Capítulo 500
Agustín soltó una risa silenciosa.
Al verlo finalmente sonreír, Dafne también comenzó a reír y hasta se animó a cantar un poco.
-¿Cómo me recordarás? ¿Con una sonrisa o en silencio? En estos años, ¿ha habido alguien que te haga sentir menos solo?
-Después, al fin aprendí a amar, pero lamentablemente, tú ya te habías ido, desapareciendo entre la multitud.
-Luego, finalmente comprendí entre lágrimas que hay personas que, una vez que las pierdes,
no regresan…
La habitación estaba iluminada por una pequeña lámpara nocturna.
El rostro de Dafne, bajo la cálida luz amarilla, se veía suave. Miraba hacia Agustín con sus ojos grandes y brillantes, llenos de luz.
La última vez que estuvo en un bar se emborrachó, arrebató el micrófono y cantó en el escenario, desafinando horriblemente. Pero esta noche, al cantar esa pequeña melodía, no se salió del tono y sonó bastante bien.
Agustín, al escuchar la voz de Dafne, poco a poco se fue quedando dormido. Su respiración se volvió pareja y tranquila.
Cuando Dafne terminó de cantar, se dio cuenta de que Agustín ya estaba dormido.
El aire acondicionado estaba un poco frío, así que Dafne lo ajustó a una temperatura más cómoda para dormir, y con cuidado le arropó mejor.
Con la cálida luz anaranjada iluminando la habitación, Dafne lo observó en silencio por un momento y le dio un suave beso en la mejilla. -Buenas noches, Agustín.
Al día siguiente, temprano por la mañana, la luz del sol se filtraba a través de las cortinas.
Agustín, para no despertar a Dafne, no puso alarma. Cuando tenía algo importante, solía despertarse temprano de manera natural.
Al abrir los ojos, dispuesto a levantarse sin hacer ruido, escuchó un murmullo adormilado a su lado.
Dafne abrió los ojos, todavía con sueño.
-¿Despertaste? -La voz de Agustín, ligeramente ronca, susurró cerca del oído de Dafne.
Dafne respondió con un “mmm”, frotándose los ojos. Con una voz suave y adormilada, preguntó: -¿Qué hora es?
Agustín miró su teléfono. -Son las siete y media. ¿Quieres dormir un poco más?
Dafne cerró los ojos de nuevo, -Es temprano. Dormiré un poco más. Despiertame a las ocho,
1/2
18:34
Capitulo 500
-Está bien.
Agustín se levantó con cuidado, se lavó, se vistió y salió de la habitación.
A las siete y cincuenta y ocho de la mañana…
En la sala de reuniones del Grupo Junco.
Los ejecutivos de la empresa ya estaban sentados, listos para la reunión que comenzaría a las
ocho en punto.
Normalmente, el horario de entrada es a las nueve de la mañana, y las reuniones suelen ser a las nueve y media.
Pero hoy era una situación especial.
La reunión era por videoconferencia con un socio muy importante en el extranjero, con una diferencia de ocho horas de huso horario.
Aquí eran las ocho de la mañana, mientras que en la otra parte eran las cuatro de la tarde.
En la empresa del socio, todos salen a las cinco de la tarde en punto. La videoconferencia estaba planeada para durar una hora, empezando a las cuatro.
El video ya estaba conectado, y el presidente del socio, Mario, sonreía mientras saludaba a Agustín.
Agustín y Mario eran socios de negocios y viejos amigos.
Siempre se manejaban de manera informal y relajada entre ellos.
Agustín asintió respondiendo: -Mario, por favor, espera un momento mientras llamo a mi novia para despertarla.
Mario se rio a carcajadas. -Oh, está bien, te esperamos.
A las ocho en punto.
Agustín llamó a Dafne puntualmente.
Todos los ejecutivos en la sala de reuniones estaban sentados erguidos, escuchando cómo su presidente llamaba a su novia para despertarla.
En el video, Mario se servía un vaso de agua, esperando con calma.
Dafne contestó el teléfono con un “¿Hola?“, sin tener idea de la situación de Agustín.
-Dafi, ya son las ocho, es hora de levantarse -dijo Agustín con una ternura desbordante en su
Voz.
18:34