Capítulo 94
Agustín le echó una mirada fría y distante -¿Necesita decírtelo?
Iris le dio un pellizco a Jaime -Dafi es la prometida de Agustín, están a punto de comprometerse, ¿qué estás hablando?
-¡Ay, por favor, no me pellizques más, querida! -respondió Jaime con una sonrisa- Solo quiero asegurarme de que Dafne no sea maltratada. Al fin y al cabo, todos somos amigos, ¿no?
Agustín miró a Dafne, y una chispa de dolor cruzó sus ojos -Dafi, cuando te molestaron mientras trabajabas en ese caso y luego te difamaron en el bufete, sentí que había fallado como tu prometido, no pude protegerte como debía…
Dafne negó con la cabeza -No es así, Agus, no puedes estar conmigo las veinticuatro horas
del día.
-Déjame decirte, Dafi, que tú eres su tesoro. No soporta verte lastimada -intervino Jaime de nuevo-. No sabes lo que hizo por ti cuando golpeó a aquel tipo hasta dejarlo medio muerto…
Antes de que pudiera terminar, Agustín lo interrumpió -¡Jaime!
Al ver el cambio en el semblante de Agustín, Jaime cambió rápidamente de tema -Todo está bien, eso es lo importante.
Dafne, con curiosidad insaciable, insistió -¿A quién golpeó hasta dejarlo medio muerto?
Agustín tomó un sorbo de su bebida, hablando con indiferencia -A nadie, está inventando.
Los ojos claros y brillantes de Dafne se fijaron en él con una expresión juguetona -Agus, no hables, quiero escuchar a Jaime.
Agustín guardó silencio.
Jaime miró a Dafne y luego a Agustín, bromeando -Vaya, Agustín es un hombre mandado por
su esposa.
Eduardo Zúñiga se rio -¿Qué sabes tú? Ser mandado por la esposa es amar, no temer.
Penélope sonrió suavemente mientras tomaba un trago -Sí, Agustín es todo un devoto de su
esposa.
Jaime continuó -Dafne, ¿sabías que las empresas de esos dos viejos que te acosaron fueron investigadas? Descubrieron algunas cosas, y ahora ambos están detenidos por delitos económicos. Agustín se encargó de arruinar sus compañías. ¿Te sientes mejor?
Dafne miró al hombre a su lado.
El rostro de Agustín no mostraba emoción alguna, y su presencia era imponente.
-Lo dije, haría que pagaran por
lo
que hicieron.
112
19:49
Dafne cogió un trozo de melón con un pincho y lo comió -Se lo merecen, que paguen por sus delitos.
Jaime agregó -Exactamente.
Después de terminar el melón, Dafne se dio cuenta de que la conversación había cambiado de rumbo sin que lo notara.
Con seriedad, preguntó -Jaime, aún no me has dicho, ¿a quién golpeó Agus hasta dejarlo medio muerto?
Jaime miró de nuevo a Agustín, y al ver que permanecía callado, finalmente respondió -Creo que se llamaba Jorge Lafuente.
Dafne recordaba a ese individuo, tenía una impresión bastante clara de él.
En el primer año de secundaria, Dafne tenía una compañera de pupitre llamada Triana, con quien tenía una relación muy cercana. En el segundo semestre, Triana tuvo que cambiarse a una escuela pública debido a problemas familiares.
La partida de su amiga fue difícil para Dafne.
Las clases en la escuela pública de Triana terminaban más tarde que en la de Dafne. En aquellos días, Dafne solía esperar fuera de la escuela de Triana para ir a pasear juntas.
Jorge era el matón de la escuela de Triana, un chico que, amparado por el dinero de su familia, formó una pandilla y pasaba los días sin estudiar, acosando a sus compañeros o en romances
precoces.
Jorge había puesto sus ojos en Triana y quería que saliera con él.
Ese día, la estaba siguiendo hasta la puerta de la escuela, y justo se encontró con Dafne.
2/2