Capítulo 495
-Irene, ¿quién es la reina de corazones? -preguntó Irene con una sonrisa.
El semblante de Agustín se tornó frío.
Luna apretó los labios y mostró sus cartas.
La habitación quedó aún más silenciosa.
Agustín miraba a Luna con expresión severa y distante.
Todos percibieron la ira de Agustín y nadie se atrevió a decir una palabra.
De repente, Dafne soltó una risita.
Al mirar a Irene, sus ojos destellaron con frialdad.
-Irene, tienes un talento especial para escoger personas, ¿verdad?
Irene hizo una mueca burlona, devolviéndole la mirada a Dafne con una sonrisa.
-Fue pura casualidad, ¿no?
Luna miró a Dafne con incomodidad.
-Dafi, lo siento, mi amiga no sabía que ustedes ya se habían reconciliado. Me disculpo en su nombre.
Dafne no ocultó su molestia.
-No parece que Irene sienta ningún tipo de remordimiento.
-Irene, ¿por qué te disculpas con ella? No hemos hecho nada malo. Solo es un juego, ¿no? -dijo Irene-. ¿Por qué los demás pueden jugar y ella no?
Luna frunció el ceño, sintiéndose incómoda.
-¡Ya basta, Irene! ¡Mejor cállate! -Luna levantó la voz, visiblemente molesta.
Al verla así, Irene dejó de sonreír y se puso seria.
-¿Qué quieres decir, Luna? ¡Estoy tratando de ayudarte! Todos saben que te gusta Agustín desde hace años. ¿No vas a aprovechar esta oportunidad?
Luna se enojó y levantó la voz,
-¡No necesito tu ayuda! ¿Puedes dejar de meterte en esto?
-¿Meterme? -Irene soltó una carcajada sarcástica-. ¿Puedes negar que en el fondo lo deseas?
Los ojos de Luna ardieron de ira, sintiéndose expuesta frente a todos. No podía negar lo que sentía.
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Pero no podía decirlo en voz alta. Sabía que Agustín no estaría de acuerdo.
Tampoco quería que Dafne la odiara por eso.
-Perdón por arruinar el momento. Continúen con el juego -se disculpó Luna con los demás, mientras tomaba a Irene del brazo y se dirigía hacia la salida.
-¡Suéltame! Luna, no soporto verte actuando de manera hipócrita, ¿cómo puedes ser amiga de tu rival? ¿No te parece ridículo? -protestó Irene mientras caminaban-. Estoy tratando de ayudarte y me dices que estoy causando problemas. ¿Es en serio?
Al llegar a la puerta, Irene seguía hablando.
-Sí, sí, claro, tú eres la decente. Si no quisieras nada con Agustín, ¿por qué dejarías que su novia lo trajera aquí?
Luna se detuvo en seco.
-Irene, te equivocas. No estoy ocultando ninguna intención vergonzosa. Es cierto que me gusta Agustín, pero no voy a perseguirlo para ser la otra. Invité a Dafne a traerlo aquí solo para cerrar un capítulo de mi vida -Luna respondió con seriedad y firmeza-. A partir de hoy, yo, Luna, dejo de gustar de Agustín. Renuncio.
Dicho esto, Luna abrió la puerta y salió.
Irene bufó con desdén y la siguió.
Después de que se fueron, la sala de descanso volvió a quedar en silencio.
Jaime rompió el silencio.
-Ya es hora de comer, ¿vamos a almorzar?
-Sí, ya tengo hambre. Vamos a comer -añadió Iris.
Penélope apretó suavemente la mano de Dafne para consolarla.
-Dafi, no le des importancia. Esa chica solo vino a causar problemas. Agustín solo tiene ojos para ti.
Iris también intervino.
-Sí, Dafi, no te enojes por personas que no valen la pena.
Dafne sonrió levemente.
-No pasa nada.
Agustín miró a Dafne.
-Dafi, si no te sientes cómoda, podemos bajarnos del barco. Pido que vengan por nosotros.
Dafne negó con la cabeza.
-Sé que no aceptarías jugar ese juego, así que realmente no hay problema.
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Agustín la abrazó y dejó un suave beso en su frente.
-Nunca haría algo que me hiciera perderte.
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