Noches de Amor y Engano 87

Noches de Amor y Engano 87

Capítulo 87 

Rosa había desaparecido

Luna y Ángela acompañaron a Floriana a buscar por los alrededores de la Villa de los Sueños, pero no encontraron rastro alguno

La noche había caído y el día festivo se acercaba más. El cielo había empezado a soltar nieve sin parar

Toda la ciudad estaba cubierta por el viento y la nieve

Floriana parecía una niña perdida, buscando sin rumbo la figura de Rosa en medio de la tormenta

¿A dónde habría ido mamá

La ciudad era grande, pero el único lugar donde su madre podía refugiarse era en la casa de cien metros cuadrados de la Villa de los Sueños

Pero ella no estaba allí

¿Por qué se había ido mamá

Floriana no podía entenderlo, se sentía perdida y culpable

Era su culpa por no haber cuidado bien de su madre, por no haber pensado en todo… 

El viento y la nieve se intensificaban, haciendo tambalear su cuerpo delgado

Se cayó varias veces, pero se levantó con terquedad

Por más que Luna la intentaba convencer, no la escuchaba. Buscar a alguien a pie en ese clima parecía un castigo autoimpuesto. 

Al final, Luna y Ángela la forzaron a entrar al carro… 

A las cuatro de la mañana, Guillermo recibió la llamada de Luna

Al enterarse de la desaparición de Rosa, Guillermo se levantó de un salto, se vistió a toda prisa, tomó las llaves del carro y salió

En unos veinte minutos, una Cayenne blanca se detuvo frente a la puerta de la familia Sagel

Un BMW estaba estacionado con las luces encendidas

Guillermo se bajó del carro y se dirigió hacia el BMW

La puerta se abrió y Luna y Floriana salieron del carro

-Dr. Quijano, lamento molestarlo de nuevo -dijo Floriana con voz ronca mientras miraba a Guillermo

Dada la posición de la familia Quijano en Arbolada, la familia Sagel no podía negarse

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Capitulo 87 

Guillermo

Era una situación de urgencia, el tiempo apremiaba, y Floriana no tuvo más opción que pedirle ayuda a Guillermo

Guillermo miró su rostro y frunció el ceño de inmediato

-Ve al carro a esperar. La Dra. Alarcón y yo entraremos

Floriana estaba más pálida que la nieve que caía sin cesar, con la nariz y los ojos irritados, luciendo realmente mal

El vendaje en su frente estaba manchado de sangre. Enfrentarse a este mal tiempo con esa herida no era saludable

Luna intentó convencerla

-El Dr. Quijano tiene razón, Flori, mejor espera en el carro

Floriana apretó los labios sin responder, pero tampoco se movió

Luna suspiró

-Señora Jaramillo todavía no aparece y no puedes caer primero

Esas palabras convencieron a Floriana

Asintió y se volvió al carro

Con la puerta cerrada, observó a Luna y Guillermo entrar a la casa de la familia Sagel a través 

de la ventana

El tiempo de espera era una tortura interminable

Fuera, el viento helado azotaba, y dentro del carro cerrado, Floriana no dejaba de mirar la puerta de la familia Sagel

Esperaba que su madre estuviera allí, pero también temía que, de ser así, pudiera enfrentar represalias de la familia Sagel

Hubo movimiento en la puerta

El viejo mayordomo de la familia Sagel acompañó a Guillermo y Luna hasta la entrada

El corazón de Floriana dio un salto, pero pronto la pequeña esperanza que había albergado se desvaneció

Solo salieron Guillermo y Luna

Abrieron la puerta del carro, y Luna y Guillermo se quedaron afuera mirándola

Floriana levantó ligeramente la cabeza para mirarlos

Guillermo negó con la cabeza

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-He intentado de todo, pero parece que no está aquí

Floriana bajó la mirada

-Entonces, ¿a dónde habrá ido

Arbolada era tan grande, y Floriana no tenía idea de a dónde más podría haber ido su madre

Incluso había buscado en el lugar menos probable, la casa de la familia Jaramillo, con Guillermo acompañándola

Cuando salieron de la casa de los Jaramillo, el día ya había amanecido completamente

La tormenta había cesado, pero el cielo seguía gris

Rosa seguía sin aparecer

Guillermo se dirigió directamente al hospital. Tenía una cirugía importante ese día

Luna pidió permiso en el trabajo para acompañar a Floriana a la comisaría a denunciar la desaparición

A las nueve de la mañana, Luna sostenía a Floriana, quien parecía desolada, mientras salían de la comisaría

Ángela los seguía, secándose las lágrimas de vez en cuando

Se sentía muy arrepentida y seguía pensando que, si no hubiera ido a comprar víveres ayer, tal vez nada de esto habría pasado… 

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