Capítulo 12
Se escuchó el sonido de un carro en el patio.
Valentín había regresado.
Floriana salió del baño con un test de embarazo en la mano.
Desde abajo, se escuchó la voz alegre de Rafael.
-¡Papá!
Floriana bajó las escaleras paso a paso.
Rafael estaba de pie sobre el sofá, extendiendo los brazos hacia Valentín.
-¡Papá, abrázame!
Valentín se inclinó y levantó a Rafael en brazos.
Floriana se dio cuenta de que la ropa de Valentín había cambiado.
Y al recordar las tres llamadas sin respuesta…
La cruel verdad se hacía evidente.
Floriana se detuvo en el último escalón, su mano que sostenía el test de embarazo estaba tensa, con los nudillos blancos.
Rafael rodeó el cuello de Valentín con sus brazos y miró hacia Floriana.
-Mamá, papá me va a llevar a pasear, ¿quieres venir con nosotros?
Floriana miró a Rafael, y luego fijó su mirada en el rostro de Valentín.
Valentín no llevaba gafas hoy, sus rasgos profundos no mostraban emoción alguna.
Finalmente dirigió su mirada hacia ella, con la misma indiferencia de siempre.
-Gracias por todo estos días, estaré en Arbolada por un tiempo, me encargaré de Rafael.
Su voz era baja y agradable, pero cada palabra estaba cargada de distancia.
Distancia hacia ella.
Floriana escuchó, y apenas esbozó una sonrisa, sintiendo un calor en sus ojos.
Le parecía irónico.
Se sentía ridícula por la alegría que había sentido al ver el resultado en el baño.
Rafael, al ver que Floriana no respondía, se impacientó.
No había olvidado que Floriana había dicho en la cafetería que tenía asuntos que atender, y quando preguntó, estaba seguro de que ella no aceptaría.
02:38
Pero, ¿y si Floriana aceptaba? ¿Qué haría entonces?
Él solo quería ir con papá a buscar a mamá.
-¿Mamá? -llamó Rafael, con un tono de prueba.
Floriana desvió la mirada hacia Rafael, notando su ligera ansiedad.
Su mente estaba hecha un lío, sin tiempo para analizar qué emoción reflejaba Rafael en ese momento, simplemente dijo:
-Mamá no va a ir, diviértete mucho con papá.
En realidad, sabía que Valentín probablemente iba a llevar a Rafael a ver a Tatiana, pero de repente le pareció irrelevante, no quería preocuparse más.
Rafael soltó un suspiro de alivio.
-Entonces, mamá, descansa bien en casa -dijo Rafael, mirando a Valentín con impaciencia-. ¡Papá, vámonos!
Valentín respondió con un tono neutral, y con Rafael en brazos, se dio la vuelta. Al pasar junto a la mesa de café, la esquina de su ojo captó la vista de un documento de divorcio.
Sin embargo, la palabra “divorcio” estaba cubierta por uno de los juguetes de Rafael.
Valentín se detuvo por un momento.
Floriana había estado observando a Valentín, así que cuando su mirada se posó en el documento de divorcio, su respiración se detuvo un instante.
Aunque sabía que Valentín pediria el divorcio, nunca imaginó que el documento llegaría a sus manos por medio de la amante de Valentín, la madre biológica de Rafael.
Hasta hoy, Floriana había creído que, aunque su relación con Valentín carecía de amor, al menos había respeto mutuo en su matrimonio.
Nunca pensó que el matrimonio que había valorado tanto, lleno de gratitud y devoción, terminaría siendo un engaño cuidadosamente planeado por Valentín para proteger a su
verdadero amor.
Valentín, para proteger a su amada, no dudó en comprometer su matrimonio, construyendo una prisión llamada matrimonio a su medida. La encerró en ella, viéndola actuar como una marioneta, feliz de cuidar al hijo que había tenido con su amante.
Cinco años, ¿y Valentin nunca sintió remordimiento?
Floriana recordó el momento en que Tatiana le entregó el documento, sintiendo una mezcla de
rabia y dolor.
En ese momento, Valentin seguía mirando fijamente el documento de divorcio.