Capítulo 86
-¿Has oído hablar de Rafael? -dijo Tatiana con una expresión inocente-. Es el hijo que Valentín y yo tuvimos hace cinco años. En aquel entonces, mi carrera estaba en pleno ascenso, y Valentín no quería que el niño interfiriera en mi trabajo, así que ideamos este plan.
Tatiana continuó con su tono de aparente inocencia:
-Señora Jaramillo, de verdad que está equivocada conmigo. No soy la amante. Valentín y yo somos como hermanos desde siempre, hemos estado juntos por muchos años. Su hija no es más que una persona que cuida de nuestro hijo.
Rosa abrió los ojos de par en par, incrédula ante lo que Tatiana acababa de decir.
-¿Cómo puede ser esto posible…? -negaba con la cabeza-. No lo creo. ¡Flori no puede ser tan ingenua! Si solo estaba cuidando de su hijo, entonces, ¿cómo es que…?
¿Cómo es que ella también se quedó embarazada?
Rosa se negó a aceptar que su hija pudiera ser tan ingenua. Con una mano sobre el pecho, donde sentía un dolor punzante, dijo:
-No lo creo. Necesito hablar con Flori.
Se dio la vuelta y comenzó a caminar tambaleándose hacia la salida.
-Señora Jaramillo -Tatiana se adelantó, sujetándola del brazo-. No se vaya aún, hay algo más que necesito contarle.
Rosa intentó zafarse, pero Tatiana la sujetó con firmeza y se inclinó para susurrarle al oído:
-¿Recuerda a Xiomara Zelaya?
El cuerpo de Rosa se quedó inmóvil ante la mención del nombre.
Tatiana la soltó y dio un paso atrás, observando cómo los ojos de Rosa se agrandaban por la sorpresa. Con una sonrisa gentil, Tatiana dijo:
-Déjeme presentarme. Soy Tatiana, y Xiomara es mi madre.
¡Boom!
El rostro de Rosa perdió todo color.
-Tú… tú eres… -Rosa levantó una mano temblorosa, apuntando a Tatiana-. ¡Eres la hija de esa maldita mujer…!
-Ah, por cierto -Tatiana sacó su celular y reprodujo un video de Floriana arrodillada frente a la familia Sagel-. Mire este video, señora Jaramillo. Escuché que la señorita Sagel se ofreció para ayudar con su enfermedad, a pesar de la humillación. ¡Qué gesto tan noble hacia usted! Incluso yo, siendo una extraña, me siento conmovida.
La mirada de Rosa se desplazó lentamente hacia la pantalla del celular de Tatiana, donde se
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reproducía el video. En él, Floriana estaba siendo forzada por Isaac a inclinarse hacia el
suelo…
El dolor en el corazón de Rosa era insoportable. Incapaz de seguir viendo, se dio la vuelta y
salió tambaleándose de la habitación.
Valentín regresó después de una llamada telefónica y notó que Rosa ya se había ido. Miró los obsequios que habían quedado sobre la mesa, frunciendo el ceño, y le preguntó a Tatiana:
-¿Dejó algún mensaje?
Tatiana, sentada en el sofá, levantó la mirada hacia Valentín y negó con un gesto inocente.
-La señora Jaramillo parecía estar muy alterada. Quise explicarle lo de usted y la señorita Sagel, pero no quiso escucharme. Dejó las cosas y se fue -dijo Tatiana.
Valentín asintió sin decir más.
De regreso de la oficina, Rosa permaneció en silencio durante todo el camino. Ángela, notando su actitud, trató de hablar con ella, pero no obtuvo respuesta.
Al llegar a casa, Rosa mencionó que estaba cansada y se retiró a su habitación para descansar. Ángela no pensó mucho al respecto, revisó la hora y salió a hacer las compras del día como de costumbre.
Una hora después, cuando Ángela terminó de preparar el almuerzo, fue a llamar a Rosa para que comiera. Golpeó la puerta varias veces, pero no recibió respuesta, así que la abrió.
La habitación estaba vacía, Rosa no estaba allí.
Ángela buscó por toda la casa, pero no la encontró. Bajó a buscarla, pero tampoco tuvo éxito. Sintiendo una creciente inquietud, rápidamente llamó a Floriana…
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