Capítulo 77
La Casa del Jardín.
Rafael insistía en hacer un muñeco de nieve. Tatiana, debido a su delicada salud, no podía acompañarlo a jugar, así que Valentín decidió encargarse él mismo.
Tatiana observaba con ternura y satisfacción desde el solarium del segundo piso cómo Valentín y Rafael compartían ese momento tan especial entre padre e hijo.
De repente, el celular sobre la mesa de té de madera comenzó a vibrar.
Era el teléfono de Valentín.
Tatiana se acercó para ver quién llamaba. Era una llamada de Guillermo, lo que hizo que se detuviera un momento.
Recordando el video que había visto en línea, Tatiana echó un vistazo al jardín donde Valentín jugaba con Rafael.
Decidió dejar el teléfono de nuevo en la mesa y, con calma, continuó disfrutando de su taza de té de hierbas.
En el hospital, Guillermo había llamado ya cinco veces sin obtener respuesta.
-Qué raro, ¿por qué Valentín no contesta? -se preguntó Guillermo.
-¿Será que no quiere contestar a propósito? -aventuró Luna, visiblemente molesta-. Seguro adivinó que lo llamabas por algo relacionado con Flori y por eso no contesta.
-Valentín no es así -respondió Guillermo con confianza-. Tal vez está ocupado…
-¡Bah! Estoy tan desesperada que pensé en pedirle ayuda a Valentín -suspiró Luna-. Mejor voy yo misma a ver a la familia Sagel.
-¿Estás segura de que puedes ir sola? -preguntó Guillermo mientras la detenía-. ¿Quieres que te acompañe?
Luna iba a rechazar la oferta, pero recordó la actitud de la familia Sagel. Los Quijano tenían un peso considerable en Arbolada y, dado que Guillermo tenía una buena relación con Valentín, llevarlo podría ser útil en un momento crucial.
Pensando en esto, Luna asintió. -Gracias, en ese caso, te agradecería que me acompañaras, Dr. Quijano.
Guillermo asintió, a punto de responder, cuando una enfermera se acercó apresurada.
-¡Dr. Quijano, algo malo pasó! ¡La paciente de la cama 28 se desmayo!
—¡La cama 28! —exclamó Luna, alarmada-. ¡Esa es la señora Jaramillo!
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-Tranquila, iré a ver qué sucede -dijo Guillermo, tratando de calmarla.
Rosa había caído en un estado de inconsciencia repentino, y Guillermo se encargó personalmente de su recuperación.
Luna esperaba ansiosa fuera de la sala de emergencias, caminando de un lado a otro.
Ángela, que estaba junto a ella, también mostraba preocupación.
Cuando Rosa se desmayó, Ángela había ido a la tienda de conveniencia a comprar algo.
Para cuando regresó, Rosa ya estaba dentro de la sala de emergencias.
Si algo le pasaba a Rosa, Ángela nunca encontraría paz en su conciencia.
Después de media hora interminable, la luz de la sala de emergencias se apagó.
La puerta se abrió lentamente.
-¿Cómo está la señora Jaramillo? -preguntó Luna de inmediato.
-Está bien ahora -Guillermo respondió, quitándose la mascarilla-. Acaba de despertar y, por el momento, descartamos un empeoramiento de su estado. Parece que fue un desmayo por exceso de emociones.
-¿Exceso de emociones? -Luna frunció el ceño-. La señora Jaramillo ha estado todo el tiempo en su habitación. ¿Cómo pudo pasarle algo así?
-Antes de salir, parecía estar normal -recordó Ángela-. Incluso me pidió que le trajera un elote.
Luna también lo encontró extraño.
-Llevemos a Rosa de vuelta a su habitación. Cuando esté más despierta, podremos preguntarle.
Luna asintió.
Rosa fue trasladada de regreso a su habitación, y aunque parecía tranquila, poco después de conversar un poco con Luna, volvió a quedarse dormida.
Sin obtener respuestas claras y preocupada por Floriana, Luna le pidió a Ángela que vigilara las emociones de Rosa y se marchó, planeando dirigirse a la familia Sagel.
Al pasar por el pasillo, escuchó a unas enfermeras charlando:
-¿Viste el video? Es impactante. ¿Cómo pueden ser tan desquiciados en esos círculos de la alta sociedad?
-La mujer del video, la señorita de la familia Sagel, es la hija de la paciente de la habitación 28, ¿verdad?
-Sí, pobre de ella. Con una familia como esa, ¡qué difícil debe ser!
Luna frunció el ceño y detuvo a una de las enfermeras.
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Capítulo 77
-Perdón por interrumpir, ¿de qué video están hablando?
-¿No lo has visto, Dra. Alarcón? -respondió la enfermera, sacando su celular y mostrándole el video-. Mira, esa es la señorita Sagel, ¿cierto?
En el video, una mujer que era claramente Floriana, aparecía siendo humillada, con el cabello tironeado y obligada a arrodillarse.
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