Capítulo 22
Floriana se quedó paralizada.
Miraba a Valentín con incredulidad reflejada en sus ojos temblorosos.
-Valentín, ¿qué hice mal?
-Si tienes algo en mi contra, que sea conmigo, Tati es inocente -respondió Valentín, su mirada era pura indiferencia y crítica-. No deberías haber incitado a tu amiga a atacarla verbalmente. La mano de Floriana que sostenía la bolsa de medicamentos temblaba con fuerza.
Lo miraba fijamente, a ese tipo al que había amado con todo su corazón, sin reservas, durante cinco años.
-¿Tu Tati es inocente? -soltó una risa irónica, mientras las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos. ¿Y yo qué? ¿Acaso no soy inocente también, después de haber cuidado a su hijo durante cinco años, como una tonta?
Valentín se quedó pasmado.
Luna, llena de asombro, exclamó:
-¿Cómo que has cuidado a su hijo por cinco años? ¿No me digas que Rafael es hijo de él y
Tatiana?
Floriana respiraba agitadamente, sin responder a Luna, solo mantenía su mirada fija en
Valentín.
-Valentín, solo quiero una explicación. ¿Por qué me mentiste desde el principio?
Valentín frunció el ceño, molesto por su pregunta:
-Desde el principio acordamos que ambos obtendríamos lo que queríamos. La identidad de la madre biológica de Rafael no debería afectar nuestra colaboración.
Al escuchar eso, Floriana sintió como si el aire le faltara.
Así que esa era su razón para engañarla.
-¡Vaya razón más conveniente! -Floriana rio, mientras el mareo causado por la intensa emoción la hacía tambalearse.
Luna la sostuvo a tiempo, llena de preocupación:
-¿Estás bien?
Valentín aflojó su agarre sobre Tatiana y observó a Floriana. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Tatiana se desplomó en sus brazos.
-¿Tati?
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Capitulo 22
Valentín la sostuvo rápidamente.
Tatiana había perdido el conocimiento.
Con el semblante serio, Valentín la cargó y se dirigió apresuradamente hacia el área de hospitalización.
Luna estaba furiosa.
-¡Seguro que está fingiendo! ¡Maldita sea! Apoyo que te divorcies, después de haber sido madrastra durante cinco años, para que te humillen de esta manera… ¡Estoy tan enojada que voy a abrir un perfil falso y divulgar todo! ¡A la porra con su estúpida carrera de actriz…!
Floriana no escuchó el resto de lo que Luna decía.
Se desmayó.
Floriana durmió profundamente.
Despertó al mediodía siguiente.
Luna abrió la puerta de la habitación justo cuando Floriana se incorporaba en la cama.
-Por fin despiertas.
Al escucharla, Floriana giró la cabeza y preguntó:
-¿Qué me pasó?
Luna cerró la puerta y se sentó junto a la cama, bufando:
-Te desmayaste de la rabia por ese par de desgraciados.
Floriana parpadeó, recordando lo ocurrido en la farmacia, y sintió una punzada de tristeza.
Sabía que Valentín no se preocupaba por sus sentimientos, pero aun así había buscado una explicación, humillándose.
Había sido una tonta.
Se masajeó las sienes, llena de arrepentimiento.
-¿Qué piensas hacer ahora? -Luna miró su vientre con preocupación-. Con Valentín tratándote así, ¿aún piensas tener su hijo?
Floriana se detuvo ante la pregunta.
-Flori, ser madre soltera no es nada fácil -Luna tomó su mano-. Tu mamá sale mañana. Si se entera de lo que estás pasando, le dolerá.
-Lo sé -Floriana acarició su vientre, su voz apenas un susurro-. Solo que… me cuesta dejarlo
- ir.
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Capitulo 22
Luna frunció el ceño, a punto de hablar cuando una exclamación desde afuera interrumpió:
-¡Dios mío! ¡Tatiana hizo pública su relación!
-¡Hace unos días, un perfil anónimo ya había revelado que vivía con su novio de toda la vida! ¡Esto es una confirmación oficial!
-¡Qué confirmación ni qué nada! ¡Son amores de toda la vida! Además, el novio de Tatiana es el señor Ferrer, el heredero de la familia más rica de Arbolada, un abogado de renombre.
-¿Señor Ferrer? ¿El mismo señor Ferrer que nunca ha perdido un caso?
-¡Sí! Hace poco salió en un programa de televisión, es súper guapo, alto y con una presencia increíble.
-¡Vaya! ¡Tatiana sabe elegir! ¡Ahora todas las chicas de Arbolada estarán destrozadas!
Las voces se alejaron.
En la habitación, el ambiente se volvió tenso.
Luna, incapaz de contenerse más, exclamó:
-¡No lo puedo creer!
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