Capítulo 510
Iris estaba nerviosa.
Aunque sabía que no podría ocultar la verdad para siempre, y que este día llegaría tarde o temprano.
Aún no estaba preparada para enfrentarlo.
Al abrir la puerta, Brenda estaba allí, con una expresión sombría en su rostro.
-Mamá… -Iris apenas comenzó a hablar cuando Brenda la interrumpió con una bofetada.
-¡Paf!– El sonido fue claro y resonante.
Brenda le había pegado con fuerza.
Estaba realmente furiosa, al punto de no poder controlar su fuerza.
La cara de Iris se puso roja de inmediato.
Jaime se preocupó al instante y se acercó a ver el rostro de Iris. -Iris, ¿estás bien?
Iris se cubrió la cara, las lágrimas comenzaron a caer.
Brenda los observaba con frialdad. -¿Desde cuándo comenzó esto?
Jaime jaló a Iris para protegerla detrás de él y miró fijamente a Brenda, sin mostrar miedo. -Señora, fui yo quien tomó la iniciativa, no fue culpa de Iris. Si quiere discutir algo, que sea conmigo.
Brenda lo miró con desdén. -No tengo derecho a mandarte a ti, pero a mi hija sí, y tu padre ya está por llegar.
-Está bien -respondió Jaime sin titubear-. Usted puede hablar con Iris, pero no puede volver a golpearla.
Brenda soltó una risa irónica, con sus ojos ardiendo de furia. -Es mi hija, ¿qué te importa a ti? ¡Muévete de mi camino!
Jaime se mantuvo firme.
-Ella es mi mujer, y claro que la voy a proteger -dijo Jaime con una mirada que irradiaba frialdad-. Sra. Casas, mientras yo esté aquí, nadie la tocará.
Brenda alzó la voz con indignación. ¡Jaime, tú eres su hermano, lo que hacen es una aberración!
Jaime respondió: -No hay relación de sangre.
Brenda se rio, aunque sin alegría, -Tu padre y yo estamos legalmente casados, tú e Iris son hermanastros, ¡y eso también cuenta!
Jaime esbozó una sonrisa sardónica. -Entonces, no seré su hermano. De todos modos, nunca
20:54
Capitulo 510
quise serlo.
Brenda, furiosa, cuestionó: -¿Qué quieres decir con eso?
Jaime, con una mirada gélida, replicó: -Tú te divorcias de mi padre, y así Iris y yo ya no seremos hermanos.
-¡Tú…! -Brenda estaba tan alterada que apenas podía hablar-. ¡Tú…!
La ira la había dejado sin palabras.
Jaime, con tono severo, dijo: -Sra. Casas, el matrimonio entre usted y mi padre ya no tiene sentido. Aparentemente, se llevan bien, pero en realidad cada quien hace lo que quiere. ¿Me equivoco?
Brenda abrió los ojos con asombro y, casi sin pensar, preguntó: -¿Cómo lo sabes?
-Ja, ya lo investigué todo -respondió Jaime con calma-. Usted está involucrada con el Sr. Rufino de ST, mientras mi padre mantiene a una estudiante universitaria y a una presentadora.
Los ojos de Brenda se abrieron con asombro.
-¿Cuándo te enteraste?
-Desde el momento en que decidí estar con Iris, comencé a investigar.
Brenda, llena de rabia, exclamó: -¡Jaime, te atreviste a investigar a tu padre y a tu madrastra! ¡Somos tus mayores!
-¿Y qué con eso? -Jaime replicó con una mirada intimidante.
-¡Tú! -Brenda estaba sin aliento por la ira.
En ese momento, Francisco Quiroga, el padre de Jaime, regresó.
2/2