Capítulo 88
Después de subir al carro, Luna destapó su termo y se lo ofreció a Floriana.
-Toma un poco de agua tibia, la herida en tu cabeza aún no ha sanado y después de correr de un lado a otro toda la noche, tu cuerpo no lo va a soportar.
Floriana bajó la mirada y negó con la cabeza, murmurando como si hablara consigo misma:
-¿Dónde crees que podría estar mi mamá?
Luna apretó los labios, sin saber qué responder.
Desde el asiento trasero, Ángela dio una palmada en su pierna y propuso:
-¿Por qué no preguntamos al señor Ferrer?
-¿Valentín? -Luna se giró sorprendida hacia Ángela-. ¿Por qué deberíamos preguntarle a él?
-Ayer por la mañana fuimos juntas al despacho del señor Ferrer.
-¿Qué? -Luna se quedó atónita-. ¿Por qué no lo mencionaste antes?
-Es que… no me lo preguntaron.
Floriana miró a Ángela.
-¿Para qué fue mi mamá al despacho?
-Solo fue a llevarle un regalo de Año Nuevo, pero justo cuando llegamos, la señorita Zelaya también estaba buscando al señor Ferrer. Después, tu mamá me pidió que esperara afuera, así que no sé qué más hablaron…
Floriana apretó las manos con fuerza.
-Lulu, vamos al despacho de Valentín.
-¡De acuerdo! -Luna encendió el motor del carro de inmediato.
…
Valentín había estado muy ocupado estos días, y pasar noches en vela se había vuelto algo normal para él.
Tatiana, cuyo proyecto acababa de terminar, tenía tiempo libre y había estado visitando el despacho todos los días.
Esa mañana, llegó con un desayuno especial. Al bajar de su carro, notó un BMW blanco estacionado al lado del camino. Dudó un momento, pero luego se dirigió al despacho con paso elegante en sus tacones.
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Tatiana tocó la puerta de la oficina de Valentín.
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Capítulo 88
Él, concentrado en los documentos, no levantó la vista, solo dijo con voz apagada:
-Adelante.
Tatiana entró, se acercó al escritorio y, al ver la pila de documentos, frunció ligeramente el
ceño.
-¿Otra vez pasaste la noche en vela? -dijo con un tono dulce y un ligero reproche.
Valentín respondió con indiferencia.
Tatiana puso el desayuno frente a él.
-Valentín, sé que este caso es importante para ti, pero necesitas mantener una rutina regular de comida y descanso. ¡Come algo primero!
-Déjalo ahí, terminaré estos documentos y luego como.
Tatiana, decidida, apartó los documentos de su alcance y empujó el desayuno hacia él.
-Primero come.
Valentín frunció el ceño y levantó la mirada hacia Tatiana. Su rostro, por lo general impasible, mostraba ahora una mezcla de autoridad e impaciencia. No le gustaba ser interrumpido mientras trabajaba.
Sin embargo, Tatiana le sonrió dulcemente y, escondiendo los documentos detrás de ella, dijo:
-Si no comes, llamaré a Rafael. Está preocupado porque trabajas demasiado y no comes bien. ¡Me pidió que te vigilara!
Mencionado Rafael, Valentín no tuvo más opción que ceder. Presionando ligeramente sus sienes, suspiró:
-Está bien, lo haré.
Tomó el desayuno, justo cuando se escuchó un golpe en la puerta.
Tatiana se giró con naturalidad:
-Adelante.
Pío abrió la puerta y anunció:
-Señor Ferrer, la señorita Sagel quiere verlo.
Valentín dejó el desayuno, su tono era frío:
-Déjala pasar.
Pío se hizo a un lado, permitiendo que Floriana y Luna entraran.
Luna le lanzó una mirada fulminante a Tatiana, mientras Floriana, ignorándola, dirigió una mirada gélida a Valentín.
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Capitulo 88
-Valentín, ¿qué le dijiste a mi mamá ayer?
Valentín se giró al escucharla y se sorprendió al ver el estado de Floriana. Estaba mucho peor que el día anterior. Cualquiera que la viera se sentiría conmovido.
Sintió un apretón en el pecho y se levantó para acercarse a ella, su mirada reflejaba su rostro pálido y distante.
Aunque solía ser frío y autoritario, su tono se suavizó:
-¿Qué ha pasado?