenía que atender a muchos invitados, así que no sabía dónde se encontraba.
Tampoco vio a Iris ni a Penélope.
Dafne sacó su teléfono para llamar a Penélope y preguntarle dónde estaba.
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19:44)
De repente, alguien la empujó fuertemente por detrás.
Dafne, sin estar preparada y con tacones altos, perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer.
En ese momento, unas manos la sostuvieron.
-Gracias.
-No hay de qué -respondió una voz cálida y familiar.
Dafne se sorprendió y volteó a ver.
Era Lucas.
¿Qué hacía él aquí?
Lucas, notando la sorpresa en los ojos de Dafne, sonrió y dijo:
-La señorita Seballos me invitó.
Dafne asintió.
Luna había dicho que había invitado a mucha gente, algunos amigos y otros amigos de amigos. Luna había contratado los servicios de la firma de abogados de Lucas, así que no era extraño que se conocieran bien.
Sin importar si Lucas estaba allí como amigo de Luna o como amigo de Dafne, su presencia era comprensible.
Dafne se enderezó con su ayuda.
-Gracias por eso.
Lucas la soltó y se apartó un poco, con elegancia y cortesía.
-No necesitas agradecerme por eso.
En ese momento, una voz femenina, sarcástica y molesta, se oyó detrás de ellos:
-¡Vaya, si no es mi hermanita la impostora! No puedo creer que hayas logrado subir a este crucero, te subestimé.
Dafne se dio la vuelta y vio un rostro lleno de desdén.
Aroa, con los brazos cruzados, lanzó una mirada desdeñosa a Lucas y luego a Dafne, burlándose:
-Me preguntaba cómo una pobretona como tú logró subir a este crucero, pero ahora veo que es gracias a que te enganchas a los hombres.
El rostro de Dafne se oscureció y respondió fríamente:
-Parece que tu tiempo en detención no fue suficiente para que aprendieras la lección,
| I
Hablar de la detención enfureció a Aroa.
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La última vez en el centro comercial, había pasado un mal rato y aún lo guardaba con rencor. Si
no fuera por los contactos de Nicolás, que los sacaron de allí, todavía estarían en la comisaría.
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