Capítulo 265
Josefina había puesto el pequeño pastel en el refrigerador justo después de subir a ducharse, cuando su teléfono empezó
sonar. Era una llamada de Armando y Josefina contestó: “¿Papá?”
Armando dijo: “Acabo de recibir la noticia, tu abuelo Lázaro Frias regresa mañana por la tarde, así que después de clases, enviaré a alguien a buscarte para que vuelvas a casa a cenar. Avísale a tu madre.”
El padre de Armando, Lázaro Frias, trabajaba en el gobierno y estaba tan ocupado que rara vez tenía tiempo para volver a casa durante el año. El día que la Sra. Frias se cayó, Lázaro había regresado a casa de madrugada y se fue antes del amanecer. En aquel momento, con la Sra. Frias aún en el hospital, Lázaro se había tomado un par de días libres especialmente para volver y pasar el Año Nuevo con ella.
Después de escuchar a Armando, Josefina respondió: “Está bien, entendido.”
Al colgar, se dio cuenta de que Armando había dicho “te recogerán“, no “las recogerán“, lo que significaba que Paulina no estaba incluida.
Ella le preguntó a Paulina: “¿Mamá, no vas a volver a comer con nosotros?”
En las visitas anteriores de Lázaro, independientemente de si Armando estaba o no, la Sra. Frias siempre invitaba a Paulina y a Josefina a reunirse en la casa familiar. Debido a la frecuencia de esas invitaciones, incluso Josefina, siendo aún joven, tenía la impresión de que “tu abuelo regresa, vamos a la casa familiar a comer“.
Josefina se dirigió a Paulina con su pregunta, y justo cuando Paulina estaba a punto de responder, Armando se adelantó: “Tu madre tiene compromisos mañana.”
“Está bien.” Dijo Josefina.
Como Josefina había activado el altavoz, Paulina pudo escuchar toda la conversación. Ella se enteró de la vuelta de Lázaro en ese momento, pero ella y Armando estaban en proceso de divorcio.
Su posición en aquel momento realmente no requería que volviera a ver a la familia de Armando. Él, al parecer, también lo pensaba así. Por lo tanto, antes de que ella pudiera hablar, él ya había encontrado una excusa para ella para no volver a la familia Frias.
Armando no se extendió mucho y pronto colgó el teléfono. Al día siguiente, por la tarde, Castulo y el personal técnico clave de su empresa llegaron a La Conquista Comercial para hablar de trabajo. Durante ese tiempo, Castulo había sido muy colaborador en el trabajo, evitándole a Paulina muchos problemas, así que ella se había vuelto más cortés con él. Acababa de llegar y Paulina dejó a un lado su trabajo para recibirlo. Después de más de una hora, el teléfono de Castulo sonó. Era una llamada de Armando. Después de disculparse con Paulina, Castulo salió a contestar la llamada.
No se supo qué le dijo Armando por teléfono, pero después de un silencio de dos segundos, Castulo respondió: “Está bien.” Justo después de dècir eso, Armando añadió: “Mi padre ha regresado, esta noche irá a casa a cenar, así que te molestaré con esto.”
Castulo se detuvo preguntando: “¿Tu padre ha regresado?” Y después de una pausa, preguntó: “¿Cuánto tiempo se quedara esta vez?”
“Un par de días, quizás.”
Colgando el teléfono y regresando a la sala de reuniones, Castulo miró pensativamente a Paulina.
Paulina estaba conversando seriamente con su personal técnico sobre el trabajo, sin notar la mirada de Castulo.
Después de terminar la conversación laboral, y mientras Paulina se levantaba para despedirlos, Castulo le preguntó: “¿Vas a trabajar hasta tarde esta noche?”
Paulina, sin pensarlo mucho, respondió automáticamente: “Sí, aún tengo cosas que terminar.”
Castulo la miró más profundamente. Eso significaba que ella no acompañaría a Armando a la casa de la familia Frías esa noche. Sentía un impulso en su corazón y preguntó: “¿Tienes un momento libre luego? ¿Qué tal si cenamos juntos?” Paulina negó con la cabeza rechazándolo: “No, tengo muchas cosas que hacer, no puedo irme.”
Costulo quería decirle que podía pedirle comida a domicilio.
