Capítulo 271
Los invitados que acababan de llegar y se sentaron frente a la familia Frías aún estaban sorprendidos. Era la primera vez Que veian a Josefina. Al darse cuenta, uno de ellos no pudo evitar decir: “Quién lo diría, la hija de Armando ya es tan grande, ¿eso significa que se casó hace mucho tiempo?”
Aunque últimamente circulaban rumores de que Armando ya tenía hijos, todos pensaban que eran solo habladurías. En aquel momento que la veían con sus propios ojos, se daban cuenta de que era verdad.
Armando tomó un sorbo de su café y dijo: “Sí“..
Los demás, al oír eso, soltaron una risita nerviosa. Aquel día habían llevado a sus hijas con la esperanza de presentárselas a Armando. Si las cosas funcionaban entre ellos, sería perfecto. Pero, para su sorpresa, Armando ya estaba casado. Sus hijas eran hermosas, gentiles y tranquilas, pero después de haber estado sentadas allí por casi media hora, Armando ni siquiera les habia dirigido una mirada. Claramente, Armando no tenía ningún interés en ellas. Tal vez, aunque él no estuviera casado, sus hijas tampoco tendrían ninguna oportunidad.
Por otro lado. Después de haber pasado más de una hora jugando en la sala de videojuegos, Castulo y Estela tuvieron que irse por un asunto.
Paulina, esa mañana antes de salir, había estado trabajando en su tesis. En aquel momento que su tesis estaba casi terminada, planeaba revisar el contenido más reciente más tarde y enviárselo a Jorge para que le echara un vistazo. Si todo estaba bien, podría enviarla para su publicación. Mientras pensaba en eso, jugaba a un juego de realidad virtual, sin darse cuenta de que alguien la había visto salir del cine.
Alicia, al verla jugar sola, soltó una risita despectiva y luego se alejó.
Medio hora después.
Llegó a la lujosa mansión de la familia Lobos.
Subió corriendo las escaleras y, al ver a Rosalinda, se sorprendió y preguntó: “Mamá, ¿no habías quedado en ir de compras con alguien? ¿Cómo es que también estás aquí en casa de la tía?”
“Acabo de volver de las compras.”
Aunque la mansión en la que vivían los Saavedra era bastante buena, no se comparaba ni de lejos con la que Armando había comprado para Beatriz.
Desde que la familia Lobos se mudó a esa mansión, Rosalinda buscaba cualquier excusa para visitarla. Aunque la familia Lobos ya llevaba un tiempo viviendo allí, Rosalinda aún miraba con envidia la costosa decoración de la mansión y Alicia se sentía igual que Rosalinda.
La relación entre los Saavedra y los Lobos siempre había sido cercana. En aquel momento, al igual que su madre, Alicia también visitaba cada vez más a menudo la mansión de los Lobos.
Se sentó como si estuviera en su propia casa y dijo con un aire de misterio: “Mamá, prima, tía, ¿adivinen a quién vi en la sala de videojuegos?”
Mercedez, que estaba sentada frente a una gran ventana leyendo, de inmediato tuvo una idea de quién podía ser. Pero no tenía interés en participar en la conversación. Sin embargo, Rosalinda se mostró interesada: “¿Viste a Paulina?”
“¡Exacto!” Alicia, comiendo papas fritas, dijo con una sonrisa: “Como mi cuñado no la dejó volver con él a la casa antigua de
-iono que quedarse sola jugando en la sala de videojuegos. Ay, esa silueta solitaria, se veía tan triste.“.
