Capítulo 97
-Agus… -susurró Dafne.
Los labios de Agustín rozaron la mejilla de Dafne mientras le respondía suavemente -Aquí
estoy.
-La vez de Jorge, y aquella pelea con Bruno hace unos días… -Dafne mordisqueó sus labios. Si tu familia se entera de que casi matas a alguien por perder el control por mi culpa, ¿no se rompería nuestro compromiso?
Agustín besó la frente de Dafne -No dejaré que eso pase, no se enterarán.
Dafne bajó la mirada, sintiéndose muy angustiada, y su voz se volvió aún más tenue -No es necesario que lo hagas por mí.
-Dafi -la mano cálida y firme de Agustín levantó su barbilla, haciendo que ella lo mirara a los ojos. Claro que es necesario, te valoro más que a mi propia vida.
Los ojos de Agustín, oscuros como la noche, miraban a Dafne con una intensidad ardiente.
Dafne se quedó paralizada.
Una marea de emociones la inundaba, dejándola sin palabras por un buen rato.
No esperaba ser tan importante para Agustín.
Las pestañas de Dafne temblaron.
Tenía miedo.
Miedo de ser una carga para él.
Solo pensar que él casi fue a la cárcel por su culpa hacía que su corazón se sintiera oprimido.
-Dafi, ¿no dijiste que no ibas a llorar? ¿Por qué otra vez lágrimas? -La voz de Agustín devolvió a Dafne a la realidad, y solo entonces se dio cuenta de la humedad en su rostro.
Ella hizo un puchero -Entonces, ayúdame a secarlas.
El dedo ligeramente áspero de Agustín limpió suavemente las lágrimas del rostro de la chica.
De repente, Dafne rodeó con sus brazos la cintura de Agustín, enterrando su cara en su pecho, como un pequeño gatito restregándose.
El corazón de Agustín se derritió.
Dafne inhaló suavemente su aroma, murmurando con satisfacción -Agus, hueles tan bien.
Agustín rio -Si te gusta, huele cuanto quieras.
Dafne, haciendo pucheros -Agus, bésame.
Agustín pensó que había escuchado mal.
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Capitulo 97
Abrió los ojos ligeramente, sosteniendo los hombros de Dafne para apartarla un poco, mirándola a los ojos mientras decía palabra por palabra -¿Qué dijiste?
Dafne se sonrojó, el rubor extendiéndose hasta sus orejas. Mordió su labio, y con una voz apenas audible, murmuró -Dije… bésame…
Apenas terminó de hablar, los besos de Agustín la envolvieron por completo.
Sus labios eran muy suaves.
Era la primera vez que Dafne besaba a alguien, y estaba tan torpe que permanecía inmóvil, con la mandíbula apretada, sin saber cómo reaccionar.
Su corazón latía con fuerza.
Golpeteaba con tal intensidad que parecía querer salirse de su pecho.
Agustín la besaba suavemente, absorbiendo toda su dulzura.
No pasó mucho tiempo antes de que su respiración se descontrolara.
Antes de perder el control, Agustín se apartó de sus labios.
Dafne escuchó el agitado jadeo del hombre y alzó la vista para ver su rostro ligeramente sonrojado y sus ojos llenos de deseo.
-¿Por qué te detuviste? -preguntó Dafne, aún desorientada.
-Es mejor que descanses temprano, me voy -Agustín estabilizó su respiración, fingiendo calma-. Si seguimos, sucederá algo.
Dafne entendió perfectamente lo que él quería decir con “sucederá algo“.
Su rostro se sonrojó intensamente -Bien… cuídate en el camino.
Agustín la miró profundamente y dijo dos palabras -Muy dulce.
-¿Eh? ¿Qué? -Dafne inclinó la cabeza, sus ojos húmedos llenos de confusión.
Agustín levantó su mano, presionando suavemente su dedo índice sobre los labios rojizos de Dafne, sus ojos oscuros mostrando una emoción indescifrable -Aquí, muy dulce.
Dafne sintió como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, dejándola completamente
entumecida.
Se dio la vuelta y corrió rápidamente hacia su habitación -¡Adiós!
Agustín la observó huir, sonriendo con ternura.
Al día siguiente.
Dafne fue a un almuerzo en la casa de la familia Junco.
10.40
Capitulo 97
La casa de la familia Junco estaba en el mismo barrio de la villa que la casa de la familia Rosales.
Antes de ir a la casa de la familia Junco, Dafne hizo una parada en la casa de los Rosales.
Baltasar y Clara estaban en casa. Al verla llegar, Baltasar le preguntó -¿Últimamente no has estado en casa, dónde te has estado quedando?
Dafne ya conocía la verdad sobre el nuevo matrimonio de Baltasar, y al saber que era el deseo de su madre, su actitud hacia Baltasar no era tan fría como antes.
Con tranquilidad respondió -En el apartamento que me regaló mi primo, está cerca de la oficina de abogados, es conveniente para el trabajo.