Capítulo 82
Valentín no respondió de inmediato a lo que Guillermo había dicho, solo preguntó:
-¿Acabas de salir de la sala de emergencias?
-¡Sí! -Guillermo se acercó y se dejó caer en el sofá frente a Valentín, relajándose mientras se recostaba. Estoy agotado. Ha sido una locura, como arrebatarle a alguien de las puertas del infierno. Si hubiéramos llegado un minuto más tarde, esa persona ya no estaría aquí.
Al escuchar esto, Valentín frunció el ceño.
-¿Tan grave fue?
-¿Qué esperabas? Hubo hemorragia interna. Aunque lograron salvarle la vida, tendrá que pasar varios días en la UCI…
-¿Hemorragia interna? -interrumpió Valentín, clavando su mirada intensa en Guillermo, como si una tormenta se formara en sus ojos.
Guillermo, ajeno a la tensión de Valentín, cerró los ojos y masajeó su cuello adolorido.
-Sí, ayer estaba bien y, de repente, hoy pasa esto. Por eso digo, hay que valorar cada día, nunca se sabe si el mañana o un accidente llegará primero. Como mi paciente…
-¿Dónde?
Guillermo abrió los ojos, sorprendido por la expresión sombría de Valentín.
-¿Qué te pasa?
-Hemorragia interna, ¿quién lo golpeó? -la voz de Valentín era cortante, cargada de una ira contenida.
-¿Golpear? -Guillermo se enderezó, con una expresión incrédula-. Hermano, es un señor de ochenta años, ¿quién se atrevería a golpearlo?
Valentín se quedó perplejo.
-¿Un señor mayor? -relajó un poco los puños-. ¿Entonces la persona que salvaste es…?
-¡Mi paciente! -Guillermo notó algo extraño en Valentín-. Oye, ¿por qué te preocupa tanto un señor de ochenta años? ¿No podrías preocuparte por lo que quería hablar contigo esta mañana?
Valentín no contestó, pero su mirada hacia Guillermo ahora tenía un toque de desaprobación.
Guillermo, confundido por la reacción de Valentín, insistió:
-¿Qué pasa contigo, Valentín? ¡No estás bien! ¿Acaso no contestaste esta mañana porque te pasó algo grave? ¿En qué andabas? Sabes que… ¡Hey! ¡No he terminado de hablar! ¿A dónde
vas?
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La puerta de la oficina se cerró de golpe detrás de Valentín, dejando a Guillermo mirando la puerta cerrada con el ceño fruncido.
-Qué extraño…
En la habitación del hospital, Floriana despertó lentamente. Luna estaba a su lado, y al verla abrir los ojos, le preguntó cómo se sentía.
-Estoy bien–respondió Floriana.
Después de asegurarse de que no había signos de una conmoción cerebral, Luna se tranquilizó un poco. Sin embargo, rápidamente se plantó con las manos en la cintura y comenzó a regañar a Floriana por diez minutos seguidos.
-¡Floriana, si te atreves a actuar por tu cuenta otra vez, terminamos nuestra amistad!
-¿Te crees muy valiente? ¡Esa es la familia Sagel! ¿Olvidaste lo que te hicieron hace cinco años?
-Si no hubiera llevado al Dr. Quijano a buscarte, ¡habrías muerto en ese carro!
Floriana permaneció en silencio durante todo el sermón. Solo cuando Luna terminó, murmuró:
-Lo siento por preocuparte.
-¡Siempre es lo mismo contigo! -Luna le lanzó una mirada de reproche, pero su enojo se mezclaba con preocupación. Al ver el vendaje grueso en la frente de Floriana, Luna suspiró, amainando su tono.
-Flori, no puedes cargar con todo sola. Nos haces mucho daño a mí y a la señora Jaramillo, ¿sabes? Si algo te pasara… nos quedaríamos con la culpa toda la vida.
Floriana sabía que realmente había asustado a Luna esta vez.
-Lulu, lo siento, no lo pensé bien.
-A quien deberías disculparte es a la señora Jaramillo -Luna se detuvo, su expresión se volvió seria-. Ella ya sabe sobre su leucemia.
Floriana se sobresaltó.
-¿Cómo se enteró?
-Ángela dijo que un médico interno nuevo se le escapó.
-No puedo dejarlo así, debo ir a verla…
-¿Y piensas ir en tu estado? -Luna la detuvo-. Tranquila, la señora Jaramillo está bien, solo insiste en pasar las fiestas en casa. El Dr. Quijano y yo decidimos que Ángela la lleve a casa por ahora.
Con estas palabras, Floriana se tranquilizó un poco.
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Capitulo 82
-Piensa en ti misma primero -dijo Luna, mirando su vientre-. Te golpeaste la cabeza, pero esos dos pequeños están bien.
Floriana permaneció en silencio un momento, acariciando su vientre.
-¿Puedes preguntar a Isabel si la cirugía aún puede hacerse esta tarde?
Luna se alarmó.
-¿Hablas en serio?
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