Capítulo 337
Armando volvió a decir: “¿Entonces puedes contactar a la abuela?”
Paulina creía que no había necesidad de pensarlo, la anciana seguramente no estaría de acuerdo en que ella se fuera sin nada. Así que preguntó: “Si no movemos el acuerdo de divorcio, ¿cuándo podríamos ir a recoger el certificado?”
Armando dijo: “Debería ser en este año.”
Apenas era marzo y todavía faltaban varios meses para fin de año. Unos meses, ella podía esperar. Solo que…
Armandole dijo: “¿Tienes alguna otra pregunta?”
Paulina no dijo nada y simplemente colgó el teléfono. Apenas colgó, su celular volvió a sonar. Era una llamada de Castulo.
El dijo que Estela había contraído gripe, y que no podría salir de casa esos días, por lo que el plan que habían hecho para salir ese fin de semana tendría que posponerse. Paulina, al escucharlo, dijo: “No importa, esperemos a que Estela se recupere y lo reprogramamos.” Paulina estaba un poco preocupada por Estela, y añadió: “Si Estelá mejora, avísame.”
Notando su preocupación por Estela, Castulo sonrió y dijo: “Está bien.”
Después de intercambiar algunas palabras más, colgaron la llamada.
Paulina decidió desarrollar un nuevo modelo para el proyecto anterior lo más pronto posible, así que el fin de semana, ella prácticamente se quedó en casa trabajando.
El lunes, Paulina llegó a la oficina, revisó algunos documentos, y cuando vio que era casi la hora, se dirigió a la sala de entrevistas. Al llegar al cuarto candidato, la persona entró, no vio a Jaime y se quedó en la puerta sin entrar, preguntando: “¿Jaime no está?”
Paulina, al oirlo, levantó la vista hacia el y respondió: “No está.”
Tras las palabras de Paulina, el la miró directamente, la evaluó con la mirada y levantó una ceja preguntando: “¿Tú eres Paulina?”
*Si, soy yo‘ Paulina no le preguntó cómo sabía de ella, y pudo intuir su intención: “Él no está ahora, ¿quieres continuar con la entrevista?”
El dudó un momento, la miró, y finalmente se sentó diciendo: “Sigamos.”
Paulina, al ver su actitud despreocupada, le preguntó directamente: “¿Cómo quieres que procedamos con la entrevista?”
Al escucharla, el pareció sorprendido, como si Paulina no fuera el tipo de persona que haría esa pregunta. En ese momento levantó una ceja y preguntó: “¿Puedo elegir cómo hacerlo?”
Paulina respondió “¿Qué tienes en mente?”
Él sacó su computadora del bolso, la manipuló un poco y luego se la pasó a Paulina, mientras él se recostaba en la silla, comiendo un dulce y observándola. Paulina miró la pantalla y notó que era un largo código.
Paulina lo revisó un momento y, sin decir nada, comenzó a hacer modificaciones. No pasó mucho tiempo antes de que ella girara la computadora y dijera: “Listo.”
Él, al escucharla, se levantó distraídamente, y tras echar un vistazo, se quedó pasmado, levantando la cabeza para mírar a Paulina con asombro. El código que él había escrito era de alta calidad. Pero Paulina, en un tiempo sorprendentemente corto, lo había mejorado. Después de sus modificaciones, el código había alcanzado otro nivel en cuanto a eficiencia, plantillas y expandibilidad. ¿Cómo era eso posible? Aunque tener habilidades de programación sobresalientes no lo era todo, nunca había conocido a alguien tan fuerte en ese aspecto.
Emocionado, apoyó las manos en la mesa, inclinándose hacia Paulina con los ojos brillantes mientras le decía: “¿Eres Paulina? Tienes un nombre muy bonito, ¿de qué universidad te graduaste? ¿Cuánto tiempo llevas graduada? ¿Qué proyectos has liderado? ¿Podrías contármelo?”
Se acercó demasiado, y Paulina se echó un poco hacia atrás, aumentando la distancia entre ellos, mientras le preguntaba: “¿Quieres seguir con la entrevista?“,
