Capítulo 95
Floriana tuvo un sueño.
En el sueño, estaba cenando con su madre en una noche festiva.
Su madre la elogió por su habilidad en la cocina.
Floriana sonreía, pero unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
-Mamá…
En la cama grande, Floriana fruncía el ceño, y sus lágrimas empapaban una gran parte de la almohada.
Susurraba sin parar, con las manos apretando firmemente la tela de su pecho, como si el dolor fuera insoportable.
En el sueño, su madre le decía que estaba cansada, que el camino en adelante tendría que recorrerlo sola…
Floriana lloraba pidiéndole a su madre que no se fuera, pero su madre se desvanecía lentamente en la bruma del río, sin importar cuánto la llamara, no regresaba.
-¡Mamá!
Floriana se despertó sobresaltada.
Miró el techo familiar y por un momento se sintió desorientada.
-¡Mamá!
En el pie de la cama, Rafael, quien jugaba con sus juguetes, la vio despertar y dejó todo para subirse a su lado.
-Mamá, ¿tuviste una pesadilla?
Floriana miró a Rafael, y su mente nublada comenzó a aclararse.
Esto era Villa Encanto.
Pero, ¿cómo había llegado allí?
Floriana se incorporó lentamente, frotándose las sienes doloridas.
Recordaba vagamente haber ido al borde del río, e incluso haber cruzado la cerca…
Después de eso, no recordaba nada más.
-¿Mamá? ¿Por qué estás llorando? -preguntó Rafael, tocando su rostro húmedo-. Mientras dormías, también llorabas mucho y llamabas a tu mamá.
Floriana observó a Rafael.
El cuidado en los ojos del niño era genuino.
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Capitulo 95
Sin embargo, cuando Rafael fruncía el ceño, había algo en su mirada que le recordaba a Tatiana.
Al pensar en Tatiana, un fuerte rechazo se apoderó de Floriana.
Apartó suavemente la mano de Rafael, se levantó de la cama y se quitó la cobija.
Apenas logró mantenerse en pie, sintiéndose mareada y débil.
Pero no quería quedarse un segundo más en ese lugar.
Floriana, apoyándose en su cuerpo debilitado, salió del dormitorio principal y comenzó a bajar las escaleras.
-¡Mamá!
Rafael la siguió, agarrando su mano-. ¿Te vas otra vez?
Floriana le dio una rápida mirada y retiró su mano con frialdad.
-Rafael, no me llames mamá nunca más.
Rafael se quedó perplejo.
Floriana se negó a mirarlo de nuevo y continuó bajando las escaleras.
Al llegar al primer piso, se encontró de frente con Valentín, quien llevaba una taza de café en la mano. Al verla, se detuvo un momento y miró a Rafael, que la seguía desde el piso superior.
-¿Te vas? -preguntó Valentín.
Floriana, con una expresión despectiva, no tenía intención de dirigirle palabra alguna.
Por supuesto que quería irse, pero la Villa de los Sueños estaba muy lejos, y durante las festividades era difícil encontrar un carro.
Al salir, estaba tan desorientada que olvidó llevar su teléfono.
Si Luna despertaba y no la encontraba, estaría muy preocupada.
-¡Mamá!
Rafael corrió hacia ella y volvió a agarrar su mano.
-Mamá, ¿no puedes quedarte, por favor? ¡Hoy es un día especial! Mamá, en el pasado siempre celebrábamos juntas, ¿lo olvidaste?
Floriana cerró los ojos, respiró hondo y reprimió las emociones que amenazaban con desbordarse.
Cuando volvió a abrirlos, sus ojos estaban llenos de frialdad.
Retiró su mano y miró a Valentín.
-Si no quieres que tome represalias contra el niño, haz que alguien me lleve a casa ahora.
18:39
Capitulo 95
Valentín frunció el ceño.
-Sé que tengo una responsabilidad en lo que le pasó a tu madre, pero Rafael es solo un niño. Esto no tiene nada que ver con él, y tú no eres de las que descarga su ira en los niños.
-Te equivocas -respondió Floriana, apartando la mano de Rafael-. Su madre biológica es Tatiana. Ya lo dije, si algo le pasaba a mi mamá, lo recordaría tanto a ti como a Tatiana.