Capítulo 89
Valentín cambió de tono de repente, lo que tomó por sorpresa a Tatiana. Ella lo miró, frunciendo levemente el ceño sin decir palabra.
Por otro lado, Floriana no tenía tiempo para preocuparse por el cambio de actitud de Valentín.
Lo único que le importaba era encontrar a su madre cuanto antes. Cualquier pista o esperanza era algo que no podía dejar pasar.
-Mi mamá ha desaparecido -le dijo a Valentín.
-¿Cuándo sucedió esto? -preguntó él, frunciendo el ceño.
-Ayer por la tarde, después de regresar de aquí -respondió Floriana, mirándolo con una mezcla de decepción y enojo que no intentó ocultar.
Valentín se sintió herido por la mirada de Floriana.
-¿Floriana, crees que es mi culpa que tu madre haya desaparecido?
-¡Ella desapareció después de salir de aquí! ¿Acaso no es lógico que te busque a ti? -le gritó Floriana, con el pecho subiendo y bajando violentamente. Sintió un mareo momentáneo, pero se obligó a contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Había pasado toda la noche buscándola y estaba al borde del colapso. Al ver la actitud de Valentín, toda la frustración acumulada estalló de golpe.
-Si no hubiera sido por ti y Tatiana encontrando el hospital la última vez, mi madre nunca habría descubierto que me casé contigo -continuó, con la voz temblando de rabia-. Si no fuera por ustedes, no estaría en el ojo del huracán en las redes, y mi madre no pensaría que soy la amante de alguien.
Floriana lo miró directamente a los ojos oscuros de Valentín.
-Valentín, cuando acepté casarme contigo hace cinco años, nunca imaginé que este matrimonio me traería tanta vergüenza.
El rostro de Valentín se endureció, sus facciones se volvieron más severas.
¿El matrimonio contigo te avergüenza? -preguntó, con una chispa de ira encendiendo sus palabras.
-¡Sí! -Floriana no apartó la mirada-. Si pudiera elegir de nuevo, nunca me casaría contigo.
Valentín sintió cómo una furia inexplicable crecía en su interior.
-Floriana, ayer ni siquiera tuve la oportunidad de hablar con tu madre -dijo, con un tono cortante-. En lugar de desquitarte conmigo, deberías pensar dónde podría estar ella.
Floriana contuvo el aliento. Miró al hombre frente a ella y se dio cuenta de que su decepción no tenía límites. Cada vez que pensaba que no podía decepcionarse más con Valentín, él lograba
superarse.
Capítulo 89
-Claro, soy yo la que está siendo irracional -dijo Floriana, con una sonrisa amarga.
Valentín frunció más el ceño al ver esa sonrisa.
-Señorita Sagel, en verdad estás malinterpretando a Valentín -intervino Tatiana, acercándose a su lado con una expresión inocente-. Ayer, cuando llegó la señora Jaramillo, Valentín estaba ocupado con un caso difícil y salió a tomar una llamada. La señora Jaramillo apenas estuvo un momento en la oficina antes de irse.
Floriana miró a Tatiana.
-¿Y qué le dijiste tú a mi mamá?
-¿Yo? -Tatiana negó con la cabeza-. No conozco mucho a la señora Jaramillo. Sabía que ustedes estaban gestionando el divorcio y pensó que yo era la tercera en discordia. Fue muy hostil conmigo. Le ofrecí un poco de té, pero se negó y se fue después de dejar un regalo.
Luna resopló, claramente molesta.
-¿Tú? -dijo, casi escupiendo las palabras-. ¡Por favor! ¿Por qué no revisas en tu bolso a ver si tienes un acta de matrimonio? ¿Que la señora Jaramillo fue hostil contigo? ¡Deberías agradecer que no te haya abofeteado!
Tatiana palideció, sus ojos se llenaron de lágrimas al instante.
-¡Otra vez con tus lágrimas! -gruñó Luna-. Tu actuación es buena, pero no me interesa verla. Guarda tus lágrimas para esos que son ciegos y no ven lo que tienes.
-Valentín… -Tatiana lo miró con desesperación-. De verdad no hice nada. Por favor, explícale a la señorita Sagel.
Valentín no apartó la vista de Floriana, quien estaba pálida.
-Floriana, cuando tu madre llegó ayer, sí se molestó con Tatiana -explicó Valentín, tratando de mantener la calma-. Sé que estás preocupada, pero no puedes culpar a gente que no tiene nada que ver.
Floriana soltó una risa sarcástica.
-Valentín, me das asco.
Valentín se quedó atónito, no esperaba que Floriana fuera tan intransigente. Su expresión se volvió más sombría.
Floriana ni siquiera se dignó a mirarlo.
-Tatiana, será mejor que reces para que mi madre esté bien. Si le ocurre algo, te lo haré pagar.
Tatiana frunció el ceño.
Floriana no dijo más, se dio la vuelta y se marchó.
Luna, todavía furiosa, se detuvo antes de salir y le lanzó una última mirada a Valentín.
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-¿Cómo es posible que el Dr. Quijano sea amigo de alguien como tú?
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