Capítulo 33
-Ya que no estás tranquila -dijo Valentín mirándola con seriedad-, entonces hagamos las modificaciones del acuerdo frente a frente.
-¿Frente a frente? -preguntó Floriana-. ¿En tu oficina de abogados?
-Regresaremos a Villa Encanto -respondió Valentín-. De paso busquemos el otro certificado de matrimonio, no lo encontré.
Floriana no quería regresar a Villa Encanto. -El certificado está en el cajón de la mesita de
noche.
-Ya busqué ahí y no está.
-Estoy segura de que lo dejé en la mesita de noche -insistió Floriana.
-No está -Valentín arqueó una ceja-. ¿Crees que te estoy mintiendo?
Floriana guardó silencio. En el fondo sabía que Valentín no tenía razones para mentirle sobre eso. Suspiró con los labios apretados y dijo:
-Bueno, vamos entonces.
Valentín abrió la puerta del copiloto para ella. Floriana echó un vistazo al guion que estaba en el asiento. No hacía falta adivinar que era de Tatiana. Apretó los labios y decidió abrir la puerta del asiento trasero, subiendo al carro por su cuenta.
Valentín permaneció en silencio por un momento, cerró la puerta y se dirigió al asiento del conductor. El Maybach se alejó del lugar, mientras, a lo lejos, una camioneta comenzó a seguirlos discretamente…
Veinte minutos después, el Maybach entró en el patio de Villa Encanto. Floriana abrió la puerta y bajó del carro. Ambos caminaron uno detrás del otro hacia la casa. Desde la camioneta, una cámara de alta definición capturó la escena…
Floriana entró directo a la habitación, abrió el cajón de la mesita de noche. ¡El certificado de matrimonio realmente no estaba! Pero ella recordaba claramente haberlo dejado allí antes de irse. Empezó a buscar por toda la habitación. Finalmente, lo encontró en el cajón del tocador.
Sosteniendo el certificado, Floriana se sentía confundida. ¿Acaso lo había recordado mal? ¿0 quizás Rafael lo había tomado para jugar y lo dejó allí por accidente? Pensó que la segunda opción era más probable. Después de todo, Rafael solía hacer esas cosas.
Con el certificado en mano, Floriana salió de la habitación y se dirigió hacia el estudio. Tocó la
puerta.
Desde adentro, la voz de Valentín se escuchó: -Adelante.
Floriana abrió la puerta y entró. -Encontré el certificado de matrimonio.
Lo colocó sobre el escritorio. Valentín, que estaba escribiendo en la computadora, detuvo su trabajo al escucharla. Miró el certificado y luego levantó la vista hacia Floriana.
-¿Dónde lo encontraste?
-En el cajón del tocador.
Valentín levantó una ceja. -¿No estaba en la mesita de noche?
Floriana frunció el ceño, queriendo evitar malentendidos, explicó: -Recuerdo haberlo dejado en
la mesita de noche. Tal vez Rafael lo tomó para jugar y lo dejó en otro lugar.
-Rafael no ha estado aquí estos días.
Floriana se quedó sin palabras. Bueno, tal vez lo recordaba mal.
-¿Cómo va la modificación del acuerdo? -cambió de tema-. Además, no quiero Villa Encanto.
-¿Por qué no?
-Está muy alejada de mi estudio, no es conveniente -respondió, aunque sabía que no era toda la razón. No sentía la necesidad de explicar más a Valentín. Él tampoco parecía interesado en
saber más.
-Entonces te lo daré en efectivo.
Mientras escribía en el teclado, Valentín dijo: -Cambiaré Villa Encanto por un millón de pesos en efectivo, y te daré otro millón por Rafael. Lo has cuidado durante cinco años, él depende mucho de ti. Espero que, si alguna vez te necesita, puedas estar ahí para él como antes.
Floriana sabía que, incluso si Valentín no le diera dinero, ella nunca dejaría de ayudar a Rafael si él la necesitaba. Pero ya que él ofrecía, ella aceptaría. Era mejor aceptar la compensación que enfrentar acusaciones de aprovecharse del niño para aferrarse a Valentín.
Con todo claro, Floriana respondió de manera calmada: -Está bien.
Valentín detuvo sus dedos en el teclado por un momento, luego continuó escribiendo…
Unos minutos después, el nuevo acuerdo de divorcio estaba listo. Imprimieron dos copias. Floriana revisó cuidadosamente, asegurándose de que todo estuviera claro y correcto. Tomó una pluma y firmó con decisión.
Al finalizar, Floriana le pasó el acuerdo a Valentín. -Nos vemos en el registro civil en diez días.
Valentín recibió el documento y le dijo: -En diez días no obtendrás el certificado de divorcio.
Floriana se sorprendió. -¿Por qué?
-Ahora hay un periodo de reflexión para el divorcio. Escribe una autorización para que yo pueda hacer los trámites. Después de un mes, cuando termine el periodo, te avisaré para recoger el certificado.
Floriana ya no tenía ánimo para discutir. -Está bien, entonces en un mes.
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Capítulo 33
El carro de transporte que había llamado llegó justo a tiempo. Floriana salió de Villa Encanto y subió al vehículo. El carro se alejó, mientras en la ventana del segundo piso, Valentín observaba, alto y firme como un árbol.
Nadie notó que la cámara de alta definición era retirada silenciosamente de la camioneta…