Capítulo 401
Entre ellos no habla ni el más mínimo canal de comunicación.
Por supuesto, con tanta gente presente, tampoco tenía sentido platicar de eso con el Dr. Héctor Al fin y al cabo,élye doctor solo se conocían por casualidad, no había ninguna relación cercana entre ellos.
Con una sonrisa forzada, respondió
-Profesor, lo que usted diga.
El Dr. Héctor tenía cierto renombre en el mundo de la 1A en el país.
La familia Lobos y la familia Saavedra también creían que Jaime podría mirar a Mercedez con otros ojos, solo porque era estudiante de doctorado del señor Smith.
Ahora, al escuchar cómo el Dr. Héctor admiraba y valoraba tanto a Mercedez, Alicia miró a Paulina con aire triunfal
Su hermana era la pupila de alguien tan importante como el señor Smith, ¿y Paulina qué?
Comparada con su hermana, Paulina no era nadie,
Beatriz Saavedra y Consuelo Lobos pensaban lo mismo.
Cuando Armando llamó a Mercedez, Beatriz y Pedro Lobos estaban ahí.
Al enterarse de que iban a cenar en ese restaurante, ellos también aprovecharon para llegar.
Sin embargo, su intención no era ir a aprovechar la comida gratis.
En realidad, simplemente querían cenar ahí también.
Cuando el Dr. Héctor supo que eran familiares de Mercedez, los invitó a unirse a la cena.
Después de invitarlos, le preguntó a Jaime:
-Señor Burgos, ¿no sé sí…?
Jaime miró a Paulína.
Paulina no le dio importancia.
El Dr. Héctor era un señor mayor, así que Jaime decidió no hacerle un desaire.
Por dentro, Jaime se rio para sí, pero en la cara sonrió y contestó:
-El que invita es el señor Armando. Si a él no le molesta, por mí no hay problema.
El grupo entró al salón privado.
Paulina se sentó junto a Jaime.
Al sentarse, Teófilo ocupó el otro lado de Paulina.
Mercedez quedó entre Armando y el Dr. Héctor.
Después de un rato de plática, el Dr. Héctor empezó a conversar con Mercedez sobre Kiewit Smith.
Apenas llevaban unos minutos cuando el celular de Mercedez sonó con una notificación.
Al ver el mensaje más reciente, Mercedez sonrió y le dijo al Dr. Héctor:
–[La revista Al Latam acaba de publicar su nueva edición.]
En efecto, la nueva edición de la revista Al Latam había salido ese mismo día.
No era noticia nueva para casi nadie ahí; salvo por Beatriz, Alicia, y otros miembros de la familia Saavedra y la familia Lobos,
todos los presentes solían estar atentos a los lanzamientos de las principales revistas de IA.
Así que, en realidad, no era necesario que Mercedez lo mencionara, ya todos lo sabían.
Por supuesto, lo que Mercedez quería decir iba más allá.
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Capitulo 401
Se dirigió al Dr. Héctor y le dijo:
-Mi asesor de doctorado, el señor Smith, es revisor de esta edición. Justo me mandó mensaje para decirme que hay un artículo que sobresale mucho, que vale la pena que todos lo leamos y reflexionemos sobre él.
Sus palabras captaron de inmediato la atención de todos, incluida Paulina y Jaime.
El Dr. Héctor tampoco fue la excepción.
Con el prestigio que tenía Kiewit Smith en el campo de la IA, si él recomendaba tanto un artículo, era porque de plano no era cualquier cosa.
Preguntó:
-¿Cuál es?
Mercedez, con el celular en mano, leyó el título del artículo que le había mandado Kiewit Smith.
Todos los demás se quedaron memorizando el título en silencio.
Al escuchar el nombre del artículo, Jaime alzó las cejas con una sonrisa y volteó a ver a Paulina.
Paulina solo sonrió y dio un sorbo a su bebida.
La nueva edición de la revista Al Latam, tanto en versión impresa como digital, se había publicado al mismo tiempo en todo el mundo.
Un artículo tan recomendado por Kiewit Smith, el Dr. Héctor ya se moría de ganas de buscarlo en Internet para echarle un ojo.
Pero, como seguía en la reunión, no le quedó de otra que aguantarse un poco.
Aunque no pudo evitar comentar:
-Por lo que se escucha, debe estar centrado en el mecanismo de atención.
Mercedez asintió:
-Así es.