Capítulo 41
Tatiana sintió un nudo en la garganta, su rostro se tornó pálido y tambaleó, mientras sus ojos inocentes se llenaban de lágrimas.
Floriana la observaba con frialdad, contando mentalmente.
Uno, dos, tres…
Tatiana cerró los ojos y su cuerpo delgado se desplomó hacia el suelo.
-¡Tati!
Valentín se apresuró a recoger a la desmayada Tatiana, lanzó una mirada a Floriana y se marchó con grandes zancadas.
Floriana presenció la escena sin inmutarse, su corazón no experimentó ni el más leve
estremecimiento.
Tatiana siempre tenía la capacidad de desmayarse en el momento justo, y solo Valentín, cegado por el amor, no podía verlo.
Ella cerró la puerta de la habitación del hospital y respiró hondo con los ojos cerrados.
-Flori.
Floriana abrió los ojos al escuchar la voz de su madre, encontrándose con su mirada enrojecida.
-Flori, ¿qué está pasando entre tú y el señor Ferrer? -Rosa preguntó con preocupación, añadiendo rápidamente-: No es que dude de ti, solo estoy preocupada.
Floriana se acercó y tomó la mano de su madre.
-Mamá, no te lo había contado antes porque pensé que todo terminaría pronto y no quería que te preocuparas. Pero si hubiera sabido que las cosas llegarían a esto, te lo habría dicho desde el principio.
Rosa ya tenía una sospecha en su mente.
-Entonces, tú y el señor Ferrer están…
Floriana, con una expresión serena, se refería a Valentín como si fuera un capítulo cerrado en
su vida.
-Estamos en proceso de divorcio.
En la exclusiva habitación del hospital en el piso superior, Tatiana abrió lentamente los ojos.
Valentín estaba de pie junto a la ventana, dándole la espalda, su figura irradiaba una atmósfera de inaccesibilidad.
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Capitulo 41
Incluso desde esa posición, seguía siendo alguien a quien Tatiana adoraba.
Se apoyó en la cama para incorporarse y lo llamó suavemente.
-Valentín.
Al escuchar su voz, Valentín giró la cabeza.
-Despertaste.
Su expresión era distante, al igual que su tono.
Tatiana quedó perpleja.
-¿Qué te pasa?
Valentín miró a la frágil e inocente mujer en la cama, sus ojos sombríos.
-Tati, hoy actuaste impulsivamente.
Tatiana contuvo el aliento, apretando ligeramente la sábana.
-No entiendo qué quieres decir con eso -dijo con una voz suave y un toque de tristeza.
-Te dije que me encargaría de ustedes -respondió Valentín con voz grave-. No vuelvas a hacer algo así.
Tatiana quedó atónita.
El asunto del aborto fue pospuesto debido a la enfermedad de Rosa.
Luna informó que los resultados completos de los exámenes de Rosa estarían listos pasado mañana.
Mientras tanto, Floriana no podía dejar a Rosa sola en el hospital.
Rosa ya la había instado a que no dejara que su enfermedad retrasara la carrera de Floriana.
Floriana la tranquilizó diciendo que ya había hablado con sus jefes.
Rosa no entendía mucho sobre la naturaleza del trabajo de Floriana, así que fue fácil engañarla.
Por la noche, después de asegurarse de que Rosa se había quedado dormida, Floriana dio algunas instrucciones a Ángela antes de salir del hospital.
Fue a casa para recoger alguna ropa de Rosa y luego se dirigió a su estudio.
Una vez allí, Floriana encendió su computadora y abrió un correo electrónico.
Por la tarde, había recibido un mensaje de su antiguo mentor, con quien no había tenido contacto durante años.
El correo no tenía palabras, solo unas cuantas fotos.
Capítulo 41
Floriana reconoció inmediatamente las imágenes: eran de estatuillas de porcelana antiguas.
Estos artefactos habían sido descubiertos por arqueólogos en la década de los setenta.
La mayoría estaban en el museo nacional.
Floriana amplió las fotos para examinarlas detenidamente.
Durante los últimos años, Floriana había enviado correos a su mentor en cada festividad, sintiéndose culpable por no haber aprovechado su apoyo. En esos mensajes, se limitaba a enviarle sus mejores deseos, sin atreverse a mencionar otra cosa.
Pero su mentor nunca había respondido.
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