Capítulo 68
Lisandro no se anduvo con rodeos y levantó a Rafael sobre su hombro, dándole una nalgada. -¡No me sorprende que tu mamá ya no te quiera, eres un pequeño fastidioso!
-¡Mamá! ¡Mamá, ayúdame, uuuh… este tío malo me está pegando!
No importaba cuánto Rafael llorara o pataleara, al final no pudo evitar ser cargado por Lisandro escaleras abajo.
Al lado de la acera estaba estacionado un carro de lujo.
La ventana del asiento del copiloto estaba abierta.
Rafael, entre sollozos, gritó hacia el asiento del conductor donde estaba Valentín: -¡Papá! ¡Papá, sálvame!
Valentín abrió la puerta y se bajó del carro, acercándose.
Lisandro simplemente lanzó a Rafael hacia los brazos de Valentín.
En cuanto Rafael se encontró en el regazo de Valentín, se aferró a su cuello, su llanto disminuyó y se quedó acurrucado en el hombro de su padre, con su pequeño cuerpo sacudido por el llanto, luciendo genuinamente afligido.
Si no fuera porque hace un momento Rafael le había dado una buena tanda de golpes y patadas en el piso de arriba, Lisandro podría haber sido engañado por esa apariencia de inocencia.
¡Quién lo hubiera pensado! Floriana había dado a luz a un pequeño manipulador.
Lisandro, sin ocultar su desdén, miró a Valentín y dijo sin rodeos: -El señor Ferrer, famoso y proveniente de la familia más prominente de Arbolada, pero qué sorpresa ver que es tan descuidado en la educación de su hijo.
Valentín, con sus gafas reflejando una luz intensa, fijó su mirada en Lisandro.
Aunque era la primera vez que se encontraban, ambos habían oído hablar del otro.
Valentín ignoró la provocación de Lisandro y con voz grave preguntó: -¿Floriana no está?
-Ah, ella está ocupada.
Lisandro, con una mano en el bolsillo, le echó un vistazo a Valentín y luego sonrió de lado. -¿Tienes algo que decirle? Si no te importa, puedo pasarle el mensaje.
El rostro de Valentín se mantuvo impasible mientras miraba fijamente a Lisandro antes de responder: -Por favor, dile que los resultados de la compatibilidad de médula de su madre y su hermano ya salieron.
Dicho esto, Valentín subió al carro con Rafael en brazos.
Poco después, el carro se alejó.
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Lisandro observó cómo el vehículo se hacía cada vez más pequeño, sus labios se curvaron en una fría sonrisa,
Cuando Lisandro regresó al taller, Floriana acababa de salir de la sala de restauración.
-¿Terminaste?
-Sí. Floriana se dirigió a la máquina de agua, llenó un vaso y bebió más de la mitad de un solo trago.
Dejó el vaso y miró a Lisandro.
-¿Quieres revisar el trabajo?
-No es necesario.
Lisandro sacó su teléfono, enviando un mensaje a su asistente privado para que organizara un vuelo, mientras decía: -He visto tus habilidades estos días. Ya que has terminado la restauración, esta noche llevaré la pieza de vuelta. En cuanto al resultado, tendrás que esperar. El maestro probablemente se pondrá en contacto contigo personalmente.
-Está bien.
-Por cierto. Lisandro terminó de enviar el mensaje y guardó su teléfono en el bolsillo antes de mirar a Floriana. -Tu futuro exmarido me pidió que te dijera algo sobre los resultados de compatibilidad de médula de tu madre y hermano…
Floriana fue directo al hospital a ver a Guillermo.
Guillermo ya la estaba esperando y, al verla llegar, le entregó el informe que había preparado. -Felicidades, la compatibilidad fue un éxito.
Floriana tomó el informe, con las lágrimas nublando su visión.
Respiró hondo, parpadeó varias veces y logró aclarar la vista.
En ese momento, su teléfono vibró en el bolsillo.
Un número desconocido.
Floriana respondió y antes de que pudiera hablar, escuchó la voz de Isaac: -Mi querida hermana, ¿ya pensaste cómo vas a rogarme?
Floriana se quedó paralizada.
-¿No te encanta jugar a ser la hija ejemplar? Jajaja-
Isaac soltó una risa que resonaba como un espectro salido del infierno, tétrica y aterradora: -¡Vamos! Muéstrame otra vez hasta dónde puedes llegar por esa mujer malvada.
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