Capítulo 99
Fátima, con lágrimas en los ojos, miró a Paula-, Abuela…
La señora Junco miró a Agustín y luego a Fátima, suspiró y dijo-, Ay, bueno, Fati, ya que lo de aquel día fue un malentendido, díselo a todos de nuevo. Estoy segura de que Dafne no es una persona irrazonable.
Incluso Paula lo había dicho, así que nadie más en el lugar se atrevió a defenderla.
Fátima sorbió por la nariz, con una expresión de haberse sentido agraviada-. Aquel día en el rancho, le pedí a Dafne que me enseñara a montar a caballo. Todo iba bien hasta que el caballo se volvió loco de repente, y… me caí y me hice daño.
Todos sabían de esto. Acababan de escuchar a Agustín insinuar que había más detrás de esta historia.
Por lo tanto, nadie la interrumpió, esperando que continuara.
Fátima levantó la mirada y observó a Agustín, su mirada era tan penetrante que le dio miedo. Titubeó y dijo -Resulta que fue un malentendido. Pensé que a Dafne no le caía bien y que había hecho que el caballo se descontrolara a propósito para herirme. Pero luego escuché que encontraron una herida en el cuello del caballo, probablemente ya estaba herido antes de sacarlo, y yo, sin querer, presioné la herida, lo que hizo que el caballo se volviera loco.
Fátima miró a Dafne con ojos llenos de tristeza-. Lo siento, Dafne, te malinterpreté. No debí pensar mal de ti. ¿Puedes perdonarme?
Dafne frunció el ceño y no respondió.
Elsa intervino con un tono de reproche -Fátima, ¿cómo pudiste pensar así de Dafne? ¿Cómo podría ella intentar lastimarte?
El padre de Agustín, y padre adoptivo de Fátima, Carlos Junco, también mostró su descontento. ¿Por qué no te inscribiste en una clase de equitación para aprender a montar? No solo no aprendiste a montar, sino que también te lastimaste y ahora tienes este malentendido con tu cuñada.
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Al escuchar la palabra “cuñada“, el corazón de Fátima se llenó de celos.
Con esfuerzo, respondió -Sé que me equivoqué, papá, mamá.
Agustín la miró fríamente -¿No dijiste aquel día que Dafne había pateado al caballo y por eso se descontroló? ¿Por qué no mencionas eso ahora?
Sin esperar respuesta de Fátima, Agustín se dirigió a sus padres -Papá, mamá, ¿quién está a cargo de la educación de Fátima? ¿Por qué se ha convertido en alguien así? Lleno de mentiras y con malas intenciones.
Carlos y Elsa Junco se miraron.
Elsa, con el ceño fruncido, preguntó a Fátima -¿Realmente mentiste?
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Las lágrimas de Fátima comenzaron a fluir de nuevo, lloraba de manera conmovedora -Yo… me equivoqué, mamá…
Paula la miró con severidad-. Fati, me dijiste que era un malentendido, pero no que habías mentido. ¿La educación que recibiste te enseñó a mentir y acusar a los demás?
La familia Rosales también comprendió.
Baltasar, mostrando su descontento, dijo -Señor, señora, Dafne nunca haría algo para dañar a alguien. Su hija mintió y acusó a Dafne falsamente, deben dar una explicación.
Clara añadió -Sí, Dafne es el tesoro de nuestra familia. Aunque nuestra familia Rosales no tiene tanto poder e influencia como la de ustedes, la familia Junco, nuestra hija es de buen corazón y jamás haría cosas tan despreciables.
Al escuchar a Baltasar y Clara, Dafne se sintió profundamente conmovida.
Durante años, su relación con la familia no había sido buena, pero eso no significaba que no la amaran ni se preocuparan por ella.
Clara, su madrastra, había sido buena con ella, y Dafne lo sabía, pero no podía superar sus sentimientos internos y siempre había sido incapaz de aceptar a esta madrastra.
Fátima, sollozando, se levantó y se inclinó ante Dafne -Lo siento, Dafne, me equivoqué. No debí mentir y acusarte falsamente. Lo siento…
Paula suspiró -Ay, Dafne, es cierto que lo que hizo Fati estuvo mal, pero ya se ha disculpado contigo, deberías perdonarla.
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