Capítulo 423
-No, gracias. Ya comí.
A decir verdad, su confesión había sido bastante conmovedora.
Pero-
En el fondo, ella había contestado la llamada de Tito precisamente para poder dejar las cosas claras una vez más.
Con voz seria y firme, le dijo:
-De verdad te agradezco que me gustes, pero como tú mismo dijiste, ahora no tengo intenciones de empezar una nueva relación. Así que, lo siento, y por favor, no me esperes.
Cuando terminó de hablar, notó que Tito Jacobo quería decir algo más. Dudó un segundo, pero terminó colgando la llamada.
Se quedó ahí, con el celular en la mano, sintiendo el corazón hecho un lío.
Después de un rato, esbozó una sonrisa amarga, dio media vuelta y regresó al privado.
Había pasado un buen rato hablando por teléfono.
Jaime Burgos, que ya sospechaba por qué Tito le había llamado, estaba que se moría de curiosidad por saber qué había pasado entre ellos.
Al ver que ella había estado tanto tiempo hablando con Tito, sus sospechas solo crecieron.
En cuanto la vio regresar, se acercó bajando la voz y preguntó:
-¿Y entonces? ¿Qué tienes con Tito?
Paulina Romo bajó la mirada, tomó un sorbo de limonada y contestó con tranquilidad:
-Nada, en serio.
Jaime la entendió al vuelo:
-¿No es buen momento para platicar? No importa, luego me cuentas.
Paulina solo suspiró y prefirió no decir nada.
Teófilo Cruz estaba aún más inquieto que Jaime.
Cuando Paulina salió a contestar la llamada, él también se quedó esperando su regreso.
Ni idea de quién era Tito. Mientras esperaba, le mandó un mensaje a un amigo para averiguar qué onda con ese tal Tito.
Como todos se movían en el mismo círculo, su amigo sí conocía a Tito y, en cuanto supo que Teófilo quería saber sobre él, se apresuró a darle toda la información.
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Capitulo 423
Justo cuando Paulina regresó al privado, su amigo terminó de explicarle todo. Y no pudo evitar
escribirle curioso:
[¿Y tú por qué preguntas de repente por Tito?]
Como no escuchaba lo que platicaban Paulina y Jaime, Teófilo apartó la vista para responder:
[Por nada.]
Armando Frías también la miró en cuanto Paulina regresó al privado.
Pero solo fue una mirada rápida; enseguida sonrió y siguió platicando con los demás.
Paulina, ajena a las miradas de Armando y Teófilo, tampoco se percató de sus reacciones. Después de decirle unas palabras a Jaime, se sumó a la plática con el profesor Torres y los
otros.
Al poco rato, el señor Torres, que estaba sentado junto a Armando, quiso hacerle una consulta profesional a Paulina.
Ella se acercó a su lado justo cuando Armando estaba mandando un mensaje.
El señor Torres se puso de pie y pidió a alguien que le hiciera un espacio.
En ese movimiento, sin querer, el señor Torres empujó el celular de Armando y este cayó al suelo. Paulina, sin saber de quién era, lo recogió y, mientras se lo pasaba al señor Torres, notó en la pantalla la conversación entre Armando y Mercedez Lobos.
Al darse cuenta de que era el celular de Armando, apartó la mirada y trató de dejar el celular donde estaba.
Pero Armando ya había extendido la mano hacia ella, mirándola directo:
-Es mi celular, gracias.
Paulina no tuvo más remedio que entregárselo.
Después de eso, no le dirigió palabra y se sentó junto al señor Torres.
כ : ם
Unos veinte minutos más tarde, la cena por fin terminó.
Paulina se levantó, lista para salir con los demás del privado.
Justo en ese momento, la puerta del privado de enfrente también se abrió.
Jaime murmuró, indignado:
-Mira nada más, seguro se pusieron de acuerdo.
Con eso, daba a entender que Armando y Mercedez habían planeado salir juntos.
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Capítulo 423
Paulina, al recoger el celular de Armando, había alcanzado a ver parte de su conversación con
Mercedez.
Tal como Jaime insinuaba, en efecto habían quedado en irse juntos.
Teófilo se apresuró a alcanzar a Paulina. Ella, pensando que quería decirle algo, le preguntó
-¿Qué pasa?
Teófilo, al notar que ella nunca había entendido sus sentimientos, había querido ir despacio y
acercarse poco a poco.
Pero ahora, viendo cómo estaban las cosas, supo que no podía seguir esperando.
Aun así, el momento no era el más adecuado para hablar.
-Nada, no te preocupes -respondió.
Armando, al ver a Teófilo acercarse a Paulina, solo echó un vistazo y enseguida volvió la mirada hacia Mercedez, que acababa de salir del otro privado.
Paulina y Jaime no querían cruzar miradas con la familia Lobos ni con los Saavedra, y tampoco les interesaba saber qué tan cercanos eran Armando y Mercedez, así que se adelantaron y salieron primero.
Ya abajo, como Armando y Mercedez tenían algo de trabajo pendiente, platicaron un rato y luego se subieron al carro y se marcharon.
Al recordar que Paulina se había ido con Jaime y Teófilo, ya en el carro, la abuela Saavedra
comentó:
-La muchacha que iba con Jaime, además de él, ¿no estaba también el heredero de los Cruz? Si entre ellos llegara a pasar algo, seguro afectaría la relación de Paulina con Jaime, ¿no creen? Los de la familia Lobos también sabían lo de Mercedez y Teófilo.
Pero apoyaban la decisión de Mercedez de elegir a Armando en vez de a Teófilo.
Después de todo, comparado con Teófilo, Armando tenía mucho más éxito en su carrera, y además, estaba dispuesto a hacer mucho más por Mercedez.
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