Capítulo 85
Al ver a una joven tan hermosa, los ojos de los dos hombres mayores se iluminaron al instante. Un ejecutivo algo corpulento miraba a Dafne con ojos lascivos -¿Y esta señorita quién es?
Guillermo le hizo a Dafne un gesto de desaprobación, con una mirada desdeñosa.
Dafne sacó un contrato y lo colocó sobre la mesa del bar, sonriendo ligeramente -Sr. Jesús, Sr. Miguel, soy la Srta. Rosales, del Bufete Justicia, y estoy aquí para hablar sobre la firma de un contrato con ustedes.
Dafne se sentó en un sillón individual a su lado -Jesús, su empresa ha terminado el contrato de asesoría legal con su anterior firma, ¿verdad? Podría considerar firmar un contrato de asesoría legal con nosotros. En el Bufete Justicia tenemos los mejores recursos de Silvania. Nuestros abogados se destacan en derecho civil, penal, de propiedad intelectual y
administrativo, siendo muy reconocidos en la ciudad.
Además, he escuchado que la empresa de Miguel tiene un caso de plagio a una marca registrada. Nuestros abogados de propiedad intelectual han manejado miles de casos de este tipo, así que le garantizo que somos su mejor elección.
Jesús tomó el contrato de asesoría legal que Dafne le había entregado, lo hojeó por un momento y lo dejó a un lado.
Con una mirada que ponía los pelos de punta, Jesús fijó sus ojos en las caderas y los pechos de Dafne – Asesoría legal, claro, claro. Srta. Rosales, acompáñeme a tomar unas copas, y si estoy de buen humor, podemos empezar a negociar.
Miguel, con una mirada igualmente lasciva, añadió -Srta. Rosales, tan joven y bella, es una lástima que solo sea abogada. ¿No le gustaría considerar estar conmigo? Ya no tendría que esforzarse tanto en trabajar. Le daría diez mil dólares al mes, ¿qué le parece?
Dafne le respondió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos -Lo siento, Sr. Miguel, estoy aquí para hablar de negocios, no para prostituirme.
–
-Lo entiendo, lo entiendo le dijo Miguel, todavía sonriendo-. Las chicas de hoy en día les gusta hacerse las difíciles. No tiene que darme una respuesta ahora mismo.
Miguel sacó una tarjeta de presentación de su bolso y se la entregó a Dafne -Aquí tiene mi tarjeta. Llámeme cuando te decidas.
Jesús colocó una copa de vino frente a Dafne, pero ella intuyó que había algo raro en esa copa. Negó con la cabeza -Lo siento, Sr. Jesús, no bebo alcohol.
Jesús no se molestó. Con una sonrisa maliciosa, dejó la copa y se dirigió lentamente hacia Dafne.
-Eres muy altiva, ¿verdad?
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Capítulo 85
De repente, Jesús levantó la mano y agarró la muñeca de Dafne -Tan temperamental y sin saber cómo se negocian los negocios. Hoy te enseñaré cómo se hace.
Dicho esto, el hombre, con un fuerte olor a alcohol y tabaco, se abalanzó sobre Dafne.
Dafne se levantó rápidamente y, con un movimiento ágil, torció las manos del hombre detrás de su espalda.
El hombre, sintiendo un profundo dolor, dejó de sonreír y, rechinando los dientes, le gritó -¡Maldita mujer! ¿Te atreves a enfrentarte a mí?
Al ver la situación, Miguel se levantó, maldiciéndolas, para ayudar -¡Vamos a por ella!
Dafne le dio una patada a cada uno, golpeando sus puntos débiles, y en un momento de distracción, Dafne salió corriendo.
Uno de los hombres, furioso, gritó de forma amenazante -¡Maldita sea! ¿Cómo te atreves a patearme? ¡Atrápenla, esta noche la haré pagar!
Guillermo fue el primero en salir tras ella.
Los dos hombres mayores también la siguieron.
Dafne salió de la habitación privada, y sin esperar el ascensor, corrió escaleras abajo.
Con tacones altos, no era fácil correr, y justo al llegar al primer piso, al salir del pasillo, chocó con alguien.
Dafne cayó en los brazos amplios y cálidos de un hombre, rodeada de un fresco aroma amaderado.
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