Capítulo 98
Baltasar asintió con la cabeza y dijo -Cuando tengas tiempo, te llevaré a conocer a algunas personas para que te ayuden con nuevos casos.
Dafne sabía que Baltasar quería ofrecerle recursos y conexiones, así que no lo rechazó -Está bien, el próximo fin de semana.
Jana bajó corriendo las escaleras y se aferró a la pierna de Dafne -¡Hermana, has vuelto!
Dafne le acarició la cabeza -Sí.
Clara, sonriendo, le preguntó a Dafne cómo le había ido últimamente y si se había acostumbrado a vivir fuera.
Dafne no discutió con ella como solía hacerlo antes, solo asintió levemente -Voy a subir a buscar unas cosas.
Dafne subió a su habitación.
-Baltasar, tengo la sensación de que Dafi ha cambiado -dijo Clara sonriendo-. ¿Te diste cuenta? Esta vez que vino a casa, fue mucho más amable con nosotros.
Baltasar asintió complacido -Ha madurado, ya no es tan infantil.
Dafne regresó a su dormitorio, se cambió de ropa y se dirigió al tocador para maquillarse. Al bajar la vista, vio algo sobre el tocador.
Era un dibujo hecho con crayones, mostrando a la familia de cuatro personas en armonía.
Dafne se detuvo un momento, sintiendo una mezcla de emociones.
Fue un dibujo hecho por su hermana Jana de los cuatro juntos.
A un lado estaban Baltasar y Clara, en el centro la figura más alta era ella, y la más baja era Jana.
Dafne miró fijamente el dibujo, con las emociones a flor de piel, sin saber exactamente en qué pensaba.
Finalmente, enrolló el dibujo y lo guardó en una caja.
Después de maquillarse, Dafne bajó las escaleras y se unió a ellos para ir a la casa de la familia Junco.
Ese día llevaba un vestido largo de manga larga color crema, combinado con zapatos de tacón blanco, un conjunto elegante que agradaría a los mayores.
Jana llevaba un vestido rojo, con dos moños en el cabello y un broche de fresa roja, un atuendo muy bonito y alegre.
Dafne y Jana caminaron delante, mientras que Baltasar y Clara los seguían por detrás, entrando juntos a la casa de la familia Junco.
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Agustín salió personalmente a recibirlos.
Dentro de la mansión, los señores de la familia Junco se acercaron sonriendo para saludarlos. Fátima, de pie junto a los señores Junco, también intercambió algunas cortesías.
Dafne la miró brevemente, sin mostrar emoción alguna.
La cena fue abundante, era evidente que la familia Junco había puesto esfuerzo en ello, con una mesa llena de los platos favoritos de Dafne.
Después de cenar, las dos familias se sentaron junto al sofá en la sala de estar.
En pocos días, Dafne y Agustín celebrarían su compromiso, así que todavía debían discutir algunos detalles.
Antes de que Paula Junco pudiera hablar, Agustín de repente intervino -Aprovechando que estamos todos aquí, tengo algo que decir.
Todos los ojos se posaron en él.
-Fátima, ven a disculparte con Dafne -dijo Agustín con voz fría.
Fátima abrió los ojos con sorpresa, sus labios temblaban.
Paula Junco frunció el ceño, con tono de disgusto -¡Agustín!
Agustín hizo caso omiso, mirando fijamente a Fátima con una intensidad aplastante -Te pedí que te disculparas, ¿no me oíste?
Elsa, confundida, preguntó -¿Qué está pasando?
La voz de Agustín estaba cargada de un frío aterrador, su mirada era afilada como un cuchillo -Diles lo que pasó en el establo.
Fátima estaba pálida, mirando a Paula con ojos suplicantes -Abuela…
Paula, conmovida, miró a Agustín con una leve reprimenda en su mirada -Agustín, Fati ya me contó lo del establo, fue un malentendido, no la presiones.
Dafne esbozó una ligera sonrisa sin decir nada.
Baltasar y Clara intercambiaron miradas, sin entender qué estaba ocurriendo.
Baltasar volteó a ver a Dafne y le preguntó en voz baja -¿Por qué Agustín quiere que Fátima te pida disculpas, qué hizo ella?
Con una voz neutra, Dafne respondió -Veamos qué dice ella.
Agustín ya mostraba signos de impaciencia, con una expresión severa en su rostro -Fátima, cuéntales a todos exactamente lo que sucedió aquel día en el establo. Si intentas ocultar algo, lo diré yo mismo.
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