Capítulo 79
Dafne sonrió mientras levantaba su bolso y se lo entregaba a Macarena -Aquí tienes, revisa si quieres.
Al ver la actitud tan despreocupada de Dafne, Macarena se quedó sorprendida.
¿Acaso Dafne ya había descubierto su plan y había sacado la pulsera antes?
Miró a Dafne con sospecha, pero esta solo sonreía con un aire misterioso.
Macarena dudó un momento antes de tomar el bolso.
Algo le decía que Dafne le había tendido una trampa y estaba esperando que cayera en ella.
Mientras Macarena seguía pensando, Gabriela le arrebató el bolso a Dafne, abrió la cremallera y volcó todo lo que tenía adentro al suelo.
De repente, una pulsera con ágata azul cayó al suelo.
Gabriela la recogió y exclamó con voz acusadora -¿Decías que no la robaste? ¿Entonces qué es esto? Y apuesto a que este bolso Chanel también es robado.
El entorno se llenó de murmullos.
Al ver caer la pulsera del bolso de Dafne, Macarena respiró aliviada.
La cremallera del bolso tenía un pequeño espacio por donde había logrado meter la pulsera sin que Dafne se diera cuenta.
Justo cuando Macarena iba a aprovechar la situación, el grupo de personas se apartó para dejar pasar a alguien.
-¿Quién es la ladrona? -exclamó Domingo mientras se acercaba, con el ceño fruncido.
¿Alguien se atrevía a robar en su casa?
-¡Sr. Salazar, es ella! -Macarena señaló a Dafne con furia- ¡Ella se robó mi pulsera, tiene que hacer justicia!
Domingo se giró a donde señalaba Macarena y se encontró directamente con la mirada de
Dafne.
Dafne, con una sonrisa encantadora, saludó a Domingo -Primo, viniste justo a tiempo.
El murmullo de la multitud se desvaneció instantáneamente.
Hubo un silencio absoluto.
Un silencio que se prolongó por unos segundos.
Dafne fue la primera en romper ese extraño silencio.
Señaló la pulsera de ágata azul en la mano de Gabriela y, con un gesto de aparente frustración,
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le dijo -Primo, ellas dicen que robé esa pulsera y registraron mi bolso, ¿tú crees que me interesaría por esa baratija?
El rostro de Macarena se puso pálido, su cuerpo se quedó rígido. Retrocedió unos pasos, incrédula al mirar a Dafne -¿Tú… tú eres la prima del Sr. Salazar?
Bruno, que seguía a Domingo, se quedó en blanco por un momento. El regalo que sostenía se cayó al suelo, y el collar de diamantes rosados se salió de su caja.
Al escuchar a Dafne llamar primo a Domingo, Bruno se quedó en shock, su sangre se congeló, y casi se desmayó.
Dafne continuó conversando con Domingo, pero Bruno ya no podía escuchar nada. De repente, todo sonido desapareció y sus oídos quedaron temporalmente sordos.
Gabriela también estaba en shock -¡No puede ser! ¡Es imposible! ¿Cómo puedes ser la prima del Sr. Salazar? ¡Eres la hija de una criada!
Sentada en el sofá, Dafne cruzó las piernas y apoyó la cabeza en su mano, sonriéndole a Gabriela -Ya veo que no tienes tan buen ojo como dijiste hace poco.
Domingo finalmente entendió que estaban acusando a Dafne de robar.
Con el rostro serio y una voz llena de indignación y rabia, estalló ante las dos -¿Quiénes son ustedes para venir a mi casa a acusar falsamente a mi prima de robo? ¿Acaso no saben con quién se están metiendo?
-No es así… Sr. Salazar, yo… déjeme explicarle… yo solo… -tartamudeó Macarena.
Pero antes de que pudiera terminar, Domingo la interrumpió con impaciencia -¡Fuera de aquí! ¡Lárguense de mi casa!
Había estado ausente solo un momento, y su prima ya había sido acosada.
Y en su propia casa.
Fue entonces cuando Agustín llegó, un poco tarde.
-¿Qué sucede? -preguntó con el ceño fruncido al percibir la tensión en el ambiente.
Domingo, frente a todos, hizo un gesto hacia Dafne y la presentó en voz alta: -Esta es mi prima, la heredera del Grupo Rosales, Dafne. Mi prima regresó a Silvania hace unos días, y por eso hoy organicé esta fiesta para darle la bienvenida.
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