Capítulo 36
Esta historia ha captado la atención de muchas personas en redes sociales, especialmente con la revelación de que una vidente predijo que Floriana sería una “estrella de mala suerte“, y que traería desgracia a sus seres queridos.
[La familia Sagel dejó a Floriana en el campo cuando tenía apenas un año y no la trajeron de vuelta hasta que cumplió dieciocho. Y apenas cuatro años después, su padre murió, supuestamente por su culpa. Por suerte, la familia Sagel ya ha cortado toda relación con ella y su madre, porque si no, ¿cuántos más podrían haber muerto por su causa?]
La comunidad en línea estaba impactada.
En círculos de alta sociedad, las creencias en el destino y la suerte son comunes, y la superstición está profundamente arraigada en la cultura latina.
Por eso, muchos de los comentarios en línea parecían creer ciegamente en estas afirmaciones. Además de los curiosos, los fans de Tatiana se unieron al ataque, condenando y maldiciendo a
Floriana abiertamente.
Para ellos, Floriana tenía malas intenciones con Valentín. Después de todo, Valentín no solo era atractivo y talentoso, sino que también era un hombre de gran prestigio.
Un hombre así es muy codiciado, y según el supuesto miembro de la familia Sagel que hizo la publicación, Floriana era una oportunista que haría cualquier cosa para atrapar a alguien como
Valentín.
No es que dudaran de los sentimientos de Valentín por Tatiana, sino que desconfiaban del
carácter de Floriana.
Los fans de Tatiana, siempre protegiéndola, no tardaron en difundir publicaciones difamando a Floriana por toda la red.
Para cuando Tatiana y Valentín se habían deslindado de los rumores maliciosos, Floriana estaba sola luchando contra la marea de odio en línea.
Floriana, sin tener idea de lo que sucedía, permanecía en el hospital, sin revisar su teléfono.
…
Al mediodía, Luna llegó al hospital para acompañarla.
Luna había visto lo que circulaba en internet, pero Floriana estaba a punto de someterse a una cirugía, así que decidió no contarle nada por el momento.
Pensó que sería mejor esperar a que Floriana se recuperara un poco después de la operación
antes de hablarle del tema.
A la una y cincuenta, Floriana se puso la bata estéril y, acompañada por Luna, se dirigió al quirófano.
1/2
02:41
Capítulo 36
-Estaré en la cirugía, pero la doctora Isabel, mi mentora, será quien opere le explicó Luna, sosteniendo la mano de Floriana con seriedad-. Isabel es muy buena, Flori. Relájate, cierra los ojos y cuando despiertes, ya todo habrá terminado.
Floriana asintió, con la mirada baja, sus ojos reflejaban un abismo de desesperanza.
Luna la observó, y al final no pudo contenerse, preguntándole en voz baja:
-¿Estás realmente decidida?
-Ya estamos aquí, ¿por qué sigues preguntando? -respondió Floriana, levantando levemente la mirada para encontrarse con los ojos preocupados de su amiga. Sonrió amargamente-. Lulu, un niño que no es valorado ni esperado por su familia no puede ser feliz.
Tal como ella.
Ella había sufrido mucho, y no quería que sus hijos pasaran por lo mismo.
Por eso, decidió ser una madre egoísta y cruel.
Si había consecuencias, estaba dispuesta a afrontarlas.
Luna asintió, consciente de que Floriana no rechazaba a los niños, sino que temía no poder
ofrecerles una vida plena y feliz.
Sin más palabras, Luna acompañó a Floriana al quirófano.
No muchas mujeres optan por anestesia general en un procedimiento así, pero Floriana lo había decidido para no sentir conscientemente la separación de sus hijos de su cuerpo.
No era tan valiente como para enfrentar ese dolor y temía que ese momento se convirtiera en una pesadilla perpetua.
Por eso escogió esta manera de huir, una que era a la vez débil y decidida.
La puerta del quirófano se cerró suavemente,
Floriana se acomodó en la mesa de operaciones.
La doctora Isabel y Luna, ya vestidas con sus batas quirúrgicas, entraron al quirófano desde la sala de esterilización.
Las luces del quirófano se encendieron, cegando temporalmente a Floriana.
Cerró los ojos con fuerza al escuchar al anestesista decir:
-Voy a administrarte la anestesia ahora. Empieza a contar desde uno en tu mente.
Las pestañas de Floriana temblaron ligeramente, y una lágrima se deslizó por su mejilla…