Capítulo 80
-No sé cómo se colaron estas dos ratas, atreviéndose a calumniar a mi prima–le dijo Domingo a la multitud con una mirada helada y penetrante hacia Gabriela y Macarena.
Domingo le lanzó una mirada a su guardaespaldas, quien de inmediato entendió la indirecta. Con pasos firmes, se acercó, agarró bruscamente a Gabriela y Macarena, y las arrojó fuera de la casa.
Fue solo hasta que Gabriela y Macarena fueron arrojadas afuera que Bruno reaccionó y, tartamudeando, se dirigió a Dafne -Pero… tú… ¿eres la prima del Sr. Salazar?
-¿Qué creías? -le respondió Dafne con una sonrisa divertida.
Bruno tragó saliva, sus ojos se humedecieron y sintió un nudo en el pecho.
Sus labios temblaban -¿Por qué? ¿Por qué durante tres años nunca me dijiste quién eras?
-Quise decírtelo hace mucho. Esa vez que te propuse ir a mi ciudad era para presentarte a mi familia, pero fuiste tú quien no quiso ir.
Su voz era serena, sin una pizca de emoción, como si ya no le importara.
Al escucharla, Bruno cerró los ojos con dolor -Si me hubieras dicho que eras de la familia Rosales, ¿cómo no iba a querer ir contigo?
Domingo entendió en ese momento: Bruno era el exnovio de Dafne. Dafne había ocultado su identidad mientras salía con él, y Bruno, al creer que ella vino de una familia pobre, había hecho muchas cosas para herirla.
Instintivamente, Domingo miró a Agustín, cuyo rostro mostraba una presión ominosa, haciendo que el ambiente a su alrededor se volviera más opresivo.
Bruno, al escuchar las palabras de Dafne, sintió un dolor punzante en el corazón, casi al punto de asfixiarlo -Dafne, si me lo hubieras dicho antes, ya estaríamos casados y seríamos muy felices.
Dafne lo miraba en silencio, sin un rastro de emoción en sus ojos, tan tranquila como una espectadora.
-¿Lo olvidaste, Bruno? Dijiste que jamás te casarías conmigo, y tu madre me humilló, diciendo que una chica como yo no merecía ser parte de su familia.
Sus palabras hirientes eran como un bumerán, ahora golpeando directamente el corazón de
Bruno.
Con los ojos enrojecidos y la voz quebrada, Bruno le suplicó -Dafne, antes lo que nos separaba era nuestra diferencia de estatus, pero ahora esa diferencia ya no existe. No hay nada que pueda impedirnos estar juntos.
Dicho esto, se adelantó emocionado, intentando tomar la mano de Dafne.
19:47
Agustín, sin embargo, le dio una fuerte patada, derribándolo al suelo, y luego puso su zapato en
su rostro.
La multitud se quedó atónita.
Un aura oscura rodeaba a Agustín, sus ojos oscuros y profundos brillaban con una luz fría, y su voz emanaba una amenaza furiosa -Te dije que si la tocabas de nuevo, te destruiría.
Bruno se rindió, dejándose caer como un pez muerto, quieto en el suelo, mientras Agustín seguía pisando su rostro.
Con la cabeza inclinada, miró a Dafne con desesperación, con un fuerte dolor extendiéndose por todo su ser.
Finalmente comprendió lo imbécil que había sido.
En un instante, innumerables recuerdos pasaron por su mente como un carrusel, y cada momento del pasado feliz ahora era como un cuchillo que destrozaba su corazón.
Había estado terriblemente equivocado.
Rechazó ir con ella a casa, permitió que su madre la humillara sin reparos, paseó con Macarena sin importarle sus sentimientos, le dijo frente a Macarena que nunca se casaría con ella, y se entregó al libertinaje con Macarena, ignorando por completo lo que Dafne sentía por
él…
Cada una de sus acciones empujó a Dafne cada vez más lejos de él.
Él y Dafne podrían haber tenido una vida feliz juntos.